Se habla del cambio climático a toda hora y en todos sitios. Sin embargo, pocas veces encontramos toda la información sobre este asunto y sus consecuencias bien explicada.
Al menos, de forma comprensible y con rigor científico. Esto es lo que pretende la meteoróloga Isabel Moreno, conocida también por haber sido presentadora del tiempo en televisión, con el libro ‘Cambio climático para principiantes’.
En esta entrevista, Isabel Moreno arremete contra los negacionistas del cambio climático. También avisa de lo que está por venir y aborda los efectos que para España puede tener la crisis climática y lo que, a título individual, podemos hacer para frenar su avance.
– Un libro sobre el cambio climático para principiantes. Con el bombardeo de información que hay sobre este tema, parecía que ya estábamos al tanto del problema que se nos viene encima.
Es verdad que hay bastante información al respecto en internet. Y en la televisión cada vez aparece más. Pero, ¿realmente estamos al tanto del problema que tenemos encima y todos los aspectos que están cambiando? A veces cuesta encontrar exactamente en qué consiste el cambio climático, qué estamos viendo y qué podemos esperar, y este libro es un resumen de esas bases.
– Usted dice que las evidencias científicas sobre el cambio climático y sobre su origen humano son masivas. Entonces, ¿por qué existen aún negacionistas?
[Risas]. Al igual que aún existen personas que creen que la Tierra es plana, que la evolución no existe o que el ser humano no ha llegado nunca a la Luna… Algunos sectores negacionistas no van a cambiar su opinión por mucha evidencia que se muestre frente a sus ojos. A mí me resulta más preocupante el sector mayoritario que, pese a conocer las causas, continúa casi inmóvil.
“Algunos sectores negacionistas no van a cambiar su opinión por mucha evidencia que se muestre”
– Asegura en el libro que los cambios en el clima se producen de forma muy gradual y que a veces no hay consenso científico sobre esas alteraciones. ¿Es esa la madera a la que recurren los defensores del no?
Como bien señalas, es la ‘madera’ a la que se agarran algunos sectores para negar la evidencia. Pero, al igual que en el libro cuento que eso ha ocurrido de forma natural desde hace miles de años y que en algunos casos aún no hay consenso del motivo, también cuento por qué no es comparable el cambio climático actual con los de hace miles y miles de años. Y cómo podemos estar seguros de que el ser humano está tras él.
– ¿Qué pruebas claras hay de que este cambio climático que vivimos no es, como los anteriores, un ajuste de la naturaleza, sino un producto de nuestra civilización industrial?
Uf, ¿cómo te quedas si te digo que a lo mejor no encontramos ninguna herramienta para convencer a algunos negacionistas? No hay una, sino muchas evidencias que apuntan al ser humano como responsable del cambio climático actual. Como he comentado, a veces este sector no cambia su opinión por mucha ciencia que tengan delante.
Algunos negacionismos se explican por cuestiones psicológicas, sociales… Para otro porcentaje, el que surge por mero desconocimiento de la materia, podemos mostrar algunas de las pruebas que aparecen en el libro. Como lo rápido que ha aumentado la cantidad de CO2 en la atmósfera en los últimos años en comparación con los últimos miles e incluso tres millones de años. O que ese CO2 tiene la huella del ser humano por diferentes motivos. Los modelos climáticos son capaces de mostrarnos la evolución del clima actual y cómo hubiera sido quitando la variable humana.
– Los Acuerdos de París pretenden limitar la subida de la temperatura en el planeta a 2 ºC o a 1,5 ºC, si es posible, con respecto a los niveles preindustriales. Son los límites para que no se desaten procesos difíciles de revertir. ¿Vamos camino de conseguirlo?
No. De hecho, hace unos meses hubo una serie de informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en concreto de la Organización Meteorológica Mundial, bastante duros al respecto. En alguno se llegaba a decir que no existe vía creíble actualmente para limitar la subida de temperatura a 1,5ºC a final de siglo y que con los compromisos actuales subiría más de 2,5ºC. Eso sí, en esos informes también se indicaba que aún estamos en situación de cambiar ese futuro, aunque las medidas deben tomarse ya.
“Esto va mucho más allá de aspectos meramente climáticos. Nos afecta en nuestra salud, en nuestra economía y en nuestro día a día”
– ¿Cómo está afectando el cambio climático a España? Parece que aquí la gran amenaza es la desertificación del país y la repetición de olas de calor.
Efectivamente, el aumento de temperaturas y del riesgo de sequía son algunas de las grandes amenazas que tenemos y de las que más se habla. La Península Ibérica y el archipiélago balear están muy cerca del desierto del Sáhara, que se está expandiendo y engulléndonos. Aunque, ojo, en la desertificación de nuestro país no solo influye el clima, sino también cómo estamos tratando el suelo.
Los veranos ahora son cinco semanas más largos que hace 40 años, estamos viendo incendios forestales más voraces… Pero no es lo único. También sufrimos los efectos de un mar Mediterráneo cada vez más caliente. Eso ayuda a que las temperaturas nocturnas en las costas se mantengan muy elevadas y a hacer más intensas algunas lluvias que afectan a esas regiones.
También está por ver hasta qué punto la atmósfera en nuestras latitudes va a permitir que nos afecten más sistemas tropicales o subtropicales. O hasta qué punto empezamos a vernos afectados por flora y fauna que no solía habitar aquí, como algunos mosquitos que transmiten enfermedades. Y aquí está la clave de tu pregunta: esto va mucho más allá de aspectos meramente climáticos. Nos afecta en nuestra salud, en nuestra economía y en nuestro día a día…
– ¿Cuáles son ahora mismo los escenarios más preocupantes que plantea el cambio climático?
Evidentemente, cuanto más suba la temperatura, más procesos se pondrán en marcha. Y más difícil será revertir algunos y más fuertes serán los efectos del cambio climático en general. Pero te voy a devolver una pregunta: ¿qué consideramos preocupante o más preocupante? Porque la situación que tenemos ahora lo es. Recordemos que las olas de calor de este verano han supuesto la muerte de decenas de miles de personas en Europa…
“Las famosas recomendaciones de separar nuestros residuos o utilizar luces LED tienen una capacidad de mitigación muy pequeña”
Y, a nivel económico, algunos cultivos se han visto mermados por dicho calor, por la falta de lluvia y precipitaciones intensas. No creo que tengamos que irnos a escenarios catastróficos cuando lo que tenemos en la actualidad ya es suficiente como para actuar (¡y evitar esos escenarios!).
– ¿Confía en la tecnología para hacer frente al cambio climático o apuesta más por un cambio en los hábitos de consumo y en el decrecimiento? En otras palabras, ¿es tecnoentusiasta o está más con aquellos que dicen que hay que vivir con menos?
Tengo un tecnooptimismo bastante moderado y me inclino mucho más por el segundo grupo que planteas. En primer lugar, tenemos que partir de la base de que la tecnología nunca ha estado tan avanzada como en los últimos años, que está ayudando en algunos aspectos. Y, simultáneamente, las concentraciones de gases de efecto invernadero nunca han sido tan elevadas como en la actualidad.
Sin embargo, es esperable que la tecnología siga avanzando y nos ayude aún más con técnicas nuevas. De hecho, tal como cuento en el libro, algunas proyecciones de cambio climático contemplan que algunas tecnologías que no son maduras en la actualidad (como la captura de carbono) sí lo serán en algún momento y las necesitaremos para lograr algunos objetivos. Pero no nos engañemos. Para lograr los objetivos del Acuerdo de París nos quedan muy pocos años de margen. La tecnología por sí sola no está a la altura para conseguirlo. Y si lo estuviera, tendría que aplicarse a niveles mastodónticos.
Pero, además, es que ni la ciencia ni la tecnología solas van a lograr mitigar la crisis climática ni adaptarnos a ella. Necesariamente tiene que haber cambios más profundos que afectan a los hábitos de consumo, a nuestra relación con el planeta (porque no podemos utilizar recursos infinitamente). Y, sí, tenemos que redefinir incluso lo que consideramos crecimiento o prosperidad, por muy duro que suene. De hecho, yo creo que los enfoques políticos, económicos y sociales son mucho más poderosos que los tecnológicos, ¡y más fáciles de implantar en la actualidad!
– En el libro mantiene que tenemos que implicarnos todos en la lucha contra el cambio climático. ¿Qué podemos hacer en nuestro día a día para reducir significativamente nuestra huella de carbono?
Aunque nos pueda sorprender, las famosas recomendaciones de separar nuestros residuos o utilizar luces LED tienen una capacidad de mitigación muy pequeña comparada con otras acciones. ¡Ojo! Es muy importante hacerlo, por supuesto que sí, pero sin perder el foco de que otras cuestiones relacionadas con cómo nos desplazamos o la forma en la que gestionamos nuestra alimentación tienen una huella muchísimo mayor.
De todas formas, siempre no podemos buscar una especie de checklist definitiva con acciones que podamos ir tachando para mitigar por completo el cambio climático. Porque en algunos casos hay cuestiones que se escapan de nuestro rango de acción o son difíciles de conseguir, como, por ejemplo, elegir de dónde viene la energía que estamos consumiendo.
“En muchos momentos he tenido ecoansiedad, sobre todo pensando en mi hija. Es fácil tener este sentimiento”
Podremos reducir nuestro consumo energético, sí, pero hasta cierto punto. Y en muchos casos no podemos controlar desde qué fuente se está generando esa energía. No vamos a resolver el cambio climático únicamente sustituyendo una forma de obtener la energía por otra.
En el libro dedico un capítulo a qué podemos hacer en nuestro día a día, haciendo énfasis también en que, desde nuestras casas, tenemos el poder de pedir a quien corresponda que nos ponga las cosas fáciles. Nuestras acciones sumadas pueden tener un gran peso y, además, debemos tener en cuenta que ninguna acción climática será posible si la ciudadanía no se suma a ella.
– ¿Ha vivido momentos en su vida de ecoansiedad? Con tantos datos, y algunos tan negativos, lo más lógico sería caer en el derrotismo.
Muchos… Sobre todo, pensando en mi hija. Es fácil tener este sentimiento si pensamos en el impacto que tiene cada acción que llevamos a cabo.También podemos caer en la excusa de que otras personas tienen uno mucho mayor. Y así decidir no actuar porque, total, nuestra contribución es insignificante. Y ya ni te cuento si le sumamos el hecho de que algunos aspectos no tienen vuelta atrás. Pero nuestra contribución bien enfocada puede marcar una gran diferencia y todavía tenemos margen para mantener muchos aspectos del mundo tal y como los conocemos, aunque otros ya se hayan perdido.
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