La prohibición que existe en todo el mundo para el uso de productos químicos que causaron la aparición de un agujero en la capa de ozono sobre el Antártico está teniendo un efecto positivo. Expertos de la ONU ya detectan síntomas de recuperación de esta zona de la atmósfera.
un grupo de expertos respaldado por las Naciones Unidas, que se ha presentado en la 103ª reunión anual de la Sociedad Meteorológica de los Estados Unidos.
La capa de ozono está en camino de recuperarse en los próximos cuatro decenios y la eliminación progresiva a escala mundial de las sustancias químicas que agotan la capa de ozono ya contribuye a la mitigación del cambio climático. Esta es la conclusión del informe deSegún el documento, del que da cuenta la AEMET, si se mantienen las políticas actualmente en vigor, para 2066 la capa de ozono en la Antártica se habrá recuperado a los niveles que tenía en 1980. En el Ártico, la recuperación se producirá más rápidamente, en 2045, mientras que en el resto del mundo será en 2040.
Más capa de ozono, menos calentamiento global
El Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal señala en su informe que el 99 % de las sustancias prohibidas han dejado de ser utilizadas, lo que está permitiendo la recuperación de la ozonosfera.
Según el Grupo de Evaluación Científica, esta recuperación debería contribuir a evitar entre 0,3 y 0,5 °C de calentamiento global de aquí a 2100.
«La capa de ozono se está recuperando, lo que es una fantástica noticia. Nunca se destacará lo suficiente hasta qué punto el Protocolo de Montreal ha contribuido a la mitigación del cambio climático. En los últimos 35 años, el Protocolo se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente», señaló Meg Seki, Secretaria Ejecutiva de la Secretaría del Ozono del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en declaraciones recogidas por SINC.
éxito del protocolo de montreal
El ozono es un gas compuesto por tres átomos de oxígeno que se forma en las capas más altas de la atmósfera por efecto de la radiación ultravioleta. En concreto, en la estratosfera, a entre 10 y 40 kilómetros por encima de la superficie terrestre.
Este gas forma una fina capa de color azulado que nos protege de los efectos nocivos de los rayos solares. Sin ella, estaríamos más expuestos a la radiación ultravioleta, que puede provocar desde lesiones en la piel hasta cáncer. Algunos han comparado la capa de ozono con una gigantesca protección solar para el planeta.
El ozono constituye una parte muy pequeña de la atmósfera, pero su papel es fundamental para garantizar la vida de los ecosistemas terrestres. Por ello, cuando en la década de los ochenta se detectó un agujero, se activaron todas las alarmas. El manto gaseoso se estaba debilitando sobre la Antártida, y era necesario frenar esa tendencia.
No se tardó en constatar que el origen del problema estaba en la emisión de gases químicos a la atmósfera. Concretamente, de clorofluorocarbonos (CFC), sustancias muy comunes que se usaban en los aerosoles y refrigerantes, como los aparatos de aire acondicionado, y cuya presencia en la atmósfera impide la correcta formación del ozono.
La comunidad internacional comenzó una colaboración sin precedentes en 1987 para encontrar soluciones a este problema en el llamado ‘Protocolo de Montreal’. El anuncio de los expertos de la ONU es fruto de esta iniciativa. Un suspiro de alivio se escucha de punta a punta del planeta.