El uso de la cápsula de café es una tendencia al alza en el mercado europeo que representa el 23% del consumo de café en los hogares. Según un informe de la Asociación Española del Café (AECafé), en España, el consumo de café en cápsulas representa el 16% respecto al total de café consumido.
Sin embargo, las cápsulas de café implican una compleja gestión de residuos porque además de su pequeño tamaño, suelen contener plástico, aluminio y restos orgánicos, que dificultan su proceso de reciclaje y suponen un importante impacto ambiental.
A todo ello, se suma la preocupación de la Comisión Europea por los residuos que amenazan los ecosistemas marinos y que se refleja en las tendencias de envase, actualmente condicionadas por la Agenda 2030 y la Directiva europea que prohíbe el plástico de un solo uso y la Agenda 2030.
La empresa Coffee Productions ha asumido el reto que supone combinar la seguridad y la calidad de sus productos en cápsulas, con una gestión más sostenible de estos residuos. El gerente de la compañía, Alberto Forteza, ha explicado que su objetivo «es elaborar con compromiso y dedicación, una amplia gama de productos de calidad comprometidos con el entorno, ya sea en el ámbito medioambiental o en el relacionado con la salud». AINIA ha colaborado con Coffee Productions en el desarrollo de una cápsula de café de alta barrera al oxígeno, compostable y biodegradable en el mar.
Innovación para lograr una cápsula de café sostenible
En los estudios realizados para la obtención de este prototipo, la cápsula ha alcanzado una biodegradación en el mar del 30% en nueve meses. En condiciones de compostaje industrial, este tiempo se reduce a poco más de un mes. Por un lado, es una cápsula industrializable que cumple con la función barrera de conservar la vida útil del café, y por otro lado, respeta los requisitos de compostabilidad y biodegradación marina.
El prototipo desarrollado tiene entre sus componentes polihidroxialcanoato (PHA), un biopolímero producido por bacterias por fermentación del azúcar o lípidos. La aplicación más conocida de estos biopolímeros es la fabricación de botellas desechables, bolsas y otros productos de un solo uso como pañales, servilletas, vasos y cubiertos.
Biodegradación en el mar
Para analizar la biodegradación de estas cápsulas, AINIA ha contado con la colaboración del Grupo de Polímeros y Materiales Avanzados de la Universitat Jaume I de Castellón (UJI), coordinado por el profesor Luis Cabedo, que ha analizado su descomposición en el medio marino simulado y real, y han comprobado que «en nueve meses de inmersión marina, las cápsulas han perdido en torno al 30% de su peso, de una manera segura, lo que hace prever que desaparezcan completamente en aproximadamente tres años».