Casi todos los lectores conocen las maratones, las carreras de Fórmula 1 y Fórmula E e incluso las de drones. Si algo puede moverse, probablemente haya una disciplina para ver quién lo hace más rápido. Pero hay un tipo de vehículo que ha pasado desapercibido en las competiciones: el submarino.
En efecto, hay carreras de submarinos, competiciones altamente tecnificadas donde se lucha por bracear agua más rápido que el contrincante. Lejos de ser tan solo un pasatiempo, esta disciplina deportiva impulsa la ciencia en distintas ramas del conocimiento. ¿Te vienes a la competición europea Subrace?
¿En qué consiste una carrera de submarinos?
Aunque puede parecer trivial, las carreras de submarinos son más complejas de lo que parece. La Subrace es una competición con tantas reglas que decir “submarinos corriendo por llegar primero” se queda tan corto como decir “coches corriendo por llegar primero” para describir la F1.
Para empezar, en la actualidad se trata de una carrera para equipos de estudiantes universitarios. Son ellos quienes diseñan, construyen y compiten con su submarino de propulsión humana. Por supuesto, la velocidad es clave. Sin embargo, otros factores influyen en la puntuación final:
- El submarino debe estar pilotado por una única persona, que debe caber en su interior. Ahogarse queda prohibido, claro.
- La propulsión ha de venir dada por este buzo durante la carrera. Es decir, nada de motores, baterías y otros sistemas de propulsión.
- Puntúa la flotabilidad y direccionalidad del submarino, así como la velocidad alcanzada.
- Resta una mala maniobrabilidad, que la nave salga a flote o que toque suelo y paredes de la piscina, entre otros.
En la elSR, es así como se llama este tipo de competición, cada submarino compite de forma individual y en formato de uno en uno. En parte porque la QinetiQ’s Ocean Basin (la gigantesca piscina donde se realizan las pruebas en Reino Unido) es limitada. Pero también para prestar toda la atención que cada equipo se merece. Algo parecido ocurre en competiciones como el patinaje artístico o el lanzamiento de jabalina.
¿Por qué es importante esta competición?
Las carreras de submarinos tienen un alto componente físico porque es un submarinista el que propulsa la nave. Sin embargo, su diseño y construcción requiere de habilidades técnicas de ingeniería. A medida que diseñan y construyen el vehículo, los estudiantes aprenden sobre fluidodinámica, fabricación, prototipado y trabajo en equipo, entre otras disciplinas.
Todo comienza, si se quiere ganar, en el diseño por ordenador de un submarino mediante métodos CAD. Existen numerosos programas de ingeniería capaces de simular propiedades de velocidad como las que aportan los túneles de viento. Gracias a ellos se puede optimizar la forma de la nave.
Por ejemplo, un submarino con la proa recta como un cilindro ofrecerá demasiada resistencia al avance. Si cambiamos esta punta por la cabeza de un pez espada, ganaremos velocidad pero perderemos maniobrabilidad. El diseño de tipo gota o forma de pez suele ser el elegido, pero su forma final variará para optimizarla al avance del buzo, que a su vez depende del diseño. No es fácil.
Una vez diseñado, es necesario prototiparlo para realizar pruebas. Es decir, construir una maqueta a escala y comprobar que aquello que parece cumplirse en el ordenador funciona de verdad. A veces hay que volver a la fase de diseño. Toda la competición está orientada a potenciar las posibilidades de las carreras STEM.
La construcción es posiblemente uno de los aspectos más difíciles del proyecto. ¿De dónde saco una cubierta de fibra de carbono? ¿Cómo construyo un frontal que me permita ver a dónde voy? Los estudiantes necesitan buscar financiación, empresas que los esponsoricen y fabricantes que lleven a cabo sus diseños. En otras palabras, salir de la cuna protectora de la universidad al mundo real.
La historia tras un submarino de carreras
Todos los ejemplos son muy bonitos, pero destacamos la evolución de la nave WASUB (I-VI arriba) de la Universidad de Delft. Su historia está muy bien documentada desde que en 2003 el primer equipo de 20 estudiantes diseñase este modelo. Fue para la octava convocatoria de la Subrace.
Los WASUB V y VI ganaron sus respectivas competiciones, y el WASUB VII (abajo) quedó segundo en la decimocuarta edición. El equipo de ingenieros, que ha ido variando año tras año con nuevas incorporaciones, lleva más de 15 trabajando en la competición y es muy activo en redes sociales.
No es para menos. WASUB no es solo un nombre o una marca. Se ha convertido en una familia y el estandarte de la Universidad de Delft. Son la prueba de que estudiantes que aún no han terminado la carrera tienen mucho que ofrecer en materia de innovación tecnológica.
En julio de 2018 la WASUB VIII competirá por el podio mundial, y ya ha recibido su bautizo.
En Nobbot | El primer dron profesional de uso submarino ‘low cost’ está hecho en Murcia
Imágenes | Subrace.eu