Los océanos ocupan el 70% de la superficie terrestre, con profundidades que, en algunos puntos, alcanzan los 11 kilómetros de profundidad. El total de área cubierta por agua marina es de 360 millones de kilómetros cuadrados. Así pues, no extrañan las dificultades del ser humano para desvelar sus secretos.
Solo una mínima parte del océano ha sido explorado y hoy conocemos mejor la superficie de Marte que el suelo marino. Es cierto que la parte de su superficie ha sido mapeada, pero con una resolución que, ni por asomo, se asemeja a la alcanzada por las imágenes que tenemos del planeta rojo. El caso es que, a pesar de los avances en el desarrollo de vehículos submarinos, podemos decir que solo hemos mojado la uña del dedo meñique de nuestro pie en el vasto mar de nuestra ignorancia sobre el medio oceánico.
corre, medusa, corre
Ahora, investigadores del Instituto de Tecnología de California y la Universidad de Stanford están tratando de encontrar aliados en esta aventura en las medusas luna. Los científicos han equipado a algunos de estos animales con una especie de control remoto para dirigir su forma de nadar por el agua, sujetándolo a la parte inferior de su sombrilla. Cuando está activa, la prótesis estimula los músculos de las medusas con un pulso electrónico regular.
Para no impactar demasiado en el movimiento natural de la medusa, han introducido la electrónica del dispositivo en un cilindro de dos centímetros de ancho, con un sistema de flotadores y pesas que permiten mantener el sistema flotando de forma neutra sin obstaculizar el movimiento natural del animal.
una red de medusas para investigar el cambio climático
«Solo se ha explorado entre el cinco y el 10 por ciento del volumen del océano, por lo que queremos aprovechar que las medusas ya están en todas partes para dar un salto con respecto a las observaciones en barco, que son limitadas en número debido a su alto costo«, dice John Dabiri, uno de los autores del trabajo.
«Si podemos encontrar una manera de dirigir estas medusas y también equiparlas con sensores para medir parámetros como la temperatura del océano, la salinidad, los niveles de oxígeno, etc., podríamos crear una red oceánica verdaderamente global de medusas que cuestan unos pocos dólares«, añade. Con esta red de medusas se podrían realizar mediciones más exhaustivas sobre el impacto del cambio climático en los océanos.
Las medusas biónicas tendrían varias ventajas sobre barcos y robots submarinos. Primero, pueden sobrevivir durante años, alimentándose a sí mismas. Aunque la prótesis necesita una batería, debido a que su función es simplemente estimular los electrodos y no alimentar un motor, las versiones futuras podrían ser más pequeñas.
Otra ventaja es que las medusas luna ya viven en los océanos de la tierra, a una variedad de temperaturas y profundidades. “La prótesis electrónica sería vulnerable en zonas profundas, pero es más fácil reforzar ese pequeño componente que construir una máquina destinada a explorar las profundidades marinas”, explica Dabiri a Scientific American.