No es el más brillante ni el más espectacular. Sin embargo, tiene muchas cosas que lo hacen único. Por eso, pensar en cometas nos lleva siempre a recordar el Halley.
Es un viejo conocido de la humanidad; es un cometa que da una vuelta al Sol cada 75 años. Es decir, una buena parte de las personas que han vivido alguna vez sobre el planeta lo han podido ver, al menos, una vez. Los más longevos, incluso dos. Halley es, además, visible a simple vista cada vez que pasa cerca de nuestro planeta, lo que lo ha convertido en el cometa mejor documentado a lo largo de la historia.
Además, fue el primer cometa cuya aparición en el firmamento fue anticipada con precisión. En 1705, el astrónomo inglés Edmond Halley, que había podido ver el paso del cometa en 1682, predijo que el astro volvería a ser visible en 1758. Acertó, marcando un hito en la historia de la astronomía y cediéndole su nombre a uno de los cuerpos celestes más famosos del mundo.
Índice
¿Qué es el cometa Halley? Origen y características principales
Además del apellido del célebre astrónomo, Halley lleva otro nombre, 1P.
- La pe es de periódico. Es decir, indica que es un cometa que se deja ver desde la Tierra cada 200 años o menos.
- El 1 es porque fue el primero con el que se comprobó que estos cuerpos celestes podían ser periódicos. Hasta el siglo XVIII, la mayoría pensaba que cada pase por el firmamento se trataba de un cometa distinto.
Tal como explican desde la NASA, 1P/Halley es un cuerpo alargado de unos 15 kilómetros de largo por ocho de ancho. También, uno de los objetos más oscuros y menos reflectantes del sistema solar, ya que refleja solo el 3 % de la luz que incide sobre él. Sin embargo, la cosa cambia cuando se acerca al Sol. Entonces, despliega su coma y su cola y se vuelve más brillante, ganando protagonismo en el cielo nocturno. Se estima que con cada aproximación pierde de uno a tres metros de material de su superficie.
De hecho, es también el primer cometa con el que se pudo verificar la teoría de la bola de nieve sucia formulada por Fred Lawrence Whipple en 1950. Señala que un cometa es un núcleo rocoso mezclado con hielo y gases que, en la cercanía del Sol, se evaporan y se separan del núcleo. Así se forma la coma, una especie de atmósfera tenue alrededor del cuerpo y la famosa cola. Esta teoría se pudo probar gracias a la visita de la sonda Giotto de la Agencia Espacial Europea (ESA) a Halley en 1986, la última vez en que el cometa pasó cerca de la Tierra.
Composición de Halley
La aventura de Giotto, la primera sonda en acercarse a un cometa, permitió además conocer en detalle su composición gracias a la gran cantidad de micropartículas que impactaron en la nave. Así, el núcleo del cometa está formado, sobre todo, por carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, además de magnesio, silicio y hierro. De acuerdo con la ESA, las proporciones de oxígeno y carbono en Halley son similares a las del Sol. Lo que significa que el cometa está formado por algunos de los materiales más inalterados del sistema solar y lleva viajando a través de él desde sus orígenes.
La órbita del cometa Halley
El Halley gira alrededor del Sol en dirección opuesta a la de la Tierra y el resto de planetas del sistema. Además, en un plano inclinado de 18 grados con respecto a la órbita terrestre. Tiene una órbita muy elíptica. En su perihelio, el punto de la órbita más cercano al Sol, se queda a ‘solo’ 88 millones de kilómetros de nuestra estrella, en un punto entre las órbitas de Mercurio y Venus. En su afelio, el punto más lejano, viaja hasta los 5200 millones de kilómetros del Sol. Casi la distancia media a la que está Plutón.
El período de su órbita es, en promedio, 76 años terrestres, variando entre 74 y 79. Cada vez que el cometa completa uno de estos giros, alcanza el sistema solar interior, se acerca al Sol y su núcleo arroja hielo y rocas al espacio. Estos escombros, además de formar su cola, permanecen girando en la órbita del cometa. Cuando la Tierra se cruza con ella dos veces cada año, este polvo da forma a dos lluvias de meteoritos bastante débiles: las Eta Acuáridas en mayo y las Oriónidas en octubre.
Además, la órbita de Halley sugiere que este no siempre ha sido un cometa de periodo corto. Sino, más bien, uno de período largo cuya órbita fue poco a poco perturbada por la gravedad de los planetas gaseosos gigantes como Júpiter y Saturno y redirigida hacia el sistema solar interior. De ser así, se habría formado con mucha probabilidad en la llamada nube de Oort, una región en los confines del sistema, a entre 20 000 y 50 000 unidades astronómicas del Sol. Es decir, entre 3 y 7 billones de kilómetros.
¿Cómo se descubrió el cometa Halley?
Halley es un cometa, una palabra que tiene origen en el griego antiguo y que entonces significaba ‘que lleva pelo largo’. Y es que estos cuerpos celestes, al igual que la mayoría de los planetas y las constelaciones, han sido astros bien conocidos desde la antigüedad. Al fin y al cabo, siempre han estado ahí, capturando nuestra imaginación desde el firmamento. Sin embargo, la interpretación de qué es un cometa ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
Durante la mayor parte de la historia, los cometas tuvieron explicaciones astrológicas. Su aparición siempre estaba ligada a sucesos importantes o cambios políticos y sociales en la Tierra. Era así en la Grecia y la Roma clásicas, en China y en muchos otros lugares del mundo. Hay dos excepciones de las que se tiene constancia escrita.
- La primera se dio en la India en el siglo VI de nuestra era. Los astrónomos Var?hamihira y Bhadrabahu afirmaron que los cometas eran cuerpos celestes que viajaban de forma cíclica y aparecían de forma recurrente en el firmamento. Llegaron a calcular los próximos pases de algunos cometas, aunque se desconoce cómo lo hicieron.
- La segunda excepción tuvo como protagonistas a Isaac Newton y Edmond Halley, ya en el siglo XVII. Newton, tras desarrollar el concepto de gravedad y cómo esta afecta a los astros, señaló que, dado que los cometas se acercaban al Sol, era probable que lo estuviesen orbitando. Halley, amigo y editor de Newton, aplicó los principios matemáticos de este a 23 apariciones de cometas y concluyó que tres apariciones bastante recientes se correspondían con el mismo astro. Así, pudo predecir el próximo paso de un cometa que acabaría llevando su nombre.
Apariciones de Halley: ¿cuándo será la próxima?
Aunque Halley se lleve el mérito, con razón, eso no significa que el cometa fuese descubierto por él. De hecho, la palabra ‘descubrir’ no tiene sentido en este caso, ya que de la presencia de Halley se tiene constancia escrita desde hace más de 2000 años. Estas son algunas de sus apariciones más destacadas, extraídas del registro de la McGill School Of Computer Science (Canadá).
- La primera aparición: 240 a. n. e. El pase del cometa en mayo del año 240 antes de nuestra era, registrado por astrónomos chinos, es considerada la primera prueba escrita de la observación de Halley en el firmamento.
- Dos fuentes coinciden: 87 a. n. e. En el año 87 antes de nuestra era, existen registros del paso del cometa tanto desde China como desde Babilonia. Esta última, una capital del mundo antiguo ya en horas bajas, pero que todavía conservaba mucha de su ciencia.
- El paso más cercano a la Tierra: 837. Ese año, el cometa Halley fue visible con claridad en el firmamento. Se ha calculado que se acercó a poco más de tres millones de kilómetros de la Tierra, la mayor aproximación de la que se tiene constancia.
- Giotto y los Reyes Magos: 1301. En octubre de aquel año, volvió a ser visible desde nuestro planeta. Entre sus observadores estaba Giotto di Bondone, un artista florentino que acabó incluyendo una representación del cometa en su cuadro ‘La adoración de los Reyes Magos’ (ver la imagen superior).
- El paso más observado: 1986. La última aproximación de Halley en 1986 fue la más anticipada y observada de su historia hasta ahora. Sirvió también para que la sonda Giotto de la ESA lo estudiase de cerca.
¿Y cuándo volveremos a ver a Halley? El próximo perihelio del cometa está previsto para el 27 de julio del año 2061. Es decir, faltan todavía algo más de 38 años para volver a disfrutar de la visita de uno de los astros más famosos del sistema solar. Eso sí, estemos atentos al firmamento porque antes de él llegarán otros. Alguno, seguramente, más brillante y espectacular que el viejo Halley.
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Imágenes | Wikimedia Commons/Halley 1986, Tapiz 1070, Giotto