Carcajadas descontroladas, risas contagiosas o la típica risa floja. Podemos reírnos incluso mientras dormimos. Reírse es un gesto innato que hace que nuestro cerebro libere dopamina, se reduzca nuestro nivel de estrés y nos sintamos mucho mejor.
A lo largo de la historia, la risa ha sido objeto de estudio de científicos e investigadores. Te contamos cómo y por qué nos reímos, qué otros animales también lo hacen y, no menos importante, los beneficios de tener un buen sentido del humor.
Así funciona nuestro cerebro
Según la Sociedad Española de Neurología, nos reímos cuando percibimos una incongruencia y no aquello que nuestro cerebro esperaba de forma racional. Al reírnos pasamos por varias etapas: la percepción, la liberación de dopamina y el cese de desinhibición frontal.
“Cuando en lugar de la racionalidad cognitiva que nuestro cerebro espera percibir, lo realmente percibido es una incongruencia, se origina una controversia que, al ser detectada por el cerebro, este se autorrecompensa. Y lo hace liberando dopamina, un neurotransmisor que nos produce sensación placentera”, explica el doctor Manuel Arias Gómez, coordinador del Grupo de Estudio de Humanidades e Historia de la Sociedad Española de Neurología. “Es decir, el humor está íntimamente ligado al sistema de la recompensa que también se activa con la comida, el sexo, las relaciones sociales y en las adicciones”.
Como resultado, la risa resulta muy beneficiosa para nuestra salud (al menos, la risa verdadera). Físicamente estimula el sistema inmune, acelera el ritmo cardiaco y aumenta el aporte de oxígeno al cerebro. Puede, incluso, incrementar el umbral de dolor. Uno de los motivos por los que la risoterapia y otras actividades lúdicas tienen cada vez más cabida en hospitales y tratamientos médicos.
Desde la Sociedad Española de Neurología señalan, también, que las personas risueñas tienen hasta un 40% menos de problemas vasculares y viven de media cuatro años y medio más. Lo que da cierto respaldo científico al dicho popular de que “reír alarga la vida”. Desde el punto de vista mental reduce el estrés y eleva el estado de ánimo. En resumidas cuentas, nos hace sentir mejor.
La risa es universal, el humor no
La risa es un lenguaje universal. Todas las culturas la identifican con sentimientos de felicidad y alegría. Se da, a veces, como complemento emocional a los mensajes verbales. Lo mismo sucede con la sonrisa, que usamos a menudo para empatizar con las personas con las que estamos hablando.
Sin embargo, no a todos nos hace reír lo mismo. Esto es debido a que el sentido del humor está ligado al desarrollo cognitivo y, por lo tanto, cambia dependiendo del contexto (la cultura, la época y la situación) y de la persona (su edad, sus condiciones físicas y emocionales y, por supuesto, su personalidad).
Algunas investigaciones han llegado a señalar que las mujeres se ríen más y disfrutan más del humor que los hombres. “La risa activa más en ellas dos áreas concretas del cerebro: las del lenguaje y las de memoria a corto plazo”, explica el doctor Marcos Llanero Luque, coordinador del Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la Sociedad Española de Neurología.
Otros estudios indican que la inteligencia fluida y la creatividad aumentan el sentido del humor. Algunos neurólogos, como Scott Weems, señalan que el humor nos hace más inteligentes, ya que ejercita nuestro cerebro.
Risa en el mundo animal
Numerosos estudios han señalado que algunos animales, como los simios o las ratas, también se ríen. Y al hacerlo, su cuerpo funciona de una forma muy similar a la nuestra.
Uno de los principales estímulos que hace reír a estos animales son las cosquillas. En 2009, la psicóloga Marina Davila Ross de la University of Portsmouth (Reino Unido) llevó a cabo un experimento con crías y ejemplares jóvenes de orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos. Todos ellos reaccionaron con risas a las cosquillas. “Los resultados proporcionan una fuerte evidencia de que la risa inducida por el cosquilleo es homóloga en los grandes simios y los humanos”, señalan en el estudio, publicado en la revista ‘Current Biology’.
Otro estudio más reciente de la misma investigadora, publicado en ‘Plos One’, ofrece evidencias de que estos animales usan la sonrisa del mismo modo que los humanos. Para realizar este trabajo grabaron en vídeo a 46 chimpancés mientras jugaban en el Chimfunshi Wildlife Orphanage. Analizaron las imágenes con ChimpFACS, una herramienta de codificación para medir sus movimientos faciales.
Los datos muestran que los chimpancés forman las mismas expresiones cuando emiten sonidos de risa y cuando no. Es decir, hacen el mismo gesto al reírse que simplemente al sonreír. Esto revela importantes puntos en común con los humanos, y una forma de expresión completa y versátil.
Siglos de evolución (riéndonos)
La existencia de la risa en especies distintas a los humanos señala que esta pudo haber surgido en una etapa temprana de la evolución de las especies. El estudio de Marina Davila Ross y su equipo concluye, además, que en algún momento de la evolución humana la risa dejó de estar presente solamente en un contexto de juego y se convirtió en una herramienta fundamental del lenguaje.
“Puesto que la risa es algo innato a nuestra especie, todos somos capaces de reír. Personas sordas o ciegas que nunca han oído o visto la risa también pueden hacerlo y los bebés comienzan a esbozar sonrisas a las cinco semanas de vida”, señalan desde la Sociedad Española de Neurología.
Este primer domingo de mayo se celebra, como cada año, el Día Mundial de la Risa. Un día para recordar la importancia de la risa para nuestra salud tanto física como mental. Y hacer un balance de aquellas cosas que más felices nos hacen. A menudo relacionamos el humor con los chistes. Sin embargo, nos reímos mucho más de situaciones cotidianas y por el uso del lenguaje. Y, muchísimo más, cuando estamos rodeados de gente. Sobre todo, de nuestros amigos.
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