El planeta ya tiene otro rival, otro agente que influye negativamente en su salud y, lamentablemente, la responsable de esta nueva contaminación es la IA. Una de las revoluciones tecnológicas más importantes de las últimas décadas.
Desde que la inteligencia artificial aterrizará en nuestras vidas, en noviembre de 2022 con el lanzamiento de ChatGPT en España, no hay gran tecnológica que no se haya sumado a la “marea de la IA”.
Aunque todo parece que arrancó bajo la firma OpenAI; tanto Meta, como Google o Microsoft han presentado sus propios programas y herramientas de IA generativa de texto, vídeos, audio y hasta vídeo. Hasta Apple ha desarrollado un nuevo sistema operativo, el iOS 18, con inteligencia artificial integrada y bautizada como Apple Intelligence.
Mires donde mires o cada vez que actualizas una app en tu móvil, descubres una nueva función enriquecida gracias a la IA, como ya ocurre con WhatsApp o redes sociales como Instagram.
En definitiva, si el consumo de IA generativa se multiplica de forma exponencial, también lo hace su producción y el desarrollo de nuevos elementos para presentar modelos de IA y aplicaciones cada vez más evolucionadas.
¿La consecuencia? Contaminación e IA generativa se convierten en un nuevo binomio preocupante y que pone en peligro a nuestro medio ambiente, pues los expertos alertan de que, de seguir con este ritmo, esta tecnología nos dejará un legado de hasta 5 millones de toneladas de basura electrónica.
¿Qué se considera basura electrónica?
Antes de entrar en las cifras y estudios que demuestran la relación entre contaminación e IA, hay que entender qué es la basura electrónica.
También conocido como e-waste, es el conjunto de terminales, dispositivos eléctricos y electrónicos que han llegado al final de su vida útil y son desechados por el usuario. Esto incluye desde computadoras y teléfonos móviles, hasta pequeños electrodomésticos y juguetes electrónicos.
La basura electrónica representa una gran amenaza para el medio ambiente y la salud humana debido a los materiales tóxicos que contienen. Hablamos de una tecnología en la que podemos encontrar:
- Metales pesados como plomo, mercurio o cadmio, que pueden filtrarse al suelo y llegar a las aguas subterráneas contaminando ecosistemas enteros.
Incluso pueden llegar a la cadena alimentaria mediante el regadío de cultivos, por ejemplo.
- Compuestos químicos (desde ácidos a disolventes) muy tóxicos que pueden estar presentes en la superficie durante décadas, pues no son biodegradables.
Sin olvidar que para deshacernos de esta basura electrónica se suelen hacer grandes incineraciones, en las que se liberan gases tóxicos a la atmósfera, contribuyendo que baje la calidad del aire que respiramos, al cambio climático y a que aumentan los problemas respiratorios en personas cada vez más jóvenes.
Hasta 5 millones de toneladas: La contaminación de la IA en 2030
Ahora que sabes que se entiende por basura electrónica, quizás puedas imaginarte mejor el grado de contaminación ligado a la IA. Sobre todo, asociado a los “grandes modelos de lenguaje” (LLM) que ya usamos casi diariamente como ChatGPT, Copilot, Gemini, Claude o Llama.
Y es que, según un estudio publicado en ‘Nature Computational Science’, de seguir con el ritmo de evolución y consumo de IA generativa actual, tendríamos que luchar contra toneladas de basura electrónica. Concretamente, con entre 1,2 y 5 millones de toneladas acumuladas en solo 10 años, de 2020 a 2030.
Este estudio ha conseguido calcular la masa total de basura resultante de la producción de todos los elementos tecnológicos que se necesitan para construir los modelos de IA capaces de generar texto y comunicarse casi como un humano.
A lo que hay que sumar un aumento en el consumo de luz y agua (para que funciones y se refrigeran los dispositivos) o la necesidad de construir grandes naves para los sistemas de almacenamiento de datos. Todo esto, suma en el proceso de contaminación de la IA.
Todo esto y los posibles 5 millones de toneladas de nuevos contaminantes pueden parecerte mentira, sobre todo si recordamos que llevamos dos escasos años conviviendo con esta tecnología.
ChatGPT fue la primera inteligencia artificial generativa de texto y no llegó a España hasta el 30 de noviembre de 2022.
¿Cómo luchar contra la contaminación de la IA?
Pero como la basura electrónica y la contaminación ligada a la IA es un problema muy real, los investigadores también se han centrado en lo que debemos hacer para contrarrestar este efecto negativo sobre el medio ambiente.
“Soy bastante optimista respecto a la posibilidad de impulsar estrategias de economía circular entre los principales actores implicados en la IA generativa” pero “dado el aumento sin precedentes de la demanda de esta tecnología, para ganar esta batalla, las medidas de choque deberían implementarse de manera inminente”, ha asegurado Peng Wang, uno de los autores del estudio.
Porque según los cálculos de su equipo, los residuos acumulados para el año 2023 serán 1.000 veces mayores que los actuales. Pasaríamos de 2.600 toneladas registradas en 2023 a 2,5 millones de toneladas para 2030.
Estos son algunos puntos a seguir para frenar esta situación:
- Aplicar modelos de economía circular.
- Aumentar la vida útil del hardware para frenar la obsolescencia programada que, normalmente, llega a los tres años. Por ejemplo, el estudio asegura que el 62% de la tecnología de IA que se tira a la basura podría usarse durante un año más.
- Apostar por el reciclaje o por la tecnología reacondicionada.
- Mejorar los sistemas y métodos de reciclaje de basura electrónica.
- Y sobre todo, concienciación.
Al tomar conciencia de este problema y adoptar hábitos de consumo más responsables, podemos contribuir a proteger el medio ambiente y garantizar un futuro más sostenible para las próximas generaciones.