En un artículo escrito en 1996, Bill Gates popularizó la frase el contenido es el rey en la era de Internet, otorgando la primacía a personas y compañías que crean contenido en el nuevo ecosistema digital. Sin embargo, la brillante sentencia del dueño de Microsoft se pone en cuestión en estos nuevos tiempos y, así, parece que los distribuidores están encaramándose al trono de los creadores de contenidos. Estos siguen siendo importantes, y por eso AT&T está dispuesta a pagar más de 85.000 millones de dólares por Time Warner, pero la clave está en ver quién compra a quién.
En un interesantísimo texto de Bloomberg, Shira Ovide, hace un repaso a la nueva situación que surge de la sobreabundancia de contenido que impacta en las audiencias de forma fragmentada y torrencial. En esta situación, lo importante es captar la atención de consumidores infoxicados y tratar de capitalizar su tiempo e información personal.
Los espectadores son volubles y con un golpe de click pasan de la gran exclusiva informativa del año a un video con intrucciones para organizar una barbacoa, el más escandaloso «trending topic» o meme, la pieza de un youtuber o la última extravagancia de una famosa de trasero prominente. Difícil situación para un creador de contenidos que busca rentabilizarlos mediante cifras de audiencia.
juego de tronos
La compra de AT&T es un claro ejemplo de este cambio en los polos de poder del mundo digital, donde reinan compañías como Facebook -la quinta empresa más valiosa del mundo- que se ha convertido en un poderosísimo distribuidor de contenido sin invertir apenas en su creación. Somos nosotros, sus guionistas, fotógrafos, redactores y cámaras, los que, impelidos por la inercia de compartir nuestra vida, damos forma a la parrilla de programación de la red social.
Otro gigante de la distribución al que hace referencia el artículo de Bloomberg es Apple, que controla el acceso de millones de dispositivos de todo el mundo a tiendas de aplicaciones, descargas de cine y televisión o productos de comercio electrónico, llevándose un pellizco de cada operación.
las telecos se reinventan
En España también hemos visto cómo los contenidos cada vez tienen mayor impacto en negocios en los que, no hace tanto, su presencia era casi residual. Así, los operadores de telecomunicaciones compiten por derechos televisivos para proporcionar a sus clientes un «pack» de comunicaciones más atractivo en el que tiene mucho peso los contenidos.
En su última presentación de resultados, el CEO de Orange, Laurent Paillassot, destacaba en este mismo medio que en el aumento de ingresos y clientes en su negocio fijo tiene un papel clave la oferta televisiva, «de la que ya disfrutan 458.000 clientes que acceden a una oferta audiovisual con más de 30 canales y protagonizada por el fútbol».
Conscientes de su nuevo reinado, cuando no compran un productora como en el caso de Time Warner, los distribuidores también se lanzan a producir sus propios contenidos, como en el caso de Netflix, cuyas series se encuentran entre las más populares en todo el mundo.
Además, para impulsar aún más su actividad como generadora de contenidos, la compañía ha anunciado que producirá 1.000 horas de contenido propio para 2017. “Ahora estamos en el cuarto año de nuestra estrategia de contenido original y estamos complacidos con el progreso. En 2017 pretendemos lanzar más de 1,000 horas de programación original premium, y más de 600 horas este año. Internet nos permite alcanzar audiencias en todo el mundo, y con una creciente base de más de 86 millones de miembros, hay mucho apetito por entretenimiento y diversidad de gustos a satisfacer,” comentó Netflix en una carta a sus inversores.
viejos y nuevos distribuidores
Para complicar más el panorama, este juego de tronos no se da solo entre creadores de contenidos y distribuidores, sino también entre viejos y nuevos distribuidores. Así, la televisión, periódicos y otras industrias mediáticas ven como caen sus ingresos publicitarios mientras que estos crecen en plataformas como Facebook o Google.
En fin, que el tiempo pasa muy rápido y hasta la más brillante frase del más brillante gurú se pone en cuestión en la sociedad digital que avanza imparable dejando cadáveres por el camino pero, por fortuna, también propiciando nuevos nacimientos que dan forma a un mundo nuevo. Un mundo digital.