Semana a semana, la actualidad informativa publica nuevos datos sobre la evolución del coronavirus en los distintos territorios del planeta. En pleno registro de una segunda ola, el fin de esta pandemia parece estar más lejos de lo esperable.
Y es que el coronavirus o COVID-19, como infección respiratoria, forma parte de una amplia familia de la que aún tenemos mucho que aprender. ¿Qué es realmente el coronavirus? ¿Se puede prevenir? ¿Qué tratamientos son los más efectivos? Tras ocho meses conviviendo con él, esto es todo lo que sabemos.
¿QUÉ ES el CORONAVIRUS?
Según la definición oficial de la OMS, «los coronavirus son una extensa familia de virus, algunos de los cuales pueden ser causa de diversas enfermedades humanas que van desde el resfriado común hasta el SRAS (síndrome respiratorio agudo severo)». Su nombre se debe a las mutaciones, como picos de corona, que sobresalen de sus membranas, asemejándose a la corona solar.
El actual SARS-CoV-2 (del inglés Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2), causante de la pandemia por COVID-19, es solo uno de tantos y su descubrimiento se remonta a comienzos de la década de 1960. La tasa de letalidad del SARS-CoV-2 aún no ofrece datos firmes, aunque en pacientes que no presentan comorbilidades (otras enfermedades o trastornos adicionales) se aproxima al 0,9%.
Las variables que incrementan en el riesgo son:
- Personas mayores. El grupo de mayor riesgo es de más de 80 años.
- Pacientes con enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial.
- Personas con diabetes.
- Pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
- Pacientes con cáncer.
- Casos de inmunodepresión.
- Mujeres embarazadas.
- Fumadores frecuentes.
- Personas que padecen obesidad.
Estos virus pueden infectar tanto a personas como animales. Si bien el muy contagioso coronavirus respiratorio canino (CRCoV) es similar a la cepa OC43 de coronavirus bovinos y humanos, no comparten características idénticas de patología e incubación y tampoco muestran contagio directo de animal a persona. También cabe señalar que gran parte de los coronavirus no son peligrosos.
¿De dónde viene el COVID-19?
La cepa de coronavirus denominada vulgarmente ‘coronavirus de Wuhan’ fue identificada por científicos chinos el 8 de enero de 2020, aunque el primer ingreso hospitalario registrado data del 26 de diciembre de 2019. No se tiene certeza sobre la fuente de este patógeno.
Según los primeros casos identificados en China, la transmisión comenzó en uno de los mercados de marisco de Wohan, presuntamente a partir del contacto con especies salvajes. Allí se vendían peces vivos y aves y hasta 59 trabajadores fueron infectados durante la última semana de diciembre de 2019. El mercado fue posteriormente cerrado y desinfectado (desde el 1 de enero permanece bloqueado) pero se asume que el contagio se extendió por la región de Wuhan, una ciudad con 11 millones de habitantes.
Muchos campesinos conviven directamente con estos animales (perros, gatos, cerdos, patos e incluso tejones de bambú) y se conjetura que estos coronavirus han mutado para transmitirse de animales a personas.
En cuanto a la ‘zona cero’, el columnista del ‘Washington Post’ Jamisson Fous, cónsul estadounidense en Wuhan, sugirió que esta podría situarse en el corazón del Instituto de Virología de Wuhan (CVW). Este centro estudiaba varias cepas de coronavirus desde hace dos años. La fuga, por tanto, se habría producido mediante la gestión de desechos del propio centro.
Síntomas del coronavirus
Si bien no todos los pacientes manifiestan el mismo cuadro clínico, aquellos contagiados con este tipo de coronavirus experimentan una serie de síntomas comunes. Los síntomas más habituales son los siguientes:
- Fiebre.
- Tos seca.
- Cansancio.
- Dolor de garganta.
- Diarrea.
- Conjuntivitis.
- Dolor de cabeza y mareos.
- Pérdida del sentido del olfato o del gusto.
- Erupciones cutáneas o pérdida del color en los dedos.
Esta sintomatología también puede venir acompañada de escalofríos debidos a fiebre alta, tos y mucosidad (secreción nasal), dolor articular, sensación de debilidad y cansancio. Los síntomas graves van desde el dolor o presión en el pecho hasta la neumonía.
A priori puede ser confundido con un resfriado común, un cuadro vírico que en apenas cinco días presenta una evidente mejoría. Pero, a diferencia de un cuadro gripal común, los coronavirus son un grupo de virus más peligrosos y, si presentan síntomas, requieren una atención sanitaria temprana.
Últimas cifras del coronavirus
Pese al constante baile de cifras, según las estimaciones reportadas por World-O-Meter, en el mundo se han detectado 34.000.000 millones de casos, de los cuales se habría alcanzado el 1.014.000 millón de muertes confirmadas y 25.200.000 recuperados confirmados (cifras de septiembre de 2020). Según la OMS las cifras son más halagüeñas: 33.500.000 casos y 1.004.000 fallecidos. Los últimos datos del Ministerio de Sanidad de España no coinciden, pero podemos hablar de 760.00 casos y 32.000 fallecidos confirmados.
Transmisión del coronavirus
«Se transmite por contacto directo con las gotas respiratorias que se emiten con la tos, el estornudo o el habla de una persona enferma. Su contagiosidad depende de la cantidad del virus en las vías respiratorias», según la OMS.
Las vías de contagio del SARS-CoV-2 riman con otro similar: durante la primavera del año 2003 una epidemia de SRAS comenzó en el mercado de animales de Dongyuan, al sur de Guangzhou, ciudad portuaria de Hong Kong. Gallinas, serpientes, tejones, ranas y gatos se acumulaban apiladas sin un mínimo control sanitario. Aquel brote mató a casi 774 personas e infectó a más de 8.000.
No se conoce en qué momento de esta cadena la infección pasó de animales a personas. Pero sí se tiene constancia que el patógeno procede de fuente animal. La transmisión de persona a persona hizo saltar las alarmas de epidemia. El virus se contagia mayoritariamente a través del aire y por ello se insta a la protección de boca y nariz mediante distintos tipos de mascarilla.
Tratamiento del coronavirus
Actualmente se llevan a cabo distintos tratamientos paliativos dependiendo de la gravedad del paciente, recurriendo a antivirales que disminuyen el malestar pero en ningún caso curan. En la actualidad existen tres vacunas en distintos estadios de su desarrollo —con resultados evidentes—. Además de otras muchas pruebas como la llevada a cabo por el CHUVI y basada en litio, con la cual han evidenciado «un aumento de la respuesta inmunológica, incrementando los niveles de linfocitos«, además de disminuir la inflamación.
Si bien los estados graves han de ser atendidos por personal especializado, la mayoría de pacientes suelen recuperarse por su cuenta siguiendo algunas pautas básicas entre las que se encuentra tomar expectorantes para la tos, ducharse con frecuencia —el vapor descongestiona y aplaca el dolor de garganta—, tomar muchos líquidos y guardar reposo. En el apartado emocional, la OMS recomienda mantener la distancia pero hablar vía remota con personas de confianza como amigos y familiares.
Prevención del coronavirus
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades y, como es habitual en estas situaciones, se recomienda evitar el contacto con personas afectadas y no tocarse ojos, nariz o boca sin lavarse. Se tenga o no constancia de síntomas, se recomienda lavarse las manos con frecuencia, durante 20 segundos —aunque los clásicos geles de alcohol no gozan de tan buena prensa— y usar protecciones como guantes o máscaras al contacto con animales de granja o salvajes.
En cuanto a los pacientes afectados que presenten una sintomatología clara, siempre se les recomienda taparse al toser y estornudar, mantener una distancia prudencial, desechar con frecuencia los pañuelos o papel y lavarse manos y rostro a menudo.
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Imágenes | Wikipedia/CDC/Dr. Fred Murphy (portada) y Unsplash (Kelly Sikkema, Lan Pham, CDC)