¿Por qué este joven andorrano es un ejemplo de lucha constante? David Aguilar, conocido también con el apodo de ‘Hand Solo‘, nació con una alteración congénita llamada síndrome de Poland que explica por qué su antebrazo derecho no se desarrolló. Su historia es especial porque el entusiasmo por Lego le ha llevado a construir prótesis de brazos utilizando estos conocidos bloques.
– Con tan solo nueve años creaste tu primera prótesis de brazo con piezas Lego. ¿Cómo recuerdas aquel momento y qué sentiste?
Llegué de clase un día como otro cualquiera y me puse a construir con mis legos. Quería hacer algo un poco distinto a lo habitual y me decidí por un barco porque me apetecía hacer algo que flotase. Al construir la quilla, me la acerqué al brazo y me di cuenta de que me veía ‘abrazado’ por esta. En ese momento, pensé que, en lugar de un barco, por qué no hacía algo mucho más potente y que me sirviese como un brazo, que era lo que no tenía. Así, y para hacer la pinza y que pudiera coger objetos, escogí las partes de unos robots Bionicle de Lego. En concreto, usé sus piernas, además de un alambre, cinta americana y la cinta de un llavero, que me la puse al cuello para que la prótesis no se cayera.
Fui corriendo a enseñárselo a mis padres. Tenía muchísima ilusión. Me recomendaron llevarla a la escuela, pero fue raro porque los profesores se preocuparon porque era como si estuviera pidiendo una prótesis. Hablé con ellos e incluso con la psicóloga, que concluyó que no tenía ningún problema con mi condición física y que quise hacer esa prótesis porque me dio la gana.
– Haber sufrido acoso escolar, ¿te impulsó a hacerlo como vía de escape a la realidad que vivías?
Sí, los legos han sido siempre mi vía de escape. Aunque llegase triste o enfadado por cualquier cosa que me ocurriese en la escuela, allí tenía mis piezas esperándome para crear mi siguiente avión, coche … Lo que fuese que tuviese pensado hacer ese día.
– Precisamente, y en relación con el tema del bullying, tu padre y tú os encontráis trabajando en un proyecto para llevar tu historia al sistema educativo a modo de ‘cápsulas inmersivas’ con la empresa de realidad virtual Seeds of Respect. ¿Qué nos puedes contar al respecto?
Estas ‘cápsulas inmersivas’ son vídeos que se podrán ver a través de la realidad virtual. Con ellos, los estudiantes vivirán la experiencia del acoso escolar de primera mano. Se reflejarán distintas situaciones y, a partir de ese momento, podrán elegir qué punto de vista ver: el que hace bullying, el que lo recibe o el espectador. En el caso de escoger este último, tendrán la opción de actuar y hacer algo en contra de la situación injusta mostrada.
– Ahora, con 22 años, estudias Bioingeniería. ¿Qué has aprendido a lo largo de todo este tiempo?
Yo aprendo mediante la observación, viendo cómo ocurren las cosas. Soy muy reservado, aunque no lo parezca. Me callo las cosas, es la manera en que aprendo. También de los errores y de las situaciones más importantes de la vida. Recuerdo cuando recibí el primer insulto fuerte. Estaba en esquí y me dijeron que lo del brazo no era culpa mía, sino de mi madre. Al final aprendes de estas situaciones, estos insultos los acabas memorizando y ya casi lo haces como un juego. En mi caso, una de las herramientas que he utilizado contra todo tipo de insultos y bromas es la risa. Desde pequeño aprendí a reírme de mi condición y evitar que los demás tengan el privilegio de reírse los primeros.
«Una de las herramientas que he utilizado contra todo tipo de insultos y bromas es la risa. Desde pequeño aprendí a reírme de mi condición y evitar que los demás tengan el privilegio de reírse los primeros»
– ¿Cómo son y cuántas prótesis has confeccionado hasta ahora? ¿El proceso de fabricación es complicado?
En total tengo unas 12 o 13. El proceso creativo resulta muy sencillo: es cuestión de empezar y aprender de los bloques. De pequeño, como estaba constantemente jugando con legos, me conocía todas las piezas de memoria. Así, por ejemplo, sabía que si quería hacer algo curvado debía usar Lego Technic. Luego está la parte de hacer las estructuras, aprender de las piezas y saber visualizar lo que quieres construir. Eso se consigue jugando mucho con las manos, me refiero a jugar con juguetes físicos, porque si al final solo le das a un niño pequeño juegos digitales, se va a olvidar de todo lo demás.
– ¿Cuánto tiempo inviertes?
Recuerdo que la primera que hice con Lego Technic a los 17 años tardé una semana aproximadamente. Luego, a medida que he ido haciendo el resto de prótesis, el tiempo se ha ido recortando. En la última invertí unas cinco horas. La clave está en evolucionar y aprender como hay cosas que se pueden reutilizar.
– ¿Qué significado tiene para ti el término discapacidad?
Creo que nadie debería sentirse identificado con esta palabra ni su significado. Sinceramente, para mí es un insulto. Cuando vas a Google y buscas lo que quiere decir, lo primero que encuentras como resultado es que es una persona que tiene algún tipo de dificultad y que es menos capaz de hacer las cosas que una persona ‘normal’ puede hacer. Lo cierto es que no nos podemos identificar los unos a los otros tal cual aparece o lo diga el diccionario. Al final, quiero intentar hacer ver a la gente que todo el mundo tiene sus cosas y que hemos nacido de manera distinta, cada uno con su condición física y mental.
«No nos podemos identificar los unos a los otros tal cual aparece o lo diga el diccionario»
Lo que podamos hacer o no es cosa nuestra y no de los demás. Los límites están para superarlos y lo que debemos demostrarle al mundo es que, por mucho estigma que exista sobre ciertas cosas, hay que luchar.
– Has escrito el libro ‘Pieza a Pieza’ junto a tu padre Ferran. ¿Qué van a encontrar los lectores en él?
Recoge un pequeño resumen de lo que es mi vida y los momentos más destacados que he llegado a vivir con mi situación física. Es una manera de enseñar que el día a día está lleno de baches y que, al fin y al cabo, se pueden solucionar de la manera más simple: luchar por lo que a uno le importa. Y a mí lo que me importa es la familia y la gente que me quiere.
– Incluso tienes tu propio documental, ‘Mr. Hand Solo’, que ganó el festival de cine de ciencia ficción Boston SciFi Film Festival. ¿Cómo surgió la idea?
Detrás se encuentra una pequeña productora de Andorra que tenía muchas ganas de grabar un documental contando la historia de quién es David Aguilar. Posee formato entrevista y no solo enseña a los demás a ver la discapacidad como una virtud o un superpoder que no todo el mundo tiene, sino a normalizar una situación. Que no hay ningún problema.
– Uno de tus proyectos más recientes tiene como protagonista a Beknur, un niño de ocho años que nació sin brazos y para el que has fabricado una prótesis con piezas Lego para su brazo derecho. ¿Puedes contarnos algo más de esta historia?
Resulta sorprendente. Para mí es una leyenda viviente y desconocía que el ser humano fuera capaz de tal superación. Beknur nació con una condición física bastante severa y lo que su madre nos pidió a mi padre y a mí fue que intentásemos desarrollar una prótesis para que tuviese una vida un poco más normal, interactuar con su alrededor, jugar con su hermano… Ya la tiene. Todos nos emocionamos muchísimo. Ha sabido seguir adelante y luchar por lo que quiere y le gusta. A veces es necesario ver las cosas de otro modo e intentar innovar para ayudar a los demás.
– ¿Ha contactado contigo algún hospital o centro de investigación para ayudar a expandir tu labor y ayudar a otras personas?
De momento no, pero yo siempre estoy atento a cualquier cosa que pueda venir. Si algún día ocurre seré la persona más feliz del mundo porque al final lo único que quiero con mi historia es ayudar.
– Muchas personas te ven como un ejemplo de lucha y superación constante. ¿Qué sientes cuando te lo dicen?
Me siento como un superhéroe. Los niños, sobre todo cuando ven la prótesis por primera vez, se quedan embobadísimos y la ilusión que transmiten cuando ven algo así es enorme. He aprendido muchísimo de ellos, en especial por la manera que tienen de ver las cosas. Por ejemplo, cuando Beknur llegó a casa lo primero que me dijo fue que había estado pensando una manera de llamarse porque quería hacerse un Instagram y me dijo ‘Beknur Hand Zero’ haciendo referencia a que él no tiene ninguna mano. A los ocho años, este chico se está riendo de su condición y de una cosa que a muchos niños les cuesta aceptar.
«Tengo la responsabilidad de enseñar a los demás que todo es posible si realmente se quiere y el deber de seguir haciendo esto para que los demás vean la discapacidad como algo positivo»
A muchos niños les toca nacer de una manera que los demás no entienden y les cuesta ver el por qué. A él le da un poco igual. Él quiere enseñar al resto que por mucho que tengas una condición física, lo importante es seguir adelante. La vida es muy simple y como dice el refrán «lentejas, si quieres las comes y si no, las dejas». Quien decida ‘tomar lentejas’ tendrá una vida plena, de muchas cosas, de aprendizaje, descubrir cosas interesantes de los demás…
– ¿Dónde te ves en el futuro?
Espero que en algún sitio tranquilo y con ganas de seguir adelante como tengo ahora, y de luchar contra los estigmas de la sociedad referentes a discapacidad y la manera que tenemos de ver a la gente con una condición física que no es igual a la nuestra. Tengo la responsabilidad de enseñar a los demás que todo es posible si realmente se quiere y el deber de seguir haciendo esto para que los demás vean la discapacidad como algo positivo, una manera de aportarle al mundo algo distinto.
En Nobbot | Con discapacidad visual, pero con visión de futuro
Imágenes | Cedidas por David Aguilar y Ferran Aguilar