Hace no mucho tiempo, el tunning era una práctica que mucha gente no comprendía. Veían como extraña esa afición de modificar cosas para hacerlas más llamativas. Ahora ese tunning que aplicábamos a objetos lo hemos redireccionado hacia nosotros mismos. Los hay de todos los gustos, aunque, por ser esta página de tecnología, hoy nos vamos a detener en algunas de las locuras más extrañas que tienen como protagonistas a los fans de la tecnología.
Eso sí, no se puede negar que algunas son avances importantes de cara a la mejora de nuestro futuro. Otras… pues simplemente excentricidades. Algunas resultan divertidas y dan ganas de hacerlas también. Claro que no siempre es fácil, a los conocimientos técnicos, hay que sumar los materiales necesarios. Pero si os gusta la tecnología y tenéis alma de doctor chiflado, atentos.
Las garras de Lobezno o los zapatos de Magneto
Lo siento, no sólo soy fan de X-Men, Lobezno me parece el mutante más chulo de todos. Y eso que hay otros que me gustan. Pues bien, si tenéis la misma maña de Colinfurze, yo os animo a que os hagáis vuestras propias garras de Lobezno.
Claro que no es el único de sus inventos o réplicas interesantes. También hizo su propio apaño para conseguir parecerse a Magneto. Para ello, usó diferentes imanes electromagnéticos con los que replicar esa capacidad de quedar pegado al metal.
Convierte la Roomba de iRobot en tu mayordomo
La Roomba, el robot aspirador de iRobot, se presta mucho a modificaciones y hackeos. Muchos de ellos permiten hacerlas más inteligentes y otros cosas tan extrañas como que sea tu mayordomo.
En Instructables hay muchos proyectos pero este me llamó la atención: Belvedere – A Butler Robot.
Haciendo música con fruta
Si te sobraron un par de manzanas, uvas, berenjenas, etcétera, puedes aprovechar y hacer música con ellas. Bueno, con ellas y un poco de tecnología. Algunos dirán que hay que estar un poco loco, pero hemos de reconocer que tiene su encanto, ¿no?
Otra genialidad, al menos para mí, es construir una batería virtual mediante una placa Arduino, unas viejas zapatillas y unos “palos” con acelerómetros.
Implantes de ojos biónicos
El uso de la tecnología para resolver problemas como los de la visión me parece increíble. Más aún si son capaces de devolverle la vista a alguien. Algo que ya es posible y que se lleva años investigando es el uso de ojos biónico.
Historias como las de Harry Lester lo demuestran y son sorprendentes. Porque si nunca hemos vivido esa dura experiencia de perder las vista es imposible que nos hagamos a la idea de lo que significa recuperarla 33 años después.
Implantes de chips NFC
Posiblemente sea la locura más extendida de todas. Implantarse chips NFC ya no resulta novedoso y son muchos los usuarios que se han lanzado a ello. Hay mucho ejemplos y la mayoría comparte algo en común: evitar el uso de ciertos dispositivos para acciones cotidianas, como desbloquear el móvil o pagar en el transporte público.
Por ejemplo, en el primer vídeo, vemos cómo un usuario se instala un chip usado para pagar en el transporte público ruso. Con él y con sólo pasar la mano por los terminales es capaz de acceder a ellos. Si coges de forma frecuente el metro, autobús o tren, puede resultar práctico.
En este segundo caso tenemos a un empleado de Karspersky que también se implantó otro chip NFC. En esta ocasión con la idea de poder abrir puertas, desbloquear su móvil y todo lo que asignase al chip. Según él, es lo más parecido a ser un caballero Jedi y usar la fuerza.
Claro que no siempre este tipo de implantes son con buenos fines. A principios de año se publicó una noticia en Forbes en la que contaban la historia de Seth Wahle, un experto en seguridad que se había implantado un chip NFC en la mano. La finalidad no era otra que demostrar cómo podía hackear terminales basados en Android con ellos. Un proceso que requería cumplir ciertas variables pero que no dejaba de ser curioso pues demostraba el peligro del biohacking.
El chip NFC lo colocó en su mano, entre el pulgar y el dedo índice. Una locura tecnológica que tenía fines educativos, pues pretendía mostrar el peligro de cosas que aparentemente no lo son.