Los millennials, que suman 80 millones de personas en Estados Unidos y algo más 51 millones en Europa, supondrán el 75% de la fuerza laboral del mundo en 2025. Son nativos digitales, están acostumbrados a una experiencia de uso en internet en movilidad y esperan un reflejo adecuado a sus necesidades también en el sector bancario. Hoy el 65% de ellos ya realiza acciones bancarias a través de su móvil, aunque, por lo menos los norteamericanos, preferirían ir al dentista que escuchar las ofertas de un banco.
Esta exigencia, en términos de velocidad innovadora y respuesta adecuada a las necesidades de nuevas generaciones, impone la colaboración entre distintos sectores y empresas y, así, Gartner predice que, para finales de 2019, el 25% de los bancos utilizarán startups como proveedoras de servicios para sustituir a sus sistemas online y de banca móvil tradicionales. Por otro lado, estas startups también pueden suponer una amenaza para los bancos, que temen el surgimiento de un Uber bancario en los próximos años.
El caso es que, ya sea por propia iniciativa u obligada por las circunstancias, la banca comercial se desplaza a gran velocidad hacia los servicios bancarios en Internet, en especial a través del móvil, y los operadores quieren jugar un papel relevante en este nuevo escenario, con una oferta simple y accesible en cualquier momento y lugar. Se calcula que las principales entidades financieras españolas cuentan con más de 16 millones de clientes online de los que 7,5 millones utilizan banca móvil y la tendencia en el uso del smartphone en detrimento del ordenador crecerá exponencialmente en los próximos años.
Transferencias a golpe de clic
Según Laurent Paillassot, CEO de Orange, la teleco más activa en este ámbito, “operadoras y bancos deben colaborar si quieren atraer y retener a clientes que cada vez son más móviles y digitales y que muestran escaso interés en acudir a una sucursal bancaria para realizar sus gestiones, cuando pueden solucionarlas con un simple clic desde su móvil”. Y es que, al margen de la generación millennial, el informe La Sociedad de la Información en España 2015, apunta que el uso de Internet para operaciones bancarias en personas de entre 55 a 64 años pasó de estar en el 36,2% en 2014, a estar en el 46,5% en 2015.
La tendencia es imparable, también en el uso del móvil como billetera: más de la mitad de los compradores digitales de EEUU utilizarán un smartphone para completar alguna transacción en 2017, de acuerdo con la previsión de la firma eMarketer. Estamos hablando de más de 95 millones de internautas mayores de 14 años en ese país. “La mayoría de los clientes ha empleado últimamente sus dispositivos móviles para averiguar detalles sobre los productos o servicios que le interesan. El cambio llega cuando, además, se vale de estos aparatos para cerrar sus compras, gracias, por ejemplo, a la optimización de los recursos web para teléfonos y tabletas y al incremento del tamaño de las pantallas”, señala el analista Yory Wurmser.
En España el Barómetro anual de nuevas formas de pago elaborado por Mastercard asegura que el 10,4% de los españoles utiliza el móvil para realizar pagos en tienda física a través de la tecnología NFC, habiéndose incrementado este uso en 4 puntos desde el año pasado.
Laurent Paillassot, CEO de Orange
En palabras de Paloma Real, directora de Desarrollo de Negocio e Innovación de MasterCard España, “una de las claves para el éxito de las nuevas formas de pago es garantizar a los consumidores que se mantienen, o incluso se incrementan, los mismos niveles de seguridad que en las transacciones físicas”.
Hay que destacar en este ámbito del pago móvil, el impulso de compañías como Orange que cuenta con la exitosa experiencia de Orange Cash, un servicio que permite a los clientes pagar con su smartphone en más de 820.000 tiendas en España y en millones de comercios en el extranjero, simplemente acercando su dispositivo al terminal de pago. Una muestra de la transversalidad que impone la digitalización de la sociedad a sectores económicos que dejan de ser estancos y buscan en la porosidad y la diversificación una vía para la rentabilidad actual y la sostenibilidad futura de su negocio.
Explorar nuevos territorios
Y es que las operadoras de telecomunicaciones tienen mucho que decir en este proceso de digitalización del dinero: su marca, la base de clientes, la relación que tienen con clientes de distintas generaciones, su red de tiendas o la capacidad innovadora, son importantes activos sobre los que construir en beneficio de esta nueva diversificación hacia los servicios bancarios. En especial, en aquellos mercados con altas tasas de penetración de internet y mayor sofisticación de servicios, como es el caso español.
Laurent Paillassot considera que la apuesta de las telecos debe ir enfocada hacia la diversificación y a explorar nuevos territorios con el fin de anticiparse a las necesidades básicas de los clientes y preparar futuros motores de crecimiento. “Dentro de esa línea de trabajo –explica- Orange ha detectado que los servicios financieros en movilidad representan una extraordinaria oportunidad y de ahí el lanzamiento de su servicio Orange Cash y la reciente adquisición de Groupama Banque. Ambas compañías ofrecerán una amplia gama de servicios financieros en el móvil en nuestros tres mayores mercados europeos.”
Visto lo visto está claro que, a pesar de lo que dice el mantra habitual, la transformación digital no es sólo una exigencia para afrontar el futuro, sino también para dar respuesta al presente, adaptando el negocio bancario tradicional a los nuevos hábitos de uso que han impulsado las nuevas tecnologías de la información.
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