Todos tuvimos la semana pasada nuestra ración de Black Friday, una fecha clave para las marcas, pero quizá pocos sabían que ese mismo día, el último viernes de noviembre, se celebró también el Día mundial de no comprar nada.
Antes de la vorágine navideña, el Buy Nothing Day (BND) nació para ser una huelga de consumo simbólica orientada a que los ciudadanos no compraran nada. ¿Qué hay detrás de esta reivindicación?
Un poco de historia
El Día de no comprar nada nació en 1992 en Vancouver. Fue una idea del fotógrafo y activista canadiense Ted Dave. Su propósito era crear una jornada de reflexión en la que “la sociedad examine la cuestión del consumo excesivo”. Pronto, la publicación ‘Adbusters’, de corte anticapitalista y con influencias de la cultura jamming, se sumó a este proyecto.
Al principio, esta jornada se celebraba en septiembre. En 1997 cambió de fecha y se colocó en un momento clave para el consumo norteamericano: la jornada posterior al Día de Acción de Gracias. Poco a poco, el movimiento fue creciendo. Y, en la actualidad, el Día de no comprar nada se celebra en más de 65 países.
Las ramificaciones del Día de no Comprar Nada
¿Por qué es importante reflexionar sobre el consumismo masivo? En primer lugar, la sociedad de consumo impacta directamente en el medioambiente. Aspectos como el aumento de residuos, la obsolescencia programada, la sobreexplotación de recursos naturales o el gasto energético son ejemplos de ello.
Además, existe un peligro de crecimiento de las brechas social y económica entre ciudadanos del mundo. En las regiones más desfavorecidas se encuentran muchas de las industrias que manufacturan estos productos, en condiciones no precisamente ventajosas.
Por otra parte, hay un componente psicológico para los consumidores. Existen estudios que explican que la compra compulsiva de objetos que no necesitamos otorga una felicidad momentánea y superficial. Con el tiempo, se traduce en insatisfacción.
Este fenómeno se relaciona con el de las compras compulsivas. La adicción a las compras u oniomanía es una enfermedad moderna. Quien la padece es incapaz de reprimir el impulso de comprar, lo que tiene consecuencias tanto económicas como para la salud.
Organizaciones implicadas
En España, encontramos muchas asociaciones y organismos que quieren dar valor al Día de no comprar nada. Aparte de Economistas sin Fronteras o la federación de ONG para el desarrollo Setem, destaca Ecologistas en Acción. Desde hace 15 años, esta confederación de grupos está implicada en la causa. Según Charo Morán, coordinadora de su área de Consumo, uno de los objetivos de este día es reivindicar un modo de consumir diferente: “No se trata de decir que el consumo es negativo, sino de dar alternativas. De empoderarnos respecto a la manera de satisfacer nuestras necesidades y fomentar el consumo local y de cercanía”.
Cada año, para dar visibilidad a esta jornada, Ecologistas en Acción organiza exposiciones, proyecciones, charlas, acciones callejeras, mercadillos de trueques… para tratar de promover un consumo responsable.
En 2016 puso en marcha los Ingenios de Producción Colectiva (IPC). Son proyectos sociales y medioambientales que fomentan modelos de consumir sostenibles y a pequeña escala. Banca ética, comercio justo y tiendas de productos ecológicos son algunas iniciativas.
También existe el proyecto ‘Consume hasta morir’, un espacio de contrapublicidad o subvertising. Sus mensajes, ácidos e irreverentes, quieren ser un grito de realidad para quienes los reciben.
Repercusión en internet
Internet es altavoz de muchas acciones sociales. También de las relacionadas con el Día de no comprar nada.
Supermarkets are just organised landfill. pic.twitter.com/JHtNFjKgkx
— Buy Nothing Day (@BuyNothingDay) 21 de noviembre de 2017
La web Buy Nothing Day (que, por cierto, no usa cookies) recoge un “manifiesto” en el que explica cómo celebrar este día. La respuesta es no hacer nada: ni comprar, ni consumir durante 24 horas. Nos pide que lo tomemos como un reto personal para “desintoxicarnos” del llamado Shopocalypse (el apocalipsis de las compras).
Con un tono cargado de humor pero ante el que es difícil no sentirse interpelado, define el Black Friday como una distopía absurda. Un día en que los compradores luchan unos contra otros por conseguir ofertas que perjudican a las pequeñas empresas, incapaces de competir contra esos precios.
Invita a usar los hashtags #buynothingday y #shoplesslivemore y a visitar sus cuentas oficiales en Twitter o Facebook para estar al tanto de las últimas noticias y dar a conocer las diferentes acciones. Muchos usuarios hacen suyos los mensajes del Día sin Consumo y promocionan diferentes iniciativas.
¡¡Buena iniciativa!!
¡Preparémonos para organizar nuestro #buynothingday!
La idea es pasar un día entero sin comprar nada, demostrando así que no somos completamente esclavos del consumismo.https://t.co/o5HkjxVfHu pic.twitter.com/sEM9sRp6wO
— ATTAC España (@attacespana) 31 de octubre de 2018
Draw something. Sew something. Cook something. Sing something. Build something. Make something. Buy nothing. pic.twitter.com/NkRKljaLGY
— Theo Vreugdenhil (@theovreugdenhil) 30 de noviembre de 2017
El fenómeno de los altermundistas
Muchos relacionan las acciones del Día Mundial de No Comprar Nada con el movimiento altermundista, también llamado alterglobalización. Bajo el lema de «Otro mundo es posible», engloba perfiles, acciones e ideologías diferentes y heterogéneos con una base común: la crítica a nuestro modelo social. Impulsa acciones ciudadanas y medioambientales y fomenta un desarrollo económico sostenible.
El Foro Social Mundial (FSM) ha sido clave. Es un encuentro anual en el que altermundistas de todo el planeta comparten estrategias y acciones. No se basa tanto en la protesta como en proponer alternativas.
Una conciencia global respecto al cuidado del medioambiente, el empoderamiento femenino, las acciones inclusivas… recorre el planeta con fuerza. El Día de no comprar nada es una muestra más. Pero no consumir durante un día es una acción simbólica. Detrás de ella está el deseo de desarrollar un consumo crítico que nos haga más conscientes de qué significan nuestras acciones durante el resto del año.
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