Todos somos conscientes de la importancia de los árboles, de una masa vegetal que ayude a nuestro planeta a seguir evolucionando. Incluso los que vivimos pegados a la pantalla de nuestro smartphone, rodeados de seres y conversaciones virtuales, no dejamos de tenerlo presente. Ahora, estos dos universos, en principio tan alejados, se unen en favor de una buena acción. Así es Ecosia.
Ecosia: árboles y búsquedas
Ecosia es un buscador en la red que quiere ser algo más. Su fundador es Christian Kroll, quien tuvo la idea de este proyecto en 2009. Su propósito es claro: destinar el 80% de los ingresos que genera a proyectos de reforestación en todo el mundo. Desde la web del proyecto tratan de explicar su funcionamiento de una manera sencilla.
Para unirnos al proyecto, lo primero que tendremos que hacer es instalar una extensión gratuita para nuestro navegador que nos permitirá usar Ecosia como buscador. Después, lo usamos de la forma habitual en la que utilizamos este tipo de sites. Cada una de las búsquedas vienen acompañadas de Ads, los anuncios asociados que generan ingresos para la plataforma. Pues bien, son éstos los ingresos que se destinan a la reforestación. Cada usuario tiene un marcador personal que le irá informando del número de árboles que se han plantado gracias a sus búsquedas.
En la actualidad, hay más de 19 millones de árboles plantados (en un marcador que no se detiene). El objetivo final es llegar a los 1.000 millones de árboles en el año 2020. La media de búsquedas que se necesitan para poder plantar un árbol son 45. Y como las acciones en Internet generan cierta desconfianza en muchos usuarios, que no saben realmente si esos buenos actos se llevan efectivamente a cabo después, tal y como se prometió, la transparencia es otra de las banderas que Ecosia no duda en poner en marcha. Por lo que publican de forma mensual informes financieros y recibos de plantación de árboles.
Los proyectos
Ecosia se presenta como una empresa como vocación social que aboga por valores como la sostenibilidad, el impacto, la integridad… y con certificado de B-Corporation. Una de las figuras clave de su desarrollo es Pieter Van Midwoud, el tree planting officer. Él es el encargado de buscar esos nuevos proyectos en puntos calientes del planeta, cuya biodiversidad se puede estar viendo en peligro. Es decir, en lugares en los que la deforestación ataca a vegetación autóctona que no se encuentra en otras zonas del planeta. Pero además, no sólo se busca un valor medioambiental, sino también social. Los habitantes del lugar han de estar conformes con el proyecto para que resulte beneficioso para ellos a largo plazo.
Este punto resulta clave pues, con el tiempo, los lugareños podrían optar por volver a talar esos árboles, por lo que el objetivo de Ecosia se vería incumplido. Y es que unos de los grandes causantes de la deforestación es la necesidad de la población local a la que le faltan recursos de subsistencia. No son pocos los casos de pequeños propietarios que vendieron sus terrenos a grandes empresas o los que decidieron talar los árboles para obtener un material de combustión.
En este sentido, las plantas que se emplean son propias del lugar y crecen con un proceso de germinación natural. El propósito es que todo el entorno se vea beneficiado. Así, también la fauna de la zona, que ha podido perder su hábitat, obtiene un provecho.
En la actualidad, son cuatro los proyectos que se llevan a cabo:
- Madagascar. Se calcula que ha perdido el 90% de sus bosques. Ecosia trabaja con Eden Reforestation Projects y su labor pasa por la contratación de campesinos para replantar árboles. La especie elegida son los mangles que crecen en agua salada y favorecen la reproducción de los peces.
- Nicaragua. La zona de León, en el noroeste del país, está formada por numerosos paisajes volcánicos que están sufriendo la erosión del suelo. La Fundación DIA es la plataforma que trabaja en asociación con Ecosia para reforestar la zona y, así, recuperar las fuentes de agua y dar a los agricultores del lugar una economía sostenible.
- Indonesia. El aceite de palma es el protagonista de muchas noticias últimamente. La deforestación de zonas boscosas para cultivar esta planta es preocupante en lugares como Indonesia. Junto a la Fundación Masarang, Ecosia se encarga de plantar árboles productivos, como la palmera azucarera, que tratan de salvaguardar la biosfera.
- Tanzania. La Cordillera de Usambara representa uno de los puntos más interesantes del planeta, puesto que un tercio de su vida animal no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Junto con Friends of the Usambara Project, Ecosia trata de cuidar del ecosistema mediante un equilibrio entre la agrosilvicultura, el ecoturismo y la recuperación de los bosques.
El problema de la deforestación
Hace muy poquito, desde Nobbot nos hicimos eco de un manifiesto firmado por más de 15.000 científicos de todo el mundo que hablaban de los peligros a los que se enfrenta el planeta. Su nombre era ‘Advertencia de los científicos del mundo a la humanidad: un segundo aviso‘ y en él se enumeraban algunos de los hechos más graves para la supervivencia de las especies (incluida la humana). Y uno de los problemas más preocupantes, no es difícil imaginarlo, era la deforestación.
Algunas cifras nos pueden hacer tomar conciencia del problema. Según datos del Banco Mundial, el planeta ha perdido desde 1990, 1,3 millones de km cuadrados de bosques. Se estima que América del Sur, el Caribe y el África Subsahariana han perdido uno de cada diez kilómetros de los bosques que poseían.
Los números representan una auténtica tragedia para países como Togo, que habría perdido el 73% de su masa boscosa desde 1990; Nigeria, con un 70%; Uganda, con el 56%; Honduras, el 44% o Nicaragua, con el 31% de sus bosques desaparecidos.
Otras iniciativas
La humanidad vive en Internet. La red hierve con iniciativas de todo tipo. Ecosia no es la primera (ni será la última) de las propuestas para que la tecnología ayude a salvar el planeta.
Así, tenemos Data for Action Climate, una iniciativa por parte de Naciones Unidas que quiere usar el Big Data para combatir el cambio climático. Uno de sus objetivos es recoger datos sobre cómo las distintas comunidades se comportan e influyen sobre el medioambiente. Esos datos (se esperan conseguir unos 50 millones) servirán para promover propuestas como la que ya lleva a cabo la Universidad de Berkeley y el Instituto de Ecología y Cambio Climático de México, que usa el Big Data para iniciativas de electromovilidad en Ciudad de México.
Por su parte, en Brasil, el Plan de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación de la Amazonia Legal permite a las Fuerzas Armadas monitorizar las actividades de la zona y luchar contra acciones delictivas como la tala ilegal de árboles.
Sin duda, importantes acciones que tratan de resolver un problema que nos afecta a todos.
Imagen | Pixabay
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