La idea que ha llegado hasta nosotros de la Edad Media es la de una época oscura, opuesta a la etapa de florecimiento intelectual que supuso el Renacimiento. Nada más lejos de la realidad, como podemos apreciar en la exposición Luces del Norte.
Biblioteca Nacional hasta el 5 de septiembre, propone un recorrido por los manuscritos iluminados de tradición francesa y flamenca de principios del siglo IX y hasta el XVI, ya con características renacentistas.
Esta muestra, que abre sus puertas en la“Nos adentramos en el mundo íntimo de la belleza, por eso llamamos a la exposición ‘Luces del Norte’, en oposición a ese imaginario colectivo que tenemos de la Edad Media como una etapa de tinieblas, que no fue así, si no que a través de estos manuscritos vemos como la nobleza y la burguesía de la época se preocupa por recoger en los códices la transmisión del conocimiento”, explica el comisario de la exposición, Samuel Gras.
una luminosa edad media
Entre los códices expuestos podemos encontrar el más antiguo que preserva la Biblioteca Nacional de España, datado entre el 814 y el 828, el Códice Metz. Se conoce por este nombre por haber sido encargado por un hijo de Carlomagno, Drogo, obispo de Metz. El manuscrito es fruto de las políticas de reforma llevadas a cabo por Carlomagno, quien quiso recuperar los instrumentos científicos clásicos para establecer un calendario homogéneo para sus territorios con un estilo que recupera la tradición griega y romana y contiene un calendario astronómico, un manual de cómputo y un tratado de astronomía, además de 42 representaciones figuradas de las constelaciones, dibujadas a pluma o pintadas directamente.
Siguiendo por los pasillos de la exposición podemos admirar una colección de biblias parisinas, unas biblias que se fabricaban en los talleres parisinos en el s. XIII con destino a toda Europa, ya que por su pequeño tamaño eran susceptibles de transportarse y de facilitar su manejo; una colección de manuscritos sobre derecho romano, que se recupera en el siglo XIII a través de obras comentadas y que se ponen en valor con el nacimiento de las primeras universidades.
Por otra parte, encontramos códices históricos y caballerescos que forman parte de la demanda de la época. Por ejemplo, encontramos El árbol de batallas de Honorat Bovet del siglo XIV, que perteneció al Marqués de Santillana.
La luz de la poesía y de la literatura también está presente, debido al auge de la demanda de la época, un ejemplo es el Roman de la Rose del s. XIV, obra que dará lugar a la primera querella literaria y pugna entre la autora Christine de Pisan y Jean de Montreuil, que apoyaba la visión misógina de la mujer retratada por el autor Jean de Meun. Por último, cabe destacar la numerosa colección de libros de horas, entre los que se encuentra el de Carlos V.