Eduardo Sáenz de Cabezón es conocido por el gran público por ser el conductor de ‘Órbita Laika’. Es el programa de La 2 de Televisión Española donde, en el prime time nocturno, se habla de ciencia y que en su última entrega de esta temporada, reunió ante la pantalla a casi medio millón de espectadores.
Pero Sáenz de Cabezón no es presentador, es matemático, investigador, profesor, youtuber y, además, cuenta cuentos. Combina todas estas facetas para hablar de ciencia ante sus alumnos en las clases que imparte en la Universidad de La Rioja, sobre un escenario o en su canal de YouTube. Seguramente con el mismo entusiasmo y esa sonrisa permanente con la que ha conversado con Nobbot.
Durante el ‘Primer encuentro entre youtubers y profesores’ organizado por esta plataforma de vídeo, hablamos con él de su paso por la televisión, pero también de matemáticas, educación y monólogos científicos.
– Con la temporada finalizada, ¿cómo ha sido tu paso por ‘Órbita Laika’?
En esta experiencia ha habido muchas caras, pero si tuviera que resumirla en una sola palabra sería “aprendizaje”. En los 13 programas que ha durado esta edición me he divertido mucho y he aprendido mucha ciencia porque los colaboradores que estaban allí, y el equipo de científicos que hay detrás, son muy buenos. Además, como ocurre con el público de ‘Órbita Laika’, soy una persona muy curiosa. En cuanto me dan la oportunidad de saber cosas nuevas, ahí voy de cabeza. Así que he hecho mil preguntas y he tenido mil conversaciones.
También he aprendido mucho de comunicación, de la técnica que se utiliza en televisión: los tonos, la parte técnica, el ritmo prosódico de cómo enunciar las cosas. Eso me ha encantado. Y me ha parecido genial la confianza que uno tiene que depositar en el director. Al principio, no quería ver los programas hasta su emisión en directo. En ocasiones no me encontraba muy contento con lo que había grabado, pero al ver el resultado pensaba: «¡Lo que han hecho con esto!», y flipaba.
Personalmente he aprendido mucho, y sigo aprendido. Nunca había estado en esa posición de ser el centro, no solo de atención, también entendido como distribuidor de energía, por decirlo de alguna manera.
– Desde esa posición, ¿has intervenido de alguna manera en la preparación de los contenidos?
El proceso era bastante elaborado, de ida y vuelta entre los colaboradores, los guionistas y la asesoría científica de Enrique F. Borja, autor del blog ‘Cuentos Cuánticos’. Yo ahí no entraba casi nunca. Sí tenía más mano en ese punto de reflexión que acompañaba a todos los programas, pero a mí me llegaba el guión prácticamente con su versión final. Reconozco que se me ocurrían mil preguntas, pero asumí el rol del espectador aunque fuera el presentador. Me convertí en el portavoz de las curiosidades que podían despertar los temas que tratábamos.
«aunque fuera el presentador, En ‘Órbita Laika’ asumí el rol del espectador y me convertí en el portavoz de las curiosidades que podían despertar en la gente».
Eso sí, antes de comenzar la grabación comentaba con los colaboradores alguno de los aspectos que me gustaría tratar. Si entraba, entraba, y si no se quedaba en una conversación entre nosotros, lo que era un lujazo. Lo que no hacía era improvisar preguntas durante la grabación porque no era el código, aunque muchas veces me quedaba con las ganas. Tenía capacidad de intervención, y podía haberlo hecho más, pero era un trabajo en equipo muy bonito.
– Presentar ‘Órbita Laika’ es solo tu última faceta como divulgador científico. ¿La propuesta vino por tu formación como matemático o por tu desparpajo en ‘Derivando’ [canal de YouTube dedicado a las matemáticas]?
Yo creo que por las dos cosas. Cuando Televisión Española retomó ‘Órbita Laika’, recibió ofertas de diferentes productoras para lanzar el producto. La propuesta que finalmente aceptaron suponía que el presentador y todos los colaboradores fueran científicos, que no hubiera famosos, ni siquiera entre los entrevistados, por el hecho de ser famosos, a no ser que tuvieran algo que aportar al tema del programa. Fue una apuesta muy valiente por parte de la productora, pero el doble de valiente por parte de Televisión Española.
Cuando me preguntaron si quería ser el presentador, me dijeron que buscaban un científico que fuera capaz de entender y reaccionar ante el conocimiento de cualquier rama de la ciencia, aunque no fuera la suya específicamente. Además, querían que tuviera cierta experiencia en comunicación. Y creo que también me favorecía el hecho de que yo sea una persona bastante conciliadora en el mundo de la divulgación. Es decir, no tengo enemigos declarados.
– Antes de ‘Órbita Laika’ y de ‘Derivando’ ya ejercías de divulgador científico sobre otros escenarios y en charlas TEDx.
La productora Endemol quería lanzar un canal temático sobre matemáticas en YouTube y se fijaron en mis charlas. Cuando me ofrecieron poner en marcha ‘Derivando’, les dije que sí, pero con la condición de que no fuera un canal de dar clases y explicar ejercicios. No tengo nada en contra de eso, pero ese es mi trabajo como profesor, así que me parecía que era incompatible esa actividad privada con la que desarrollo en la universidad pública. Me gustaba más un canal en el que el tema principal fueran las matemáticas como elemento cultural, dar a conocer un poco qué hacemos cuando hacemos matemáticas, qué tienen que ver con la vida de la gente. Aceptaron mi propuesta y ha salido muy bien. [‘Derivando’ se creó hace cuatro años y ya cuenta con más de 700.000 suscriptores].
«Para poner en marcha ‘Derivando’, puse como condición que fuera un canal que tratara las matemáticas como elemento cultural y dar a conocer qué tienen que ver con la vida de la gente».
Yo he sido toda la vida cuentero, cuenta cuentos. Hacía espectáculos en bares y teatros. En la Facultad de Matemáticas de La Rioja organizaba talleres para chavales de Secundaria y alguna vez me llamaron para una actividad de extensión universitaria. Cuando surgió el concurso de monólogos científicos FameLab, un par de compañeros me animaron a presentarme. Lo hice a última hora (así soy yo, aunque en esto me gustaría cambiar –dice riéndose–) y gané.
Los semifinalistas de aquella edición montamos el el grupo Big Van Ciencia. Yo nunca había visto monólogos científicos y lo que vi me gustó, así que pensamos que también le podría gustar a más gente y decidimos probar en los bares. Formamos el grupo y a partir de ahí, de FameLab, me llamó la gente de TEDx para dar una charla en Río de la Plata, en Buenos Aires. Se subió a la página global de TED y me llamaron para YouTube y escribir el libro ‘Inteligencia Matemática’.
– Con Big Van divulgáis en un entorno diferente al habitual, ¿qué tipo de público va a veros? ¿Buscan disfrutar de la ciencia o del humor?
Big Van nació para hacer monólogos científicos. Hemos estado en bares, en teatros pequeños, en teatros grandes como el Gran Vía de Madrid, en muchos museos científicos, universidades y también en centros educativos como una forma de establecer otro tipo de contacto con la ciencia. También tenemos una parte de investigación y otra muy intensa de formación para científicos y periodistas, entre otros, para comunicar ciencia de forma oral fundamentalmente.
Entre los que van a vernos al teatro, hay un púbico que acude en busca de humor y otros se sorprenden de que haya gente hablando de ciencia sobre un escenario y se acercan por curiosidad. De todas formas, el lenguaje que utilizamos en el teatro es diferente, más rápido, más del estilo del Club de la Comedia, pero siempre con contenido científico, esto es irrenunciable.
También interactuamos mucho con el público y les hacemos preguntas. Ahora estamos con un espectáculo nuevo titulado ‘Materia absurda’. A partir de preguntas absurdas como ‘¿Cuántos agujeros tenemos?’, establecemos un diálogo entre nosotros y con el público donde van surgiendo cuestiones científicas. Ahí entran desde las matemáticas, para definir qué es un agujero, hasta la evolución, sexo, biología…
– Con toda esta actividad, ¿te da tiempo a seguir ejerciendo como profesor?
Tengo el tiempo justo, pero es mi prioridad. Todo esto lo hago mientras colisione lo menos posible con mis clases y con mi dedicación a la investigación donde desarrollo mis proyectos. En la universidad estoy en el Departamento de Matemáticas y Computación, y doy clases de programación, introducción a sistemas informáticos e informática para alumnos con necesidades especiales, entre otras.
– Hasta hace no mucho las Matemáticas eran una materia que, por decirlo de alguna manera, no gozaban de buena fama. Desde tu perspectiva como docente y como divulgador científico en tus múltiples facetas, ¿te da la sensación de que en los últimos años se ha despertado cierto interés por ellas?
Indudablemente. Los mejores indicadores para comprobarlo es ver cómo han evolucionado las notas de corte en los estudios de Matemáticas en la universidad española. Hemos pasado de pedir un 5 en la Universidad de La Rioja, es decir, no hay nota de corte y entra todo el mundo, a un 12 y pico que se pedía el año pasado, que en la última bajada de listas se quedó en 10,5. Veremos qué pasa este año, pero hay mucha demanda.
Creo que esto se debe a que, por un lado, hay un movimiento general en el que las matemáticas han entrado en la conversación. Y, por otro, ahora hay mucho empleo. Llevamos varios años en que Matemáticas, junto con Informática y Estadística, son las carreras con menos paro según la encuesta de población activa. Probablemente es porque cuando una empresa busca un profesional científico no específico, antes se recurría a un ingeniero, normalmente de ‘teleco’, y ahora se busca un matemático porque tiene varias vertientes: estudiar los problemas, capacidad estadística y análisis de datos.
– Sin embargo, esto lo están sufriendo los centros educativos, que se están quedando sin profesores de Matemáticas.
Sí, eso es un problema. No hay matemáticos que se presenten a las plazas de Secundaria. Los puestos están, pero los ocupa gente que no es matemática. En principio, no hay ningún problema, porque tienen el conocimiento para dar las clases y si no, lo van a adquirir. Pero depende un poco de qué tipo de matemáticas queramos contar en la escuela y desde dónde queramos enfocarlas.
Lo que sí es irrenunciable es que los matemáticos diseñen los planes de estudio y su implementación. Esta carencia sí puede ser un problema. Si no es así, seguiremos con uno de los principales defectos que tenemos en la enseñanza matemática en la escuela, no solo en España, en todas las sociedades: es demasiado utilitaria, pero las matemáticas son algo más y algo diferente.
«Los matemáticos deberían diseñar los planes de estudio de esta materia y su implementación. De no ser así, seguiremos con uno de los principales defectos que tenemos en su enseñanza en la escuela: es demasiado utilitaria».
El resto de profesionales que tienen una formación matemática la han recibido en tanto en cuanto son una herramienta para su propia profesión, como los ingenieros, biólogos o arquitectos, que son los que están enseñando ahora las matemáticas en las escuelas. Por supuesto, es una parte fundamental, pero no la única. Creo que las sociedades matemáticas y en el diseño de currículos tienen que tenerlo en cuenta.
– ¿Qué falla en la escuela para que los niños no sientan curiosidad por una asignatura como Matemáticas?
Hay algunas cosas en las que hay mucho margen de mejora. Una es intensificar la relación entre las matemáticas que se dan en la escuela y el contexto, la vida de la gente. Ahí está, por un lado, la vía de la utilidad, las matemáticas son muy útiles para muchísimas cosas. Otra vía es la del disfrute. Igual que podemos disfrutar de la literatura, se puede disfrutar de una buena narración matemática, de un problema bonito. No lo digo desde un punto de vista idealista, yo mismo lo estoy viendo. Lo que hago en ‘Derivando’ no sirve para aprobar una asignatura, pero mucha gente disfruta viéndolo. También deberían enseñarse unas matemáticas que tengan sentido, que yo sepa para qué las estoy explicando, que mis alumnos perciban que eso les aporta algo y no se vean como un obstáculo que tienen que pasar para llegar al siguiente curso.
En cuanto a los docentes, buenos y malos hay en todos los sistemas y materias, y los va a seguir habiendo. Sin embargo, creo que en Matemáticas tienen un peso mayor que en el resto de asignaturas. En materias como Literatura, Física, Biología… se puede establecer una relación fuera de la escuela. En el caso de Matemáticas, es difícil encontrárselas de forma directa a no ser que las busques. Todo el contacto que tienen los alumnos con ellas está mediatizado por los profesores.
– ¿Cómo fueron tus profesores?
Tuve dos profesores muy buenos, excelentes, en el instituto. Tanto en su competencia matemática como en su forma de afrontar la asignatura. De lo que se trata es de desdramatizar esta materia, que los alumnos sientan que les aporta algo, no estaría mal que la gente se divierta en clase. Divertirse en clase potencia el aprendizaje. Hay un informe en Francia, ‘21 medidas para la enseñanza de las matemáticas’, donde se recoge la introducción del disfrute como herramienta pedagógica. No me parece mal que los niños vayan a jugar a la escuela. Conjugamos la enseñanza demasiado en futuro, como una preparación para algo, que no me parece mal. Pero también se debería tener en cuenta el presente: si no siento que me sirve ahora, entonces algo está fallando.
Conjugamos la enseñanza demasiado en futuro, como una preparación para algo, pero también se debería tener en cuenta el presente.
– Antes has comentado que las matemáticas forman parte de la conversación, algo que también ocurre con otras ramas de la ciencia, ¿las redes sociales y plataformas como YouTube han contribuido a ello?
La cultura debe estar donde estemos hablando. Lo que no quita para que haya otro tipo de divulgación más clásica o elevada, para gente con ciertos intereses. Lo ha habido tradicionalmente y siempre ha de estar presente. El objetivo de esta otra divulgación, digamos más popular, es sobre todo fomentar interés y despertar curiosidad para que luego nos vayamos a esos contenidos más intensos y elaborados.
– ¿Te gustaría volver a un nuevo ‘Órbita Laika’?
[Contesta sin dudarlo y con una amplía sonrisa] Sí. Me gustaría mucho.
– ¿Con una sección sobre matemáticas?
Podría ser una de las líneas en las que se podría insistir un poco más porque siempre hay que variar, no hay que hacer todo igual.
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Imágenes | Noelia Hernández