#NoMoreMatildas es una iniciativa impulsada por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) con el apoyo de la Oficina del Parlamento Europeo en España para combatir el «efecto Matilda», que ha relegado al olvido, de forma sistemática, los hallazgos de brillantes científicas como Nettie Stevens, Lise Meitner, Marietta Blau o Rosalind Franklin, entre muchas otras.
#NoMoreMatildas nos invita a imaginar, a través de tres cuentos, cómo hubiera sido la vida de Albert Einstein, Alexander Fleming y Erwin Schrödinger en caso de haber sido mujeres. Las escritoras y periodistas Ángeles Caso y Carme Chaparro, y la catedrática de Química Inorgánica y presidenta de AMIT-Andalucía, Adela Muñoz Páez, firman los prólogos de los tomos, que cuentan con textos de Nöel Lang e ilustraciones de Rodrigo García Llorca. Los cuentos no están a la venta, pero podrán descargarse en la web
Carmen Fenoll, Presidenta de AMIT explica que «hablar de ello del efecto Matilda, hacer público que este fenómeno ha existido, nos sirve para que la sociedad sepa que siempre ha habido mujeres haciendo ciencia, en todas las épocas y en todas las disciplinas. Muchas de estas mujeres hicieron aportaciones clave para el avance del conocimiento y muchas otras consiguieron con su trabajo que la ciencia fuera cada vez mejor. Pero en todos los casos, las mujeres son parte de la historia de la ciencia, de la historia de nuestra civilización, aunque haya habido un intento, consciente o inconsciente, de borrarlas de ella».
la ciencia, ¿cosa de hombres?
«La consecuencia inmediata de esta falta de imágenes de mujeres en la historia de la ciencia -añade- es que hace que otras mujeres (y las niñas y jóvenes) perciban que la ciencia es cosa de hombres. Además, la sociedad, las familias y las escuelas dudan sistemáticamente de la idoneidad y capacidad de las niñas para dedicarse a la ciencia, haciendo que estas niñas terminen dudando de sí mismas. Y aquéllas que logran sobreponerse a estos obstáculos se encuentran con entornos académicos hostiles, todavía plagados de estereotipos y sesgos inconscientes contra ellas, que dificultan su progreso de un modo sutil pero efectivo».
¿Y cómo evitar el efecto Matilda? Según Carmen Fenoll, «debemos conocer a las científicas del pasado, del más antiguo y también del pasado reciente. Debemos rescatarlas del olvido. Además, los legisladores y las instituciones tienen que poner en marcha medidas que consigan que las investigadoras no sufran discriminación, luchando activamente contra los estereotipos de género y asegurando un entorno de trabajo justo para todas».
el efecto matilda y la invisibilización de la mujer
Fue la historiadora de la ciencia Margaret W. Rossiter puso nombre al efecto Matilda en honor a Matilda Joslyn Gage, activista de los derechos de las mujeres. Diferentes estudios de la Universidad de Valencia y la Complutense revelan apenas un 7,6% de referentes femeninos en libros de texto de la ESO respecto a sus homólogos varones y un 12% en las citas de trabajos académicos.
Esta puede ser una de las causas de que el porcentaje de mujeres en carreras científicas sea inferior al 50% (28,5% según la Unesco) con un preocupante descenso en áreas clave para el desarrollo tecnológico de la sociedad, como la ingeniería informática, en la cual en España las mujeres representaban más de un 30% del alumnado en los años ochenta y hoy apenas llegan al 12%. En matemáticas, grado en el que desde el año 2000 las mujeres representaron más del 60% del alumnado, su presencia no ha dejado de disminuir siendo del 37% en 2018.
AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas) es una asociación no gubernamental que pretende ser voz, foro de discusión y red de apoyo a todas las investigadoras y universitarias concienciadas en trabajar juntas para lograr la plena participación de las mujeres en la investigación, la ciencia y la tecnología. La campaña es una idea de Gettingbetter Creative Studio, con la colaboración de Dos Passos Agencia Literaria y Comunicación y producción de Kamestudio.