La obesidad es un problema de salud mundial que está estrechamente relacionado con muchos trastornos metabólicos y en cuyo origen multifactorial juegan un papel clave los genes. Un nuevo estudio cientítifico recomienda 6 ejercicios para no engordar (o hacerlo menos) a pesar de ellos.
En 2015, la revista Nature publicó un artículo en el que se señalaba al factor genético como el gran causante del sobrepeso, por delante de la dieta o el sedentarismo. En todo caso, los expertos recomiendan el ejercicio físico regular para atenuar esta predisposición genética a la obesidad.
ejercicios para no engordar…¿pero cuáles?
El problema es que no se sabía qué tipo de ejercicio era el más adecuado para hacer frente a este trastorno que, en España, afecta al 70% de la población adulta. Se calcula que, en poco más de una década, para 2030, 27 millones de adultos españoles tendrán problemas de obesidad o sobrepeso, el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres.
Ahora, un nuevo estudio liderado por la Universidad de Taiwan revela qué tipo de actividades físicas son las más eficaces para frenar esta enfermedad crónica. Para esta investigación se ha analizado a 18.000 personas de entre 30 y 70 años. Sus resultados demuestran que los efectos genéticos en distintas medidas de obesidad pueden reducirse en diversos grados al realizar diferentes tipos de ejercicio
Para esta investigación se tuvieron en cuenta un total de cinco medidas de obesidad, como son el índice de masa corporal (IMC), el porcentaje de grasa corporal (BFP), la circunferencia de la cintura (CC), la circunferencia de la cadera (HC) y la relación cintura-cadera (ICC).
la natación estimula el apetito
Entre los 18 tipos de ejercicios estudiados, 6 mitigaron los efectos genéticos en al menos una medida de obesidad. Correr al trote (jogging) o la práctica del yoga se mostraron como los ejercicios más eficaces, disminuyendo los efectos genéticos sobre el IMC, BFP y HC. El ciclismo de montaña, el senderismo, la marcha atlética o bailar también atenuaron los efectos genéticos sobre el IMC. El jogging presentaba constantemente las interacciones más significativas y los resultados son más evidentes en personas con predisposición genética a la obesidad.
Sin embargo, ejercicios como el ciclismo, los estiramientos o la natación no parecen modificar los efectos genéticos en ninguna medida de obesidad. “Con los estiramientos se consume menos energía y la natación estimula el apetito”, explica a Sinc Wan-Yu Lin, principal investigador del estudio.
Una vez detectadas las actividades físicas más eficaces para combatir la predisposición genética a la obesidad, toca practicarlas. Eso sí, para obtener sus beneficios, se recomienda dedicarse a ellas tres veces a la semana durante, al menos, 30 minutos.