Ni la máquina imaginada por HG Wells, ni el DeLorean de Regreso al futuro, ni la Tardis, de Dr. Who. La primera máquina para viajar en el tiempo fue española y se llamaba Anacronópete.
Nuestra propuesta es hacer un pequeño viaje a 1887. Por aquel entonces, la ciencia y la tecnología empezaban a presentarse como la solución a numerosos problemas. Los usos de la electricidad se multiplicaban, se patentaban nuevos inventos casi cada día y se publicó en Barcelona la primera novela de la historia en describir una máquina del tiempo: ‘El Anacronópete’.
Una zarzuela y La primera máquina para viajar en el tiempo
En la década de 1880, se representaban en Madrid y otras ciudades de España grandes obras de teatro, como ‘La vuelta al mundo en 80 días’ de Julio Verne. Esta adaptación a los escenarios requería de un gran despliegue actores y medios –según fuentes de la época, hasta contaban con un elefante–.
A su vez, la ciencia y la tecnología empezaban a ser el eje central de muchas novelas y obras de teatro. Hacía ya casi medio siglo que el monstruo de Frankenstein había sido animado gracias a la electricidad en la novela de Mary Shelley, y años que los títulos de Julio Verne cosechaban tanto éxito que daban también la vuelta al mundo.
Sin embargo, hasta ese momento todos los viajes en el tiempo de la literatura eran el resultado de encantamientos, magia, sueños o intervenciones de dioses y seres sobrenaturales. En ningún momento, de la tecnología. El primero en imaginar un aparato capaz de retroceder en la historia fue el madrileño Enrique Gaspar y Rimbau: su máquina del tiempo recibió el nombre del anacronópete y utilizaba la electricidad para desplazarse.
Seguramente inspirado por las grandes representaciones de la época, Gaspar y Rimbau escribió la historia en forma de zarzuela. Sin embargo, tras años intentando representarla sin éxito, finalmente la publicó como novela en Barcelona en 1887. Se adelantó en ocho años a la que durante mucho tiempo se consideró la primera novela en introducir un artefacto así: ‘La máquina del tiempo’, del británico H. G. Wells.
Las aventuras de Sindulfo García
Las páginas de ‘El Anacronópete’ nos cuentan la historia de Sindulfo García, un científico e inventor zaragozano que descubre el secreto de los viajes en el tiempo. Una vez hecho esto, se dispone a hacer lo que hubiese hecho cualquier otro en su lugar: fabricar una máquina para sacarle partido.
En sus aventuras, el inventor Sindulfo García viaja a la batalla de Tetúan de 1860, revive momentos históricos en la Granada de 1492 y llega a la China del siglo III. En viajes posteriores prueba a ir aún más atrás, como a Pompeya en el año 79 o a los tiempos de Noé. Y no lo hace solo: viaja acompañado de su ayudante Benjamín, su sobrina Clarita, un grupo de chicas francesas “de vida alegre” y el resto de una larga y pintoresca tripulación. Como no podría ser menos en una novela de viajes en el tiempo, los protagonistas viven todo tipo de aventuras y hacen varios descubrimientos sorprendentes.
La ‘ciencia’ detrás de la primera máquina para viajar en el tiempo
En las palabras de Enrique Gaspar y Rimbau, el anacronópete “es una especie de arca de Noé que debe su nombre a tres voces griegas: Ana, que significa hacia atrás; crono, el tiempo, y petes, el que vuela, justificando así su misión de volar hacia atrás en el tiempo”. Y es que el madrileño daba una curiosa explicación a los viajes en el tiempo: impulsada por la electricidad, su máquina giraba en el sentido contrario a la rotación de la tierra y a mucha más velocidad.
“Como el tiempo para envolverse en la tierra camina en dirección contraria a la rotación del planeta, el Anacronópete para desenvolverlo tiene que andar en sentido inverso al suyo e igual al del esferoide, o sea de Occidente a Oriente. El globo emplea veinticuatro horas en cada revolución sobre su eje; mi aparato navega con una velocidad ciento setenta y cinco mil doscientas veces mayor; de lo cual resulta que en el tiempo que la Tierra tarda en producir un día en el porvenir, yo puedo desandar cuatrocientos ochenta años en el pasado”.
La obra presenta, además, una paradoja que se repetiría cientos de veces en la literatura y el cine de ciencia ficción: ¿qué pasa si cambio algo del pasado?
El anacronópete trajo de vuelta a su escritor
La novela de Gaspar y Rimbau cayó pronto en el olvido, sobre todo eclipsada por otras de más éxito como la de H.G. Wells. Sin embargo, tuvo cierta acogida en su momento, sobre todo por su tono humorístico y un toque de denuncia social.
En los últimos años, la British Library la presentó como la primera novela de la historia en hablar de una máquina del tiempo en una exposición sobre ciencia ficción, por delante de la británica de Wells.
Para los que se han quedado con la curiosidad, ‘El Anacronópete’ puede leerse online en Internet Archive. Pero, además, un proyecto de la editorial Gaspar & Rimbau ha rescatado del olvido, restaurado y publicado la versión original de 1887.
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Imágenes | British Library
Tampoco deberíamos olvidar la obra de José de Eola que escribía con el seudónimo de «El coronel Ignotus» que publicó obras como «Del Océano a Venus», «El mundo venusiano» o «Los modernos Prometeos» publicadas por la editorial Sanz Calleja en el año 1921.