La industria de los medios es tan despiadada como amante de los titulares impactantes. Por eso abundan las predicciones agoreras, y también fallidas. Llevamos décadas acabando con la vida de los periódicos, la radio o los vinilos, pero, lo cierto es que, a día de hoy, se siguen vendiendo hasta gramófonos. ¿Por qué entonces deberían acertar los augurios con la televisión?
Internet y las plataformas de streaming han irrumpido con fuerza en los negocios tradicionales de la música y el vídeo. Pero los datos reflejan que, lejos de agonizar, algunos sectores parecen saludables. Nosotros te presentamos los números, el juicio se lo dejamos a los gurús.
El curioso caso de vinilos y casetes
Con la llegada del CD de audio a finales de los 80, el futuro de vinilos y cintas de casete parecía sentenciado. Con la irrupción del mp3, a nadie le cabía duda. Sin embargo, las ventas de ambos soportes han vuelto a crecer en el último lustro tras más de dos décadas de caídas.
En 2016, se vendieron algo más de 200 millones de álbumes en Estados Unidos, de los cuales 13 millones fueron vinilos (un 10% más que en 2015) y 130.000 casetes (79% de crecimiento), según los datos de Nielsen Music. Los números son similares en Reino Unido, otro de los grandes mercados musicales, donde se vendieron en 2016 3,2 millones de vinilos, la cifra más alta en los últimos 25 años.
En España, la tendencia de las casetes no se refleja aún en las estadísticas, pero el mercado de los vinilos lleva en crecimiento continuo desde 2008. Según la asociación de productores musicales, Promusicae, en 2016 se vendieron 430.000 vinilos, casi 11 veces más que ocho años antes.
Las predicciones, fallidas o no, siguen dibujando un futuro dorado para los soportes analógicos. Para 2017, la consultora Deloitte estima que las ventas anuales de este sector superarán los 1.000 millones de dólares en todo el mundo por primera vez desde el año 1980. ¿Y qué pasa con la televisión?
La TV: los datos De los optimistas
El de la televisión es un caso un poco más peliagudo. Para empezar, porque la industria del vídeo mueve mucho más dinero, con lo que la lucha por influir en el mercado y llevar la razón con las predicciones es mucho más encarnizada. Y, también, porque existe un debate sobre qué es televisión y qué no, sobre dónde está la frontera entre el vídeo y la radiodifusión.
Sin embargo, si tomamos la TV como el medio clásico, lineal, como el que recibimos en España a través de la TDT o de las plataformas de pago, 2016 ha dejado todavía un buen puñado de datos que invitan a pensar que su muerte está aún lejos.
- La publicidad. Según el último informe de Infoadex, la televisión española ingresó más de 2.100 millones de euros por publicidad en 2016, casi la mitad del total invertido en medios y plataformas digitales (incluyendo el vídeo online).
- El consumo. Aunque las medias son engañosas, el último panel de Eurodata señala que, en 2016, se consumieron una media de tres horas de televisión por persona al día en todo el mundo, solo tres minutos menos que en 2015. Norteamérica y América Latina son las regiones donde más televisión se ve, con más de cuatro horas de consumo diario. El sector más joven, los tan referenciados millennials consumidores de YouTube, vieron dos horas y cuatro minutos de TV tradicional.
- El impacto del streaming. Las plataformas de vídeo bajo demanda (VOD) como Netflix, de vídeo online como YouTube o el streaming en directo siguen ganando fuerza. Sin embargo, la compañía de investigación de marketing comScore señala que, en 2016, los hogares con televisión consumían una hora de vídeo en Internet por cada cinco horas y media que veían la televisión.
La TV: los datos del cambio
La cara más tradicional de la televisión ha contemplado desde la barrera el emerger de las plataformas de vídeo a través de Internet. Durante los últimos años, los Netflix y los YouTube se han erigido en grandes competidores del mercado audiovisual global.
Sin embargo, ¿son o no una simple vuelta de tuerca a la televisión? Y, si aceptamos que son dos cosas completamente separadas, ¿se sustituyen o se complementan? Al margen de estos grandes debates, algunos números no dejan lugar a duda: algo está cambiando.
- A dónde va el dinero. Si bien la televisión tradicional sigue concentrando la inversión publicitaria, hay otro dato económico que favorece a las plataformas de vídeo en línea y, sobre todo, a las redes sociales. El ingreso medio por usuario, técnicamente conocido como ARPU, a nivel publicitario se está disparando en el sector del vídeo online, mientras que para la TV lleva años estancado.
Según un estudio reciente de Ampere, el ARPU publicitario de Facebook a través del vídeo es casi cinco dólares por usuario al mes, mientras que en la televisión es del doble. Sin embargo, hace cuatro años, los ingresos por usuario de Facebook eran de 1,45 dólares, mientras en la TV los números apenas han cambiado. - Qué hacen los jóvenes. Otro gran punto de inflexión lo marcan los consumidores más jóvenes, no solo los millennials, cuyos representantes más viejos tienen ya alrededor de 35 años, sino sus sucesores, la llamada generación Z.
Aunque siguen viendo la TDT, siete de cada 10 menores de 35 años en España ven más YouTube que televisión tradicional, según una encuesta de Cultture. Sin embargo, solo un 7% asegura que lo que más consume es vídeo bajo demanda.
Además, la misma encuesta desvela que al 47% no les gusta la programación de la televisión en abierto y un 38% detesta no poder elegir lo que ve y cuándo lo ve.
Un futuro de fronteras difusas
Los números están ahí, dando una de cal y otra de arena, y podrían sacarse a la luz muchos más estudios. Lo que parece fuera de toda duda es que el del audiovisual es un mundo en ebullición en el que compañías emergentes y gigantes consolidados luchan por el liderazgo.
Por eso quizá no importe tanto que la radiodifusión tradicional y las parrillas de programación tengan los años contados. Empresas líderes, que llevan décadas haciendo televisión, como FOX, HBO o ESPN, o ejemplos más locales como Atresmedia y Mediaset, hace tiempo que vienen apostando por el vídeo online, el streaming y el vídeo a la carta. Si hay un tren hacia el futuro, ellas no lo van a perder.
Por otro lado, los actores emergentes que están impulsando los grandes cambios que atraviesa el sector están cerrando alianzas de lo más tradicional en los últimos meses. Un ejemplo reciente es el de Amazon Prime Video, que a partir de la próxima temporada emitirá en directo la liga de fútbol americano (NFL). O el de Netflix, que se acaba de amoldar a las demandas de Showtime e irá añadiendo los nuevos capítulos de Twin Peaks al ritmo que marca la televisión (y no todos juntos, como acostumbra).
Esto de las predicciones se vuelve cada vez más complicado. Quién sabe, quizá cuando ya solo podamos ver vídeos a través de hologramas se vuelva a poner de moda la pantalla en blanco y negro y sus clásicas antenas.
Imágenes| iStock, Pixabay
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