Con tanto dispositivo conectado, es lógico que haya siempre alguien pensando que todo esto no puede ser muy seguro. Tras escuchar historias raras sobre cómo accedían a la webcam de un portátil, son muchos los propietarios de esos equipos que llevan la webcam tapada con una pegatina. Y qué decir de la noticia de que algunos televisores escuchan (y pueden grabar) todo lo que dices. Es cierto, hay de todo, pero nada de eso significa que no puedas fiarte de tu casa conectada. Al contrario, hogar digital no supone un peligro para tu privacidad. No al menos mayor que otros.
Privacidad y hogar digital
La privacidad es un tema delicado, lo sé. Cada uno se la toma como quiere. Hay quien piensa que no tiene nada que ocultar y no se molesta. También quien sí tiene cosas que ocultar y se obsesionan. Y por último los que simplemente quieren saber que nadie decidirá por ellos qué está bien o mal.
Esos últimos son los que se posicionan de forma más interesante. Porque es verdad que hay riesgo en el hogar digital, pero no mucho más del que podemos correr haciendo uso de objetos analógicos. Una cerradura inteligente no es mucho más insegura que una de toda la vida, con su llave y bombín.
Y todo esto sin contar el mayor riesgo para nuestra privacidad: nosotros mismos. Sí, tú y yo somos los principales riesgos, porque en la era de las redes sociales hemos asumido muy rápidamente eso de compartir qué hacemos o haremos, cuándo estamos fuera de casa o dentro, adónde viajamos o vamos a pasar el fin de semana.
Es decir, si alguien quisiera acceder a nuestra casa, sabría perfectamente cuándo estamos o no en ella. Incluso si estamos solos o con amigos. Porque compartimos más de lo que imaginamos. A veces de forma voluntaria y otras sin ser conscientes. De ahí que resulte importante saber cómo protegernos de lo que las redes comparten, de lo que internet sabe de nosotros.
Cómo asegurar nuestro hogar digital
Los riesgos y miedos que genera el hogar digital no son otros que: miedo a ser observados, miedo a ser escuchado, miedo a que sepan cuándo estamos o no en casa. Estas preocupaciones afectan a productos como cámaras de vigilancia, termostatos inteligentes, sensores de movimiento, asistentes de voz, televisores inteligentes, etc.
¿Cómo me protejo? Pues fácil, configurando bien cada producto o servicio. Desde nuestro acceso a la red WiFi local hasta el último dispositivo conectado, es importante que revisemos todas las opciones de seguridad que el fabricante ofrece. La más importante: establecer un usuario y contraseña de acceso adecuado. Si no es así, entonces sí habrá problemas. Los mismos que si dejamos la puerta de casa abierta de forma deliberada.
Por lo demás, si tenemos una contraseña al la red WiFi segura y hemos establecido otras para el resto de productos, nuestra casa seguirá siendo tan segura como antes. Eso sí, la única diferencia es que ahora tendremos un hogar mucho más cómodo y funcional. El cual, si sabemos cómo sacarle partido, podremos aprovechar al máximo para disfrutar como nunca de todo lo que la tecnología nos está ofreciendo estos años.
Así que no te preocupes, el hogar digital no atenta a tu privacidad. Y sí que puede hacer que cambies cómo vives, cómo interactuas con tu casa, que pasará a ser más inteligente y autónoma en algunos casos.