El primer número de la revista barcelonesa El Víbora apareció en los quioscos en diciembre de 1979. El subtítulo, “comix para supervivientes”, dejaba claro su contenido.
el Museu Nacional d’Art de Catalunya quiere reactivar la magia de unas viñetas cargadas de parodia subversiva y sátira costumbrista con una exposición dedicada a una de las publicaciones más importantes de la democracia de nuestro país.
40 años después del nacimiento de un fénomeno que marcó a diversas generaciones de las décadas ochenta y noventa,La cultura más underground
La revista El Víbora (1979-2004) encarnó a la perfección el sincretismo cultural que se vivió en Barcelona al inicio de la democracia. Sus páginas acogieron a una parte de los autores que habían iniciado la cultura underground en los años setenta, un fenómeno cultural y artístico especialmente vinculado a la ciudad condal.
A través de distintos números, documentos y dibujos originales de cómic y otras obras, la exposición que acogerá el Museu Nacional d’Art de Catalunya hasta el próximo 29 de septiembre, introduce al visitante en el mundo del comix underground y en el contexto internacional y barcelonés, que fue el sustrato en el que nació la revista.
Se exponen cerca de 100 de sus portadas impresas, unas 30 publicaciones y 35 obras originales, como los dibujos de Max e Isa Feu para el histórico número especial sobre el golpe de Estado de 1981 o el original de Nazario para la cubierta del número 1 de la revista.
Las historietas de El Víbora lucharon a su manera contra el orden y el poder establecido, ya sea político, económico o cultural. Renovaron el panorama del cómic en España y devolvieron este medio de comunicación a una de sus infinitas propuestas: la de reflejar críticamente la sociedad. Muchos de sus personajes son libertarios, travestis, gais, drogadictos, radicales o ecologistas, representan, en esencia, al marginado social de la época.
Las viñetas sitúan a la ciudad como escenario principal, con especial énfasis en las callejuelas de los bajos fondos, como los del barrio chino barcelonés. La mayoría de sus autores era gente de la calle, personas de orígenes sociales muy distintos que, entre otras cosas, tenían en común el haber sabido interpretar el pulso de las grandes urbes.
Un icono del cambio
El Víbora fue una redención que culminó el movimiento underground y, a la vez, lo cerró convirtiéndolo en un fenómeno de masas. Fue también la evidencia de que España estaba cambiando y quería abrir de par en par las puertas a una sociedad libre. El mercado de las revistas de cómics acababa de iniciar su andadura y El Víbora vino a llenar un hueco. Una revista de autores inquietos que hablaban de lo que veían en la calle. Y la calle les respondió positivamente.
A principios de los noventa la sociedad había cambiado y la revista comenzó a asumir contenidos más próximos a la nueva historieta alternativa. Por otro lado, El Víbora también publicó una selección del mejor cómic internacional, con firmas como las de Robert Crumb, los hermanos Hernández, Peter Bagge, Daniel Clowes, Pétillon, Tardi, Swarte, Muñoz y Sampayo, Jamie Hewlett, Yoshiriho Tatsumi o Jiro Taniguchi. La icónica revista sobrevivió 300 números hasta diciembre de 2004.