Las guerras son escenarios donde estar a la vanguardia de la ciencia y la tecnología marca la diferencia. Así sucedió con Alan Turing y su trabajo para descifrar el código secreto de los nazis, Enigma, durante la Segunda Guerra Mundial. Su resolución contribuyó a acortar notablemente la duración del conflicto e impulsó la criptografía moderna. La ‘guerra’ contra el coronavirus no es diferente, y la urgencia por encontrar una solución a la pandemia exige que la ciencia avance más rápida y unida que nunca.
Ante esto, los matemáticos cierran filas y acaban de crear la iniciativa Acción Matemática contra el Coronavirus, un comité de expertos que desea poner su capacidad de análisis y modelización para comprender el COVID-19 al servicio del Gobierno y la sociedad. La idea nace desde el Comité Español de Matemáticas (CEMat). Su presidente y coordinador de la iniciativa, el catedrático de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Valladolid Alfonso Gordaliza, nos atiende desde su casa en pleno confinamiento para explicarnos qué pueden aportar las matemáticas a esta grave crisis sanitaria: desde previsiones de la epidemia, a una planificación óptima de los recursos.
– En la lucha contra el coronavirus oímos hablar especialmente de epidemiólogos y médicos. ¿Dónde quedan los matemáticos en esto?
La epidemiología son las matemáticas y estadística al servicio del estudio de la transmisión de enfermedades. Este es un problema que nos atañe y concierne a todos, para el que hacen falta mecanismos de colaboración, solidaridad y unidad. Todo es compatible en la ciencia. Los matemáticos no podemos limitarnos a que nuestro papel sea explicar lo que ha pasado después del coronavirus, tenemos que adelantarnos y proveer de modelos y herramientas para modificar lo que todavía está por pasar, y trasladarlo a un terreno más llevadero y controlable.
«Donde hay un mapa de recursos y necesidades, hay modelos matemáticos. Ahí ayuda la investigación operativa»
– ¿Cómo surge la iniciativa Acción Matemática contra el Coronavirus?
El objetivo es poner en común todas las propuestas de la comunidad matemática y estadística desde un punto de vista científico, organizado y consensuado. La idea es no lanzar propuestas a vuelapluma, sino organizarnos con cierta madurez y reflexión, pero también con la premura que requiere poder ofrecer algo útil a tiempo.
En España hay mucho potencial dentro del colectivo de investigación en matemáticas, que puede hacer grandes avances en modelización y análisis de la enfermedad con los datos adecuados. Muchos grupos de matemáticos ya han empezado a investigar por su cuenta, tienen sus modelos y hacen sus propias previsiones; no deja de salir en los medios de comunicación.
– Tantas propuestas matemáticas pueden generar ruido, ¿cuál es el modelo ‘bueno’?
Depende, hay modelos que predicen el pico dentro de tres semanas, otros dentro de siete. Por eso hay que discutir de manera organizada, ver en qué hipótesis se basa cada uno, cuáles son más verosímiles y más creíbles, qué parámetros está teniendo en cuenta uno y otro… Y hay que hacerlo rápido. El virus no va a esperar a que nos pongamos de acuerdo.
No se trata de poner coto a la libertad de ningún investigador, sino de ser capaces como comunidad matemática de generar de manera constructiva una discusión más plural, madura y homogénea. El fin último del CEMat y el comité es ponerse a disposición del Gobierno y la sociedad.
«El virus no va a esperar a que nos pongamos de acuerdo»
– ¿Habéis contactado ya con las autoridades?
Desde el primer momento hemos comunicado la iniciativa al Gobierno y estamos intercambiando correos con el Ministerio de Ciencia y de Sanidad. Estamos deseando ser útiles. A nivel local, mucha gente de la comunidad matemática ya está siendo requerida por los servicios de salud de sus comunidades y por las propias autonomías, y están aportando ideas y análisis.
– ¿Por qué un equipo multidisciplinar de matemáticos?
Las diferentes ramas de las matemáticas ofrecen distintos puntos de vista desde donde atacar. Por eso, en el comité hay expertos en estadística, investigación operativa, matemática aplicada, modelización de epidemias, ecuaciones diferenciales, análisis de datos y big data.
Por ejemplo, ¿cómo gestionamos los recursos y los suministros y coordinamos al personal? Con un sistema nacional de salud compartimentado en 17 trozos, esto es mucho más complejo que el hecho de que un consejero pida de aquí porque le falta y ofrezca de allí porque le sobra. Donde hay un mapa de recursos y necesidades, hay modelos matemáticos. Ahí ayuda la investigación operativa.
– Respecto a la estadística, a veces se la considera el patito feo de las matemáticas, pero ahora no deja de ser utilizada.
La Estadística con mayúscula es mucho más que las estadísticas con minúscula y en plural. Es una ciencia de análisis y modelización de fenómenos sometidos a incertidumbre, que va mucho más allá de reportar porcentajes, tasas y gráficos. Con estadística y datos podemos predecir el escenario futuro de la enfermedad.
– ¿Qué papel juegan los datos en esta batalla? ¿Hay tiempo para que un médico o un enfermero se dedique a rellenar fichas?
Tiene que haberlo. Ante una enfermedad desconocida como esta, investigar el tratamiento y poner a un paciente la medicación que le corresponde es tan importante como recopilar fichas de datos. Si no, estamos tirando información y oportunidades a la basura.
Los datos también salvan vidas en el corto, medio y largo plazo, porque son necesarios para entender en profundidad la enfermedad. También para analizarlos a futuro y estar prevenidos para otras pandemias. Esto nos está demostrando que tenemos que estar preparados; no lo estábamos.
«Investigar el tratamiento y poner a un paciente la medicación que le corresponde es tan importante como recopilar fichas de datos»
– ¿Cómo son los datos que está publicando oficialmente el Gobierno?
Son datos agregados, es decir, datos resumidos que recogen ciertos casos y ciertas características. Pero hay otra cosa mucho más sensible, profunda e importante: los microdatos. Estos son una base de datos individuales en la que están todos los pacientes, con decenas y decenas de variables relacionadas con características clínicas, sociodemográficas, geográficas… Anonimizados, claro está. Eso es difícil tenerlo a nuestra disposición con carácter general, pero es lo mejor para investigar.
– Estos días se tiende a asemejar este escenario a la Tercera Guerra Mundial, y las matemáticas ya han estado presentes en otras guerras.
Estamos ante una magnitud similar a la de un conflicto bélico, y las matemáticas desde luego son también un arma y una herramienta. También lo fueron en la Segunda Guerra Mundial, con la máquina de Turing. Con esos desarrollos se pusieron las bases de los códigos y la criptografía, ahora una rama de las matemáticas totalmente fructífera, y el embrión de la inteligencia artificial. Las situaciones de presión y urgencia hacen que la ciencia avance más rápido.
– Buscando al menos una luz en la oscuridad, ¿será esta una oportunidad para impulsar el desarrollo de las matemáticas en este campo?
Estoy seguro; la necesidad agudiza el ingenio, aúna ideas y promueve que se dediquen grandes esfuerzos al tema del momento. La base de los modelos que se usan en epidemiología son de hace casi un siglo, cuando se extendió “la fiebre española”. Ahora esta rama saldrá reforzada: poder testar en directo lo que estás investigando, en una realidad tan interesante en el sentido científico como esta, es una oportunidad para que la epidemiología dé un salto. Y las matemáticas podrán demostrar todo lo que tienen que aportar.
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Imágenes | Alfonso Gordaliza