Irisbond fabrica dispositivos y tecnología de seguimiento ocular desarrollada en España. El objetivo es ayudar a que los colectivos con afectaciones neurológicas que limitan su capacidad para comunicarse puedan hacerlo con la mirada.
Su labor ha sido premiada, entre otros, con el Premio Reina Sofía a Tecnologías para la Accesibilidad. Irisbond continúa evolucionando, tal y como explica Eduardo Jáuregui, su CEO y cofundador. El lanzamiento de Hiru, su último dispositivo, amplía las posibilidades del seguimiento ocular para integrarlo en diferentes entornos como la industria 4.0.
– ¿Cuál fue el motivo de la creación de Irisbond?
Nacimos hace siete años de la mano de un centro de tecnología aplicada en el que desarrollamos una tecnología que permitía controlar un ordenador con la mirada. Entonces decidimos crear un modelo de negocio, una empresa y validar esa tecnología en un vertical específico que es la tecnología asistiva. Era la aplicación con más beneficio social porque damos voz a personas con unas condiciones muy complejas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o tetraplejias. Son colectivos que solo pueden comunicarse con los ojos. Gracias a nuestras aplicaciones hemos conseguido que más de 2.000 personas en el mundo se comuniquen con la mirada.
– Sin embargo, esta tecnología ya existía antes del nacimiento de vuestra empresa.
Aunque ya se comercializaba en Estados Unidos o en el norte de Europa, en España no existía. Las personas que la necesitaban solo podían acceder a tecnología extranjera y con elevados costes. Decidimos desarrollar una tecnología propia para ofrecer una solución mucho más accesible. Así nació Irisbond.
– ¿Cómo funciona en cuanto al usuario?
Es muy intuitivo. Hemos trabajado mucho esta parte porque a nuestros usuarios no podemos complicárselo mucho. Consta de un dispositivo que se conecta al ordenador o tablet vía USB y de un programa de calibración, unas dianas que aparecen en pantalla y adaptan los algoritmos a tus ojos y a tu entorno. El proceso dura cinco minutos. Una vez finalizado ya puedes empezar a manejar, con total precisión, el ordenador o tablet con la mirada. Lo acompañamos de un software de comunicación alternativa que permite formar frases con los ojos en un teclado virtual y luego decirlas en voz alta.
Si el usuario tiene la capacidad cognitiva intacta puede manejar un ordenador como si fuera un ratón. Para niños con parálisis cerebral hemos desarrollado una serie de aplicaciones con pedagogos y educadores especiales que identifican la mirada de ese niño. Si tiene intención comunicativa entrenamos su mirada con una serie de juegos pautados y terapéuticos para que asocie que los ojos interactúan con la pantalla. Con una curva de aprendizaje el niño pasa al siguiente paso, la escritura. Tenemos ejemplos fantásticos de niños que se han podido escolarizarse.
– ¿Es Hiru vuestro primer dispositivo?
Desarrollamos una versión anterior, Prima, que nos permitió entender mejor las necesidades y la tecnología. Años más tarde evolucionamos a la versión Duo, en la que introdujimos mejoras de comunicabilidad. Hiru ha sido nuestra verdadera disrupción y mejora las prestaciones y robustez. Es una revolución porque solo existían dispositivos para aplicaciones de entornos Windows. Hiru es el primer dispositivo del mundo que no depende de un sistema operativo concreto.
– ¿Cómo lo han logrado?
Es un salto cualitativo y cuantitativo que abre la puerta a un colectivo nativo en Apple o Android. Más allá de la tecnología asistiva, podrá emplearse en entornos industriales. Por ejemplo, si un operario que está manejando un proceso tiene las manos ocupadas o manchadas, puede interactuar con una pantalla mediante la mirada, sin necesidad de parar. También podemos llamar a un ascensor o sacar dinero del cajero. Se abre un mundo de posibilidades.
«En un futuro muy cercano vamos a comunicarnos de manera diferente, utilizando la voz, los gestos y la mirada».
– ¿Cómo han podido llegar hasta aquí?
Por un lado, por la evolución y el contacto con nuestros usuarios, entendiendo las necesidades de nuestros socios, de empresas del sector de la tecnología asistiva. Por el otro, mediante acuerdos con centros como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde tenemos gente que trabaja en algoritmos de inteligencia artificial. Esto permite introducir desarrollos avanzados y un software para hacer un seguimiento ocular diferencial. Ahora estamos validando pruebas de concepto en diferentes entornos y usos.
– ¿Cuándo se implementará esta tecnología en la sociedad?
Trabajamos con empresas punteras que incorporan la innovación y el desarrollo como pilares de su propuesta de valor. Apuestan por nuevas formas de interacción y buscan empresas tractoras como la nuestra para introducir esta tecnología en sus procesos. A día de hoy, la forma en la que interactuamos con pantallas o con nuestro entorno no es demasiado intuitiva. En cambio, en un futuro muy cercano vamos a comunicarnos utilizando la voz, los gestos y la mirada. Samsung, Google o Apple trabajan en esta línea. Ya han introducido la voz en sus sistemas, con Siri o Cortana. La mirada será el siguiente paso.
– La Comisión Europea les ha entregado el Certificado del Sello de Excelencia COVID-19, que avala a compañías altamente innovadoras y con un potencial de alto crecimiento e internacionalización para desarrollar y expandir su negocio y ayudar a paliar los estragos del virus.
Durante el confinamiento nos preguntamos, ¿qué podemos hacer nosotros para tratar de ayudar en este proceso? Al mismo tiempo, la Comisón Europea lanzó una convocatoria muy exigente para tecnologías que ayudarán a minimizar el impacto de la COVID-19. Nos presentamos y nos seleccionaron como uno de los proyectos más innovadores. En este momento estamos dando forma a cómo financiarlo para desplegarlo en el mercado.
Imágenes | Cedidas por Irisbond, Swapnil Potdar/Unsplash
En Nobbot | Los altavoces inteligentes son el caballo de Troya pero la tecnología de voz tiene mucho más