Gorka Ocio es divulgador, naturalista y ornitólogo desde hace más de 30 años. Compagina su trabajo como observador científico en barcos de pesca con el de guía de naturaleza especializado en cetáceos y aves marinas. Es integrante de la campaña científica PELACUS08, realizando censos de aves y mamíferos marinos a bordo del buque oceanográfico francés Thalassa para investigación, planificación y desarrollo del Instituto Español de Oceanografía (IEO), y ha sido coordinador en Euskadi del Grupo Ibérico de Aves Marinas (GIAM-SEOBirlife).
También ha trabajado como periodista durante siete años en la redacción de ‘El Mundo’ en Bilbao. Pero su vida dio un vuelco y dejó esta profesión por su pasión, “los bichos”, como se refiere con cariño al mundo animal del que es un enamorado desde pequeño. Reconoce que su pasión se la debe, como tantos de su generación, a Félix Rodríguez de la Fuente y a su labor como divulgador.
Desde hace 12 años, Ocio está al frente de Verballenas.com, una empresa que organiza salidas a alta mar para la observación de cetáceos y aves marinas en la Costa Vasca. Los avistamientos se realizan en el entorno natural de estos animales, a 20 millas (unos 36 kilómetros) de la costa, en salidas con una duración de aproximadamente ocho horas y aptas para todos los públicos.
Con ocasión de la celebración del Día Mundial de las Ballenas y los Delfines (23 de julio) conversamos con él sobre el estado de protección de los cetáceos y de la conservación del ecosistema marino, del problema de los plásticos y de buscar soluciones para afrontar este y otros asuntos. Nos atiende vía telefónica desde Asturias donde, por unos días, ha cambiado “la mar” por la montaña. “Estoy en una zona osera increíble y he tenido la ocasión de observar durante hora y media a un oso en su entorno natural”, confiesa durante la entrevista haciendo gala de su amor por los animales.
– Pasar de la redacción de un periódico a la observación y organización de avistamientos de aves y cetáceos es un cambio significativo, ¿cómo ocurrió?
Soy un enamorado de los animales desde crío. Hace unos años colaboraba con una asociación de Euskadi en el ferri que iba de Bilbao a Portsmouth, en la costa sur de Inglaterra. Eran minicruceros de ida y vuelta de tres días de duración. Yo iba como especialista en aves marinas junto con expertos en cetáceos, y empecé a aprender de estos animales.
Los ingleses vieron mi interés y me ofrecieron la oportunidad de organizar avistamientos para aficionados de las aves marinas y los cetáceos. Los viajes me salían gratis y utilizaba ese barco como una plataforma de aprendizaje. Por situaciones rocambolescas que ocurren en la vida, y tras un cambio de gobierno, desde el Ayuntamiento de Santurtzi me propusieron organizar esas salidas. Fue cuando empecé a dedicarme a ello de manera más profesional y se formó Verballenas.com. La experiencia con el ferri me enseñó que a dos horas de Santurtzi se podían ver ballenas, cachalotes, orcas, delfines… Así que busqué un barco y desde hace 12 años esta es mi profesión.
Es una experiencia muy enriquecedora para la gente, mucha de ella es del interior y tiene la oportunidad de salir a altamar y aprender de lo que ven y la importancia de cada bicho. El día antes de la salida les impartimos un seminario sobre cetáceos para que se sepan lo que van a ver y aprendan de ello. También les informamos de que durante estas expediciones recogemos plásticos que se ven en la mar. Les hacemos partícipes de un proyecto en el que participamos desde hace cinco años para plantar árboles y borrar la huella de carbono que dejamos con nuestra actividad.
«Es una experiencia muy enriquecedora para la gente, mucha de ella es del interior y tiene la oportunidad de salir a altamar y aprender de lo que ven y la importancia de cada bicho».
– En su contacto directo con el medio marino durante estos años, ¿cómo se vive la presencia de plásticos?
Es una vergüenza. La única forma de parar lo que está pasando es prohibir los plásticos de un solo uso. En nuestras salidas hablamos a la gente del problema y cómo afecta a la fauna marina. Les explicamos que cuando se rompen se hacen pequeñas bolitas que parecen krill o huevas de pez y nunca se desintegran. Son los microplásticos que se comen los peces y que acaban en nuestros platos.
Con el plástico lo que hay que hacer es consumir menos. Sé que es muy difícil, pero hay gente que compra gajos de naranja envasados al vacío en lugar de llenar su cesta con fruta a granel, llevándote la bolsa de tela de casa. Hay que crear esos hábitos para que los supermercados se adapten a ellos y no nosotros a lo que nos ofrecen los supermercados.
– Junto con la propuesta de ocio y el trabajo de divulgación, en Verballenas.com también hay una labor educativa
En nuestras salidas recogemos los restos de gran tamaño, como una lona, redes de los pescadores o globos de helio. Nuestros aventureros se fijan en la gran cantidad de plástico que hay en la mar y conseguimos que sean conscientes del problema. Hacemos un ejercicio con ellos: les decimos que cuando vayan a la playa cojan un puñado de arena. Tendría que estar formada por piedrecitas y cachos de concha, pero si se acercan verán que está llena de bolitas de colores. Esas bolitas de colores son plásticos y todo eso se lo comen los peces. Solo siendo egoístas se conseguiría mucho, simplemente pensando en que no es bueno para nuestra salud comer plásticos. Tenemos que seguir insistiendo en informar a la gente y hacer presión como la única forma de cambiar de hábitos. El 80% de los plásticos que está en la mar tiene origen terrestre. La clave es consumirlos menos.
– En 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) fijó el 23 de julio como Día Mundial de las Ballenas y los Delfines. ¿Qué relevancia tiene esta conmemoración?
Su celebración puede estar bien para que los medios de comunicación le presten atención al problema que tienen las ballenas, aunque se suelen centrar en la caza directa de países como Japón, Rusia y Noruega, o en lo que pasa en las las Islas Feroe, donde pasan a cuchillo a los calderones. Pero no solo ocurre eso. Hay otras circunstancias que les afectan.
Otro problema es el de los barcos pelágicos franceses e irlandeses que están matando delfines en el Golfo de Vizcaya y nadie hace nada. También mueren las marsopas en las costas de Galicia, una especie endémica de la península ibérica de la que quedan solo 2.000 ejemplares y nadie hace nada. Tenemos el problema del Mediterráneo con las redes a la deriva: hemos tenido un cachalote que liberaron carabinieri italianos y otro en el estrecho de Gibraltar, y nadie hace nada. Es todo un poco desesperante para los que estamos metidos en este mundo, nos gustan tanto estos animales y luchamos mucho por defenderlos. Es urgente hacer algo más, el Día de las Ballenas es todos los días del año.
«La caza directa de ballenas no es la única circunstancia que afecta a los cetáceos. Hay otros problemas, como los barcos pelágicos franceses, las redes a la deriva o la desaparición de especies endémicas como la marsopa en las costas de Galicia, y nadie hace nada».
– ¿Cuál es la importancia de los cetáceos para el mantenimiento de ecosistemas como el del mar Cantábrico?
Como todos los animales, tienen un papel fundamental. Las ballenas y los delfines son depredadores, comen peces pequeños y krill, y mantienen el equilibrio en la mar. Cuando yo era pequeño nos decían en el colegio que la mar es una fuente inagotable de recursos, cuando hoy en día se ve que no es así. Ya se ha agotado el stock de anchoas, se ha tenido que regular la pesca de la merluza, la sardina y el bonito, y el atún rojo está en unos números críticos. Hay que tomar medidas no solo para que no se extingan como especie, sino para que no dejen de tener rentabilidad económica.
En mi trabajo como observador científico en barcos de pesca, muchas veces oigo decir que hay muchas ballenas y que son una plaga, pero quien está agotando los recursos es el hombre. Cada vez hay barcos más grandes con tecnología punta, redes más resistentes… Los hombres somos los únicos que hemos roto los equilibrios y cuando desaparece un gran depredador es posible que otra especie despunte.
Un ejemplo muy claro está en el Mediterráneo. Antes había muchas tortugas marinas y ahora ha disminuido su presencia por accidentes en redes de pesca o anzuelos, por la destrucción de los hábitats de las playas o por la presencia de los plásticos. Las tortugas se alimentan de carroña y medusas, ¿qué problema hay todos los años en el Mediterráneo? Que está lleno de medusas. Se suele echar la culpa al aumento de la temperatura global. La medusa no solo es un problema porque está presente en las playas cuando acuden los bañistas, sino también porque se alimentan de peces y se descompensa la pirámide del ecosistema marino.
– Volviendo a los cetáceos, ¿qué iniciativas se están llevando a cabo para protegerlos?
Solo las hay de manera puntual. Por ejemplo, ahora mismo la Unión Europea ha dado un toque a España, Francia y Suecia porque hay demasiada mortalidad en marsopas y delfines por causa de las redes de pesca, pero de momento no han hecho nada. Lo más efectivo sería abrir un expediente sancionador a los barcos que están haciendo eso, restarles cuota o no darles permisos de licencias. Es como el tema del uso de la mascarilla a raíz de la pandemia del coronavirus: ahora es obligatoria en muchos sitios, pero hay gente que no hace caso. Hasta que no les sancionas y les tocas el bolsillo no hay nada que hacer.
Iniciativas como la nuestra, y otras similares, sí ayudan a concienciar a la gente. Nosotros sacamos a la gente a la mar y lo ven como algo cercano y propio, lo quieren y protegen. Es entonces cuando, si lanzas una campaña de concienciación, la gente te apoya y puedes ejercer una presión real sobre los estamentos que tienen la facultad de decidir. Sin embargo, en este sentido, soy muy pesimista, o más bien realista. Volviendo al ejemplo de las Islas Feroe: sacrifican a los calderones a cuchillo porque dicen que es una tradición. Sin embargo, se podría presionar evitando que recalen en sus costas los grandes buques que llevan turistas o no comprando bacalao que se procesa allí. Cuando se presiona con cuestiones económicas, entonces sí se pueden cambiar las cosas.
«Cuando yo era pequeño nos decían en el colegio que la mar es una fuente inagotable de recursos, cuando hoy en día se ve que no es así y el hombre con su actividad es el único que ha roto ese equilibrio».
– ¿Por qué no existe un consenso mundial para proteger a los cetáceos y evitar su caza comercial?
Existe la CBI, a la que pertenecía Japón y nadie decía nada sobre la actividad del país nipón en la caza de estos cetáceos. Solo la organización Sea Shepherd acudía con sus barcos a luchar contra ellos. Japón ha salido de la CBI, que solo tiene competencia en aguas internacionales, por lo que ahora este país, al igual que Rusia y Noruega, matan ballenas en sus aguas territoriales. Quienes hacen realmente algo son organizaciones como Greenpeace, Sea Shepherd u Oceana, que tienen cientos de millones de seguidores y en un momento dado pueden ejercer más presión. Ya ocurrió en Estados Unidos con los atunes de aleta amarilla del Pacífico. Estos peces siempre van acompañados de delfines y cuando echaban las redes, también caían estos cetáceos y los mataban. Se grabó un vídeo de esto y en Estados Unidos disminuyó significativamente el consumo de atún. El sector casi se va a la ruina. Ahora van observadores a bordo de esos barcos y son más estrictos.
– ¿Falta más concienciación entre la población sobre estos problemas?
Que la gente sepa lo que ocurre en la mar puede ayudar a decidir qué compran los que consumen pescado. Dar a conocer determinadas prácticas sí puede ser crucial para ejercer presión, incidir en la gente. En Verballenas.com informamos de esas malas prácticas para impulsar la actividad de aquellos que lo hacen bien.
– El escenario que nos pinta parece un poco pesimista
La gran mayoría de los que nos dedicamos a ser guías de la naturaleza no somos muy optimistas. Tenemos que trabajar para cambiar las cosas. En Bermeo hay una empresa que lleva a los visitantes a ver tiburones y a nadar con ellos. Por otra parte, hay un barco en Ondarroa que pesca tiburones y los mata. Hay que pensar que el valor de un tiburón vivo es mayor que el de uno muerto, porque el que está llevando a Bermeo todas las semanas a un montón de turistas genera riqueza en todo ese entorno. La conservación de naturaleza da más dinero que acabar con ella.
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Imágenes | Gorka Ocio