Decía la serie de ciencia ficción ‘Star Trek’ que “el espacio es la última frontera”. Encargándose de desvelar los misterios de las estrellas, Héctor Socas-Navarro es físico solar en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Y la ciencia ficción tiene mucho que ver con su última publicación: ‘Posibles firmas fotométricas de civilizaciones moderadamente avanzadas: el Cinturón de Clarke’.
Además de su producción científica y diseñar nuevos métodos asequibles para localizar civilizaciones extraterrestres (que reciben el nombre de tecnomarcadores), Héctor dirige el podcast de radio ‘Coffee Break: Señal y Ruido’ orientado a la divulgación científica espacial. Le hemos traído a Nobbot para que nos hable de su trabajo y de cómo su último artículo podría ayudarnos a “dar con E.T.” (usando tecnología actual).
– Héctor, tu artículo parte de la idea de diseñar tecnomarcadores o tecnofirmas: condiciones detectables que nos indique la presencia de tecnología en otros planetas.
Correcto. Hemos de distinguir dos factores. Por un lado los biomarcadores o biofirmas, que se usan para poder detectar vida en otros sitios. Ahora está muy de moda porque con los próximos telescopios que se están desarrollando parece algo factible, el poder observar esas biofirmas en exoplanetas.
Los biomarcadores se usan para detectar vida. Los tecnomarcadores, firmas tecnológias.
Por eso la gente es optimista con respecto a encontrar vida en otros planetas. Pero un factor son las biofirmas y otro las tecnofirmas: la evidencia de que hay tecnología. Eso es mucho más complicado.
Con los biomarcadores somos bastante optimistas porque creemos que sabemos que observar determinados compuestos químicos en una atmósfera eso nos dará una certidumbre muy grande de que ahí debe haber vida. Sin embargo, con la tecnología no pasa lo mismo.
Pensamos que la vida que encontremos será sencilla: plantas o bacterias. Algo simple. Durante la mitad del periodo de la vida en la Tierra esta ha sido vida muy simple. Vida tecnológica solo ha habido en los últimos mil años, y es extremadamente improbable que la vida que encontremos use tecnología.
– Y, ¿cómo se sabe que hay un biomarcador?
Es algo que esperamos hacer con el James Webb y con una serie de telescopios modernos de próxima generación. Están construidos para ver la composición atmosférica. Cuando un planeta pasa por delante de una estrella, los rayos de esta pasan por su atmósfera, y en esa línea queda marcada la composición.
Los biomarcadores son, en este caso, combinaciones de gases que la única forma de que estén presentes en grandes cantidades en una atmósfera es porque haya un proceso biológico detrás.
Entre la comunidad científica no existe duda de que existe vida en otra parte del universo
– Resulta interesante que un científico aborde este tema con seriedad y no nos hable de pulpos alienígenas.
Entre la comunidad científica no existe duda de que existe vida en otra parte del universo, pero la investigación real es un poco aburrida porque no tiene resultados. No hemos encontrado nada y por eso pensamos que estamos muy solos. Habrá otra gente, pero están todos muy lejos y no podemos contactar con ellos ni sabemos dónde están.
Y claro, luego todo esto degenera en pseudociencias y ufología. Con la necesidad de la gente de tener creencias sobrenaturales. Con el declive de las religiones a mitad del siglo XX, la gente se vuelve a otro tipo de creencia sobrenatural. Pero no tiene nada que ver lo uno con lo otro.
Especular es gratis, y tampoco puedes censurar a la gente por especular sobre cosas. Pero no puedes darle el mismo nivel de credibilidad a hechos sobre los que existe evidencia que a “cosas” que son especulaciones de “alguien a quien se le ocurren”.
Sí se puede tratar con cierta seriedad la hipótesis básica de que la vida en la Tierra pueda haber venido de otras partes del Sistema Solar. Pero no tenemos evidencia ni a favor ni en contra. Estamos a la espera de que la evidencia empírica nos ayude a resolver esta pregunta.
– Hasta ahora, el único marcador “explotado activamente” han sido las ondas de radio. Sin éxito, claro.
No te olvides de las esferas de Dyson. Se han buscado varios factores, pero en general han sido esfuerzos casi unipersonales y sin esperanza. Sistemáticamente se ha usado mucho las señales de radio. Llevamos décadas (desde los 70) buscando señales de radio de otras civilizaciones.
Más recientemente se han empezado a buscar las Esferas de Dyson un poco a la desesperada. [Esfera de Dyson: estructura que cubre toda o parte de una estrella para extraer su energía]. Pero nosotros mismos estamos cerca de la fusión nuclear, y estamos muy lejos de una Esfera de Dyson.
– Buscar señales de radio tiene muchos problemas que tu tecnomarcador soluciona.
El gran problema de las señales de radio es que en cuanto te alejas del planeta que emite las señales de radio, estas decaen por debajo de los límites de sensibilidad de los detectores.
Es como buscar una aguja en un pajar sin saber qué aspecto tiene una aguja… o si existen siquiera
Si mi tecnomarcador es interesante es porque está basado en tecnología real. No como la antimateria para propulsión de naves espaciales o las Esferas de Dyson, que son ciencia ficción. Pero es como buscar una aguja en un pajar sin saber qué aspecto tiene una aguja… o si existen siquiera.
– Así que buscamos otros tecnomarcadores, como Cinturones de Clarke. Pero, ¿qué es un Cinturón de Clarke?
Es un cinturón de satélites en órbita alrededor de un planeta. Todos en una órbita muy concreta llamada Órbita de Clarke, que gira síncrona con el giro del planeta. Es decir, esos satélites, vistos desde la superficie, están quietos en el cielo o se mueven muy poquito de norte a sur, y vuelta. Se llaman geoestacionarios o geosíncronos. Estos satélites forman una especie de banda alrededor de un planeta. Un cinturón.
– Otras civilizaciones no sabemos, pero en nuestro caso no dejamos de lanzar satélites, así que estamos empezando a construir nuestro propio Cinturón de Clarke.
Sí, ahora mismo tenemos muy poquitos. Unos 700 satélites en ese cinturón. Pero si miramos su evolución, aumenta exponencialmente en los últimos 20 años. Probablemente porque se está volviendo muy barato. Elon Musk y SpaceX lo han abaratado mucho con sus cohetes reutilizables. Esta tendencia podría seguir en el futuro.
– Es decir, que este cinturón puede ser un tecnomarcador. Pero para ello necesitamos algo llamado “tránsito”. ¿Qué es?
El tránsito es un método para detectar planetas en otras estrellas. Los planetas son tan pequeñitos que fuera del Sistema Solar es muy difícil detectarlos. El tránsito es, básicamente, el paso de un planeta por delante de su estrella desde nuestra perspectiva. Al hacerlo, tapa algo de luz. Muy poca luz, porque insisto en que los planetas son muy pequeños.
Si tenemos precisión para darnos cuenta de que la luz disminuye un 0,1%, y luego vuelve a subir, indica que un planeta ha pasado por delante. Así también determinamos su tamaño, e incluso si tiene atmósfera. Si tiene atmósfera la forma en que baja la luz de la estrella es más gradual. Si no la tiene, más brusca.
– ¿Podíamos dar con un falso positivo? Es decir, descubrir un falso Cinturón de Clarke y luego darnos cuenta de que es una estructura natural. No sé, como los anillos que vemos en Saturno.
En el tránsito lo primero que entra dentro del disco de la estrella es el borde de ese cinturón. El planeta viene detrás. Midiendo ese tiempo sabemos el tamaño del sistema. La Órbita de Clarke es una órbita muy específica, está a cierta altura y no a otra en cada planeta. Si la distancia (“x” en el diagrama de abajo) coincide la órbita de Clarke, tenemos el tecnomarcador validado.
No hay ningún evento natural que genere material a la altura de la Órbita de Clarke. Es una altura muy útil a nivel tecnológico pero totalmente irrelevante para la naturaleza. Con anillos habría cierta posibilidad de equivocarse. Pero, de nuevo, no hay ningún proceso que genere anillos a la altitud de la Órbita de Clarke. Además, el anillo es plano en dirección radial (imagina Saturno) mientras que el Cinturón de Clarke es una cobertura ecuatorial. La marca es diferente.
Esa diferencia hace que la curva de luz sea ligeramente distinta. Viendo cómo es el tránsito, y sabiendo que los objetos están a la altura de Clarke, blanco y en botella. Tenemos tecnología en otro planeta.
Con el Cinturón de Clarke, la civilización los tiene que mantener o caerían al planeta tras varios siglos
– Tu tecnomarcador es muy interesante: detecta civilizaciones “activas” (en el momento de emisión de la luz); y se puede usar con nuestro nivel tecnológico.
Siempre hay un desfase en lo que tarde la luz en llegarte. Si la estrella está a 1500 años-luz de distancia, como la estrella de Tabby, y te llegan señales de radio, eso ocurrió hace 1500 años. Pero el tránsito también. De detectar un Cinturón de Clarke, indicarían que hace 1500 años alguien tenía tecnología allí.
Otros tecnomarcadores, como la Esfera de Dyson, serían de tipo “megalítico”. Como encontrar las pirámides de Egipto. Así podríamos encontrar fósiles de civilizaciones que ya no existen. Pero con el Cinturón de Clarke, la civilización los tiene que mantener o caerían al planeta tras varios siglos.
– Qué interesante sería encontrar tecnomarcadores sin biomarcadores.
Sería todavía más divertido, no se me había ocurrido pensarlo [ríe]. Tendríamos varias opciones:
- Que no hay vida y que es un vestigio arqueológico;
- que hay vida muy diferente a la nuestra. Porque los biomarcadores no tienen por qué estar presentes si encontramos vida pero, si están presentes, sabemos seguro que hay vida;
- daríamos con un tipo de vida que haya colonizado el planeta sin terraformarlo. Por ejemplo, que viviese bajo tierra.
Asumiendo que sus telescopios son como los nuestros, a día de hoy no serían capaces de detectarnos basándose en el Cinturón de Clarke
– Desde cierta distancia, y con tecnología mucho mejor que la nuestra, ¿seríamos detectables?
En principio, no. Asumiendo que sus telescopios son como los nuestros, a día de hoy no serían capaces de detectarnos basándose en el Cinturón de Clarke. En el artículo extrapolo: en el año 2200 sí seríamos detectables si seguimos lanzando satélites como lo hacemos.
Una idea que hoy parece bastante factible es el ascensor espacial. Es otra idea que Arthur C. Clarke popularizó bastante. El concepto es muy simple: coges una “cuerda” de 40.000 km y un poquito más arriba de la Órbita de Clarke pones un peso. La cuerda se tensa y sirve para subir objetos a órbita. Pero igual dejamos de colocar satélites en diez años. No lo sé.
Además, otras civilizaciones podrían estar buscando otras cosas. En los años 60 tenía sentido buscar Esferas de Dyson. Hoy algo así no tiene sentido por la energía de fusión limpia. Como dice un amigo del podcast Señal y ruido, “nos buscamos a nosotros mismos”.
– Hipótesis sobre hipótesis: si no quisiéramos ser detectados, ¿deberíamos dejar de enviar objetos al espacio? Pasarnos al “bosque oscuro”.
[En la teoría del bosque oscuro el universo está lleno de vida inteligente y tecnológica. Pero esta se esfuerza mucho por no ser detectada (por algún motivo).]
Hay un debate interesante. Como a nosotros nos cuesta mucho buscar civilizaciones, podríamos “sacar la banderita” y que nos busque otro. Pero hay gente que piensa que es peligroso porque pueden venir a atacarnos. De alguna forma hay que resolver el debate, aunque no sé a quién le corresponde.
Entiendo que es una decisión a nivel de humanidad porque nos afecta a todos. No podemos ser detectables unos sí y otros no. La humanidad de alguna forma tiene que decidir si quiere ser detectable o no. Y siempre digo que en este debate hay que incluir las señales de radio, pero también los satélites.
De momento es ridículo (estamos empezando a colonizar nuestro propio Cinturón de Clarke), pero en un futuro podríamos ser detectables debido a su número. Si no queremos ser detectados, igual hay que poner un número máximo de satélites, ¿no?
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