No todos los reporteros se atreverían a ingresar voluntariamente en una secta para poder contar luego cómo es vivir dentro de ellas. Así es el día a día de Carles Tamayo, un joven youtuber que usa las nuevas plataformas de contenido digital como herramientas para contar mejor las historias que le interesan.
– Lo primero que llama la atención al comparar su carrera con la de otros youtubers es su experiencia académica y laboral previa al nacimiento del canal. ¿Ha influido ese bagaje a la hora de diferenciarlo de propuestas similares?
Ya antes de estudiar tuve bastante relación con el medio. Primero con la radio del instituto, luego en Ràdio de Premià de Mar y más tarde como becario en Radio Nacional de España. Pero hacía lo mismo que ahora: copiaba lo que me gustaba de otros y cambiaba lo que no. He ido aprendiendo a base de ir probando. Estudiar cine me ha ayudado mucho luego, sobre todo con la narrativa, a la hora de estructurar los reportajes. A nivel técnico en la carrera aprendes, sí, pero nada que no alcances con interés y tutoriales de YouTube.
– Cuenta que sintió «explotado» en los medios tradicionales. ¿Esta desilusión con el sector ha sido fundamental para volcarse en YouTube?
Al cien por cien. Además, siempre ha estado mal visto, es como si hubiera ‘caído bajo’ por hacerme youtuber. Solo hay que ver las reacciones ante mi participación en el Congreso de Periodismo fuera de las redacciones. Volviendo a la pregunta, el contenido que hacía al principio era más documental y ponerme delante de la cámara me costó bastante. El formato híbrido del vlog me permitía ‘salir’ del tema y añadir contexto. Dejé todo para probar YouTube y me funcionó desde el primer mes. Lo triste es que trabajar en medios tradicionales, al menos en mi caso, fuera una experiencia tan precaria.
– ¿Qué es lo mejor de ser su propio jefe? ¿Quizás la libertad de poder trabajar los temas que más le interesan?
Hay cosas buenas y cosas malas, por ejemplo, el horario. Hoy es festivo y estoy contestando esta entrevista, editando un vídeo, terminando el pódcast y mil cosas más. De momento, o me pongo con todo o no sale. Lo positivo es que tengo cierta libertad para elegir los temas que me interesan. Aunque es una libertad relativa, porque depende de la monetización de YouTube y de que enganche al público. También puedo dedicarle el tiempo que creo necesario. En un medio tradicional no manda el interés del contenido. Mi último tema sobre sectas me iba a ocupar unos cinco meses y ya llevo un año.
– Debe de ser agotador gestionar dos canales en YouTube, TAMAYO y Tamayovisión, directos en Twitch y perfiles sociales. ¿Tiene un equipo?
Lo monté en septiembre y cada vez va mejor. El canal principal sí lo llevo yo. Ariadna me ayuda con la selección de temas para Twitch y el pódcast de Podimo; controla la producción y la financiación. Un chico me ayuda a editar el secundario y otro modera los directos de Twitch. La verdad es que resulta bastante agobiante. El principal es caro y no genera demasiado feedback, así que para hacerlo viable tengo que diversificar. En Twitch puedo hablar más de la actualidad y hacer entrevistas. Es más sencillo de hacer y volcarlo en YouTube duplica o triplica su beneficio. Por eso tantos youtubers se dedican simplemente a ‘resubir’ ahí sus directos en Twitch.
– Debido a su implicación personal ha llegado a recibir amenazas, como en los casos de la Iglesia palmariana o IM Academy. ¿Se ha planteado si merecía la pena continuar?
No, para nada. Su grado de fanatismo se limita a la amenaza por redes aprovechando el anonimato. Creen que están haciendo el bien, por lo que entiendo que me vean como ‘el malo’, pero no ha traspasado lo virtual. Además, cuando me introduzco en una secta asumo la repercusión y me informo de cómo suelen responder ante ella. Por ejemplo, sabía que muchas tienen equipos encargados de rastrear conversación negativa para contrarrestarla.
«Si en un grupo notas un discurso radicalizado y no te dejan expresarte libremente, ahí hay algo»
– Se está especializando, no sabemos si de manera consciente, en desentrañar cómo funcionan las sectas en un mundo hiperconectado. ¿Daría a los lectores de Nobbot algún consejo para identificarlas?
Yo empecé con la Iglesia Palmariana sin saber que era una secta. Luego me di cuenta de que su problema no era la fe en sí, sino lo que he aprendido a identificar como técnicas de manipulación coercitivas. Me he especializado sin querer, pero las características suelen ser las mismas, como el aislamiento y el control de la información. Solo cambia el modus operandi: en El Palmar se hace de forma ‘clásica’, prohibiendo radio, prensa y televisión, y en las sectas 2.0 desacreditando al ‘enemigo’. Mi consejo: si entras en un grupo y notas un discurso radicalizado, en blanco y negro, donde no puedes expresarte libremente, ahí hay algo.
– ¿Cómo ve reflejado su trabajo en otros sectores de la comunicación? Hay quien argumenta que se tiene poco respeto por esta nueva profesión.
Sí, cuando se habla de youtubers en medios tradicionales siempre es de manera negativa. A mí cuando he ido a un programa y pido que me nombren como youtuber me dicen que “no me infravalore”. Yo me presento como youtuber por demostrar que es un medio de comunicación más, donde se puede hacer contenido interesante de cualquier tipo.
– Estos recelos tampoco son nuevos: Hollywood desconfió de la generación de los setenta y esta luego de los talentos forjados en la MTV. ¿Cree que los Oliver Stone, Michael Moore o Errol Morris de hoy día están en YouTube? ¿Qué creadores están revolucionando el formato?
Habrá Michael Moore que estén en YouTube o en otra plataforma. Lo bueno del online es que te puedes expresas libremente. Puedes trabajar en laSexta y luego tener un canal, como La Gata de Schödinger. No tienes por qué ser solo youtuber. Para mí QuantumFracture está revolucionando el formato. No veo a Crespo por ‘aprender física’, pero sé que son temas interesantes, que voy a aprender y que estará explicado con rigor.
– En ‘Nunca pensé que el periodismo fuera así’ aporta su experiencia en medios tradicionales. Para usted, en ellos se informa a veces con demasiada rapidez y cierto gusto por lo polémico. ¿Es el contenido en profundidad lo más interesante de YouTube?
Tras mi reciente experiencia con ‘Equipo de investigación’ probablemente tenga ahora peor opinión. Si en ocho horas tienes que hacer diez artículos, los escribirás sin ganas y contrastando poquísimo. El principal problema es no apostar por hacer poco contenido, pero de calidad. El valor añadido de lo que hago en YouTube es profundizar cuanto sea necesario, algo imposible en televisión.
– También hay ventajas en los medios tradicionales, como los presupuestos. Al autofinanciarse, ¿falta dinero a veces para crear el material deseado?
Nunca gasto lo que no tengo, así que toco temas que sé que puedo financiar. Fantaseo con reportajes que no me puedo permitir, ya los haré cuando cuadre. La idea es que el proyecto crezca para afrontar temas más ambiciosos con el tiempo. Un medio online permite una calidad más low cost. No voy con otro cámara porque me gusta el formato vlog y romper continuamente la ‘cuarta pared’.
– Con la experiencia que tiene ahora, ¿qué consejos daría a quienes pretenden comenzar a generar contenido?
Consejos pocos, porque la suerte también influye. No tanto la meritocracia, aunque haya que trabajar muchísimo. Lo más lógico es ir probando. Lo que hago ahora es lo mismo que hacía hace años como hobby, los fines de semana, porque me gustaba.
Imágenes | Foto de portada cortesía de Tamayo, vídeos extraídos de sus canales oficiales.