El último informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) ofrece datos devastadores que ponen blanco sobre negro la urgencia de cambiar hábitos y modelos económicos si queremos que este insignificante punto en el universo siga albergando vida y conservando su color azul. Según este informe, elaborado por 145 expertos de 50 países, 1 millón de especies de animales y plantas, de los 8 millones existentes, está en peligro de extinción. 1 millón de compañeros de viaje en esta travesía por el tiempo y el espacio. ¿Haremos algo para remediarlo o miraremos para otro lado como ya estamos haciendo con las tragedias humanitarias que asolan a nuestra especie? Esta es, y no otras, la pregunta fundamental de este tiempo.
extinción sin precedentes
La naturaleza está disminuyendo a una velocidad sin precedentes en la historia de la humanidad y, además, este proceso se está acelerando. Como es obvio, esta pérdida de biodiversidad también compromete el futuro de nuestra especie, tan poco dispuesta a poner soluciones a problemas que no tienen que ver con el presente más inmediato pero que son claves para su superviviencia.
«Estamos erosionando los cimientos de nuestras economías, medios de vida, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida en todo el mundo», explica este informe que, sin embargo, abre la puerta a la esperanza. «No es demasiado tarde para hacer revertir esta tendencia, pero solo si empezamos ahora a actuar en todos los niveles, desde lo local hasta lo global”.
una luz de esperanza
Si tomamos medidas urgentes, la naturaleza todavía puede conservarse, restaurarse y usarse de manera sostenible. Esas medidas tienen que ver con “una reorganización fundamental de todo el sistema a través de factores tecnológicos, económicos y sociales, incluidos paradigmas, objetivos y valores», explica este informe que evalúa los cambios experimentados por el planeta en las últimas cinco décadas.
La abundancia promedio de especies nativas en la mayoría de los principales hábitats terrestres ha disminuido en al menos un 20%, en su mayoría desde 1900. Más del 40% de las especies de anfibios, casi el 33% de los corales y más de un tercio de todos los mamíferos marinos están amenazados. El panorama es menos claro para las especies de insectos, pero la evidencia disponible respalda una estimación tentativa de que el 10% está amenazado.
Al menos 680 especies de vertebrados fueron llevadas a la extinción desde el siglo XVI y más del 9% de todas las razas domesticadas de mamíferos utilizados para la alimentación y la agricultura se extinguieron en 2016, con al menos 1.000 razas amenazadas.
la red de la vida
«La red esencial e interconectada de la vida en la Tierra se está haciendo cada vez más pequeña», dijo el Prof. Settele, uno de los expertos que presentó el estudio. «Esta pérdida es un resultado directo de la actividad humana y constituye una amenaza directa para el bienestar humano en todas las regiones del mundo».
El Informe señala que, desde 1980, las emisiones de gases de efecto invernadero se han duplicado, elevando las temperaturas globales promedio en al menos 0.7 grados centígrados. Como el cambio climático ya está afectando a la naturaleza a todos los niveles, desde los ecosistemas hasta el de la genética; se espera que los impactos aumenten en las próximas décadas.
Las tres cuartas partes del medio ambiente terrestre y alrededor del 66% del medio ambiente marino han sido alteradas significativamente por las acciones humanas. En promedio, estas tendencias han sido menos severas o evitadas en áreas mantenidas o administradas por Pueblos Indígenas y Comunidades Locales.
el peligro de extinción no afecta a la basura
En el caso de los océanos, la contaminación plástica se ha multiplicado por diez desde 1980 y unos 400 millones de toneladas de metales pesados, lodos tóxicos y otros desechos de instalaciones industriales se descargan anualmente en las aguas del mundo. Estos y los fertilizantes que llegan a los ecosistemas costeros han producido más de 400 «zonas muertas» en los océanos, totalizando más de 245,000 km2, un área combinada mayor que la del Reino Unido.
Las tendencias negativas en la naturaleza continuarán hasta 2050 y más allá en todos los escenarios de políticas explorados en el Informe, excepto aquellos que incluyen un cambio transformador, debido a los impactos proyectados del aumento del cambio en el uso de la tierra, la explotación de organismos y el cambio climático.
En 2018 los biólogos calcularon que a la velocidad actual de la extinción de los mamíferos necesitaría de 3 a 5 millones años para recuperar la biodiversidad. Incluso si la extinción se acaba ahora mismo, deberán pasar 500.000 años para regresar a la biodiversidad que tuvimos antes de la extinción masiva.