Los Fab Labs llevan años entre nosotros. Se trata de espacios en los que una persona puede fabricar sus propios objetos y diseños o utilizar los que están disponibles de otros usuarios que han decidido compartirlos. Vamos a ver cuál es el motivo del éxito de los Fab Labs y por qué se han convertido en una red de fabricantes a nivel mundial.
César García, cofundador de Makespace Madrid, ha realizado el estudio (Casi) Todo por hacer. El estudio, impulsado por la Fundación Orange, se puede descargar gratuitamente, y se adentra en la realidad de estos espacios colaborativos de creación y fabricación digital y su impacto en los ámbitos social y educativo.
Si hacemos un poco de historia de los Fab Labs y el movimiento maker, se podría decir que tienen poco más de 15 años, ya que surgió cuando el Profesor Neil Gershenfeld comenzó a impartir el curso How to Make Almost Anything en el Centro para los Bits y los Átomos (CBA) del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en el año 2001. El objetivo era que los participantes crearan un proyecto propio combinando diferentes técnicas de fabricación, tanto electrónica como digital. Su demanda superó con mucho las expectativas con más de 500 inscritos y para generar un espacio permanente se creó el primer Fab Lab dentro del MIT.
Fab Labs, un crecimiento imparable
Desde entonces, el número de espacios de fabricación digital no ha parado de crecer hasta llegar a los 569 de la actualidad, 24 de ellos ya en España y extenderse por todo el mundo. A la vez, durante estos años, la tecnología de impresión 3D se ha popularizado y facilita la creación y diseño de objetos que para muchos promete una nueva revolución industrial. Pero no sólo se trata de fabricar por nosotros mismos, se basa en compartir, en poner todo aquello que se ha aprendido en el Fab Lab a disposición de la comunidad para que otros puedan utilizarlo. Esta es una de las principales fortalezas de esta red, basada en un modelo distribuido colaborativo.
Además, buscan generar un impacto positivo dentro de su ecosistema local, ya que en muchos países acceder a una impresora 3D, una máquina de corte láser, etcétera, no está al alcance de todos. Los Fab Labs son una ventana hacia el futuro, no sólo se trata de crear nuevos objetos, sino que son lugares para experimentar con nuevos procesos y formas de crear. El movimiento maker nos proporcionará herramientas para la exploración, pautas para descubrir cómo funcionan las cosas y cómo adaptarlas a nuestras necesidades. Además, en muchos casos, nos permite acabar con la obsolescencia programada, al poder fabricar las piezas de repuesto que muchos fabricantes ya no tienen disponibles para sus máquinas, tal y como proclaman en el manifiesto ifixit.
El equipamiento básico de los Fab Labs
En estos espacios es necesario realizar una inversión inicial para que tengan a su disposición un equipamiento común. Aproximadamente esta cantidad está alrededor de los 50.000 euros. Estos laboratorios disponen de un equipamiento común, que ofrece las siguientes capacidades:
- Fabricación por adición de material con impresoras 3D.
- Fabricación por sustracción de material con fresadoras de control numérico de distintos tamaños, que funcionan de manera inversa a un taladro, devastando el material según la programación que se ha creado.
- Corte de materiales planos por medio de láser o de una cuchilla controlada por ordenador en el caso del vinilo.
Además, la red ofrece un apoyo operativo, educativo, técnico, financiero y logístico a sus participantes. No se trata sólo de fabricar, sino de compartir la forma en la que se ha creado y diseñado un objeto o proyecto. Esto no impide que los proyectos desarrollados dentro de los Fab Labs no puedan tener un fin comercial. El autor elige qué tipo de licencia les atribuye o cómo los comercializa, pero siempre deben estar disponibles para que otros puedan usarlos y aprender de ellos.
Para organizar todo el movimiento se creó en 2009 la FabFoundation con el objetivo de impulsar la creación de nuevos espacios, dinamizar la relación entre los ya existentes y servir de punto de contacto con el MIT. El portal FabLabs.io, desarrollado por Fab Lab Barcelona, ha complementado también la labor de organización y difusión de todo el movimiento.
El éxito de la fabricación digital
La fabricación digital nos permite la creación y fabricación de objetos físicos a través del uso de herramientas controladas por ordenador. Para ello, se precisa necesariamente un modelo 3D que represente la pieza, además de una serie de máquinas que ejecuten dichos trabajos. Es aquí donde entra el equipamiento básico de un Fab Lab comentado anteriormente.
Estas posibilidades han dado lugar al movimiento maker, cuyo objetivo es crear y fabricar por ellos mismos, y donde parte del interés reside en crear con otros y compartir las invenciones. Muchos portales como Instructables o Hackster recogen cientos de recetas y tutoriales para crear todo tipo de artefactos. Además, YouTube se ha convertido en un aula global en el que compartir conocimiento y mostrar a otros contenidos relacionados con la fabricación digital.
Además, el movimiento proclama la necesidad de que los fabricantes faciliten la reparación de sus productos, la autonomía de las personas para abrir y aprender cómo funcionan los objetos, la libertad e independencia que ofrece saber cómo arreglar las cosas por uno mismo y la mayor sostenibilidad de este planteamiento, evitando con ello muchas veces el fin de la vida útil de un objeto o utensilio.
Para ello, el concepto de hardware abierto es clave. Normalmente estamos acostumbrados a hablar de software libre y no tanto de su hardware. Lo cierto es que desarrollos como Arduino o Raspberri Pi han ayudado a fomentar la creatividad y los proyectos de conocimiento compartido que ayudan al movimiento maker a llevar a cabo muchos de los proyectos que han ideado.
Pero no se para aquí. Esta filosofía se adapta a otras soluciones, desde la creación de Drones DIY, de la empresa de Chris Anderson, autor del libro Makers; a la fabricación de muebles con diseño Creative Commons, para que cualquiera pueda construir sus propios diseños aprovechando las herramientas disponibles en muchos Fab Labs.
Si queréis conocer más de estas iniciativas, podéis aprovechar la semana europea de los makers, que se desarrolla hasta el 5 de junio y tiene programados más de 500 eventos en todo el mundo. Es una oportunidad única para acercarse al Fab Lab más cercano y conocer de primera mano que se cuece en este laboratorio de ideas.