Durante los últimos meses han sido noticia los malos resultados en bolsa de las grandes compañías tecnológicas. También los despidos multitudinarios. Incluso más alarmante parece que el número de usuarios de estas plataformas esté comenzado a estabilizarse, tras haberse multiplicado exponencialmente durante años.
Los titulares no han sido beneficiosos, de Meta a Twitter, pasando por TikTok y hasta Amazon o Apple. Sin duda, 2022 será recordado como un ejercicio complicado para las cuentas y la reputación de las corporaciones que lideran la industria tecnológica, especialmente aquellas dedicadas a las redes sociales. Pero ¿hablamos de fin de ciclo o es solo un impás?
Malos resultados en bolsa, pérdidas multimillonarias
Los números son poco menos que apocalípticos. Las acciones de Meta, que impulsa redes sociales como Facebook e Instagram y de mensajería rápida como Messenger o WhatsApp, terminarán el año cayendo alrededor de un 65 %. Otro gigante, Alphabet, propietaria de negocios tan rentables como Google o YouTube, lo hará rozando el 40 % en pérdidas.
No son las únicas: Snap, Pinterest y hasta Weibo también han registrado números negativos. El caso de Twitter es especialmente reseñable, ya que tras el caos en el que parece sumida últimamente la red social, Elon Musk ha optado por sacar a su compañía de la bolsa. Así, tanto analistas como posibles inversores contarán con menos referencias de estudio.
Estos porcentajes se traducen lógicamente en pérdidas multimillonarias que escapan a la comprensión del ciudadano medio. Por ejemplo, se estima que Meta puede haberse dejado unos 600 000 millones de dólares, equivalentes al PIB de Bélgica. De las famosas GAFA solo Apple ha conseguido esquivar este año un severo recorte de sus ahorros.
Las big tech apuestan por los despidos en masa
Una de las tácticas habituales en la gran empresa cuando debe enfrentarse a pérdidas millonarias es recurrir a despidos masivos. Así ha ocurrido con Meta, con el propio Mark Zuckerberg responsabilizándose de tener que prescindir de 11 000 empleados. En Twitter no son solo noticia los continuos recortes de plantilla, sino también las formas en que estos se producen.
Otro caso de proporciones colosales es el de Amazon. Aunque inicialmente se habló de 10 000, las últimas estimaciones parecen doblar la masa trabajadora que tendrá que buscar nuevo acomodo a finales del año. Un duro varapalo al gigante del comercio electrónico, propietario además de Twitch, cuya cabeza visible es Jeff Bezos.
También en la esfera social, este verano Snap, dueña de Snapchat, dijo adiós a un 20 % de sus trabajadores. Todas estas noticias provocan que pongamos la vista en Alphabet, que no ha recurrido a esta opción de momento. Sus empleados, eso sí, temen que puedan utilizar otros métodos de despido menos llamativos como las evaluaciones de rendimiento.
Posibles razones para un (lógico) estancamiento
Los analistas no se ponen de acuerdo para citar razones concretas que puedan explicar estos malos números en compañías hasta hace poco intocables, aunque hay algunas que parecen contribuir en conjunto. La primera de ellas es que la publicidad online se ha convertido en un mercado más adulto y competitivo, donde hay cada vez más protagonistas.
Pese a que el sector tecnológico vivió un notorio crecimiento durante los primeros meses de la pandemia, al aumentar nuestra vida digital durante los confinamientos, es lógico que la desaceleración económica también termine afectando a niveles macro. Especialmente cuando hablamos de empresas en las que la disciplina de gasto no ha sido precisamente un punto fuerte.
Otro elemento clave es que el número de usuarios parece tender hacia la estabilidad. Facebook lleva años ralentizándose y pronto comenzará a descender, Instagram perdió impulso por culpa de TikTok y desde Twitter se está huyendo a otras redes como Mastodon o Tumblr. BeReal o Gas han protagonizado titulares, pero su impacto real queda muy lejos del de los líderes.
¿Están las redes sociales en peligro?
Aparte de los números, hay otra cosa que inquieta a estos gigantes: las sensaciones. Zuckerberg ya deja entrever en sus discursos públicos que su apuesta decidida por el metaverso puede no ser un negocio tan rentable, al menos de manera inmediata. En Alphabet hay inquietud porque los jóvenes ya no usan Google para sus búsquedas y qué impacto en estas puede tener la IA.
TikTok, que se ha mostrado imparable en los últimos años, puede ver frenado su impulso tras los bloqueos que ha protagonizado tanto en el Senado como en algunos estados. Y Twitter resulta en estos momentos poco menos que una incógnita, dado el carácter volátil de su nuevo dueño, quien además amaga con convertirla en una superapp al estilo de su soñada X.
Pero ¿significa esto que el futuro de las redes sociales está realmente en peligro? Aunque haya quienes las consideren una amenaza para la humanidad y quede claro que todas las plataformas caerán, probablemente hablemos de un bache. Más que un descalabro, puede que se trate de ajustes antes de alcanzar un periodo de madurez. La sensación de euforia en el sector, eso sí, ya no es la misma.
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