Se habla mucho del 5G como algo que viene y creo que es importante clarificar de qué estamos hablando. Lo primero que, creo, podemos decir es que no es una nueva tecnología como, en el pasado, hemos venido hablando de 2G, 3G o más recientemente 4G, sino que 5G será un nuevo ecosistema tecnológico que cambiará las reglas del juego.
En realidad implica abordar un cambio del paradigma en las redes móviles y, por extensión, en la forma de ofrecer servicios al público general y, por primera vez, también de forma masiva en muchos sectores de la industria. De hecho, en el futuro, el uso principal de la red no solo será el acceso a internet, sino que aparecerán múltiples usos derivados de la multiconexión de todo con todo, la «conectividad ambiente» que decimos en Orange.
desarrollo de redes virtuales con 5G
Además, la tecnología 5G va a permitir el desarrollo de redes virtuales adaptadas a cada caso de uso: ancho de banda, latencia, diferenciación de servicio en un mundo de millones de cosas conectadas. Es lo que lo que denominamos como “network slicing” Hablaremos por tanto de soluciones verticales (Energía, Automoción, Sanidad, Media, Entretenimiento, etc. ) que comparten una o varias necesidades específicas: procesos críticos en tiempo, automatización sin requisitos en tiempo, control remoto, conexiones entre empresas o dentro de la empresas y bienes personales conectados.
Desde el punto de vista tecnológico, 5G ofrece tres grandes ejes de mejora cuantitativos:
- En primer lugar mayor capacidad y mayor velocidad. Un x50 en velocidades sobre las mejores redes actuales y un x10 en eficiencia de uso del recurso más escaso, el espectro.
- El segundo es su capacidad para disponer de millones de cosas conectadas. De cientos/miles por km2 a millones.
- Y por último y no menos importante: una red de altísima disponibilidad y ultra baja latencia (20 veces menos que hoy) que nos permitirá utilizar además disponer de dispositivos de muy bajo consumo.
En resumen, estamos de un cambio disruptivo respecto a las capacidades que hemos conocido hasta ahora; estamos hablando de un fin de ciclo (internet de las personas) y el comienzo de una nueva era de igual o mayor magnitud que la actual que será el internet de las cosas conectadas.
Bien, todo esto es emocionante, pero ¿y cuándo?
El 2019 será un año de pruebas de concepto y pilotos, pero no podemos pretender empezar a desarrollar esta tecnología con casos de uso reales hasta el 2020. En esas fechas además eventos como la Eurocopa de futbol y las Olimpiadas de Tokyo seguro que catalizarán las primeras experiencias comerciales del 5G y el cambio de paradigma que implica.
El sector industrial de las telecomunicaciones seguirá dando respuesta y transformando la sociedad, y veremos si otras industrias apuestan de igual manera por el desarrollo digital de las sociedad. Esto marcará, sin lugar a duda, el “cuándo” nos beneficiaremos como ciudadanos de esta evolución/revolución.
Nos falta, por último, el cómo
Una vez aclarados el qué y el cuándo, ya solo nos falta saber cómo vamos a poder construir todo esto los operadores y el sector en general.
Si tengo que resaltar factores de éxito técnicos serían:
- El desarrollo de la virtualización. Permitidme este palabro: “softwarización”, que viene a ser la partición flexible de funcionalidades de red para diferentes necesidades. Esto va a facilitar la programación de las redes de forma dinámica o digital bajo demanda del uso o el cliente.
- Nuevas antenas “Massive MIMO” con haces ultra-estrechos y dirigidos para dotar al sistema de cobertura, elevadas velocidades y capacidad. En lugar del concepto de celda, que radia en una frecuencia, estas antenas van a ofrecernos “haces de capacidad” con diferentes características según el servicio que demandemos en cada momento.
Este cambio de paradigma va a requerir inversiones muy elevadas, que no se sustentarán sin una apuesta clara por la digitalización de la sociedad, administraciones e Industria. Por tanto, se va a necesitar la colaboración de todos para hacer posible el 5G y crear las condiciones que favorezcan su desarrollo. Pongámonos, pues, manos a la obra.