La bioeconomía es un sistema económico basado en la transformación de los recursos biológicos renovables para la alimentación humana y animal, la energía y los bioproductos industriales de una forma sostenible. Tiene como objetivo reducir la dependencia de los combustibles fósiles, así como las emisiones de gases de efecto invernadero. Para hablar sobre bioeconomía, economía circular y, más allá, sobre la salud del planeta, contamos con Alfredo Aguilar, en la actualidad miembro del Consejo Ejecutivo de la European Federation of Biotechnology, y responsable del Grupo de Trabajo de Bioeconomía. Durante más de 26 años ha trabajado en la Comisión europea en Bruselas, en la dirección general de investigación e innovación, como jefe de unidad de Cooperación Científica con países terceros, y jugó un papel central en la preparación de la Estrategia europea de Bioeconomía. Cuenta con más de un centenar de publicaciones en política científica y alrededor de 85 artículos de investigación experimental y, en estos días, presenta el libro “Bioeconomía y desarrollo sostenible”, en el que ha sido editor y autor de un artículo sobre Bioeconomía y sociedad. Además, forma parte de los “100 de COTEC.
- La Unión Europea también parece decidida a promover la transición hacia un modelo de economía circular frente a la economía de tipo lineal del uso de recursos, fabricación de productos y eliminación de desechos. ¿Estamos haciendo los deberes en España?
Creo que debemos ser moderadamente optimistas. La estrategia europea de bioeconomía se adoptó en Bruselas en 2012. En 2015 ya teníamos una estrategia en nuestro país. Recientemente se ha creado un observatorio para el seguimiento de esta estrategia. Varias comunidades autónomas han desarrollado en los últimos tiempos diversas iniciativas en esta dirección. Falta sin embargo, una acción más decidida hacia realizaciones concretas que favorezcan la Bioeconomía circular sostenible. Esperemos que el nuevo gobierno retome y relance iniciativas en este sentido.
- En este sentido, ¿cómo valora la incorporación de Teresa Ribera al nuevo gobierno? ¿Qué medidas debería tomar para impulsar la economía circular y a la bioeconomía en España?
No tengo elementos para valorar a la Sra Ribera. Sus actuaciones e iniciativas, serán las que determinen su valoración por la sociedad en su conjunto, y en particular por los agricultores, industriales y académicos.
Se necesitan unas políticas coherentes desde los sectores públicos en Bioeconomía, que no den vaivenes con los cambios de gobierno o de legislatura.
- ¿Cómo puede contribuir la bioeconomía al desarrollo económico de nuestro país?
En primer lugar reduciendo la dependencia de los recursos fósiles. También mediante la creación de nuevos puestos de trabajo, fruto de las necesidades de desarrollar una bioeconomía. Ahora bien, habrá que hacer un uso mucho más responsable de los recursos que en la actualidad. En dos palabras: derrochar menos y reutilizar los desechos, tanto agrícolas como urbanos como fuente de nuevos bioproductos (biolubricantes, cosméticos, farmacéuticos, bioplásticos, etc.).
- ¿Detecta una concienciación en las distintas industrias sobre la importancia de aplicar procesos de producción sostenibles?
El sector industrial se ha dado cuenta muy rápidamente que la bioeconomía no es una opción, sino una necesidad ineludible. En la Unión europea se creó, al comienzo del programa Horizonte 2020, la iniciativa público-privada conocida como BBI, Bio-bsed industries, una asociación entre el sector público, la Unión Europea y las bioindustrias europeas, movilizando cerca de 4000 millones de euros, de los cuales, cerca de 3000 millones corresponden al sector público. En muchos otros países se han creado agrupaciones similares. En España el sector de bioindustrias representado por ASEBIO ha apostado claramente por la bioeconomía. Incluso, una entidad financiera como Cajamar ha estimulado la publicación del libro que acaba de salir hace unos días sobre Bioeconomía y desarrollo sostenible y ha celebrado un congreso internacional sobre Bioeconomía en Barcelona el pasado 14 de junio.
hay que derrochar menos y reutilizar los desechos, tanto agrícolas como urbanos como fuente de nuevos bioproductos (biolubricantes, cosméticos, farmacéuticos, bioplásticos, etc.).
- ¿Cuáles son los sectores clave para acelerar la implantación de este nuevo modelo?
Sin duda, una sólida base científico-técnica. Pero además es necesario una interacción constante entre distintos sectores, en particular el agrícola y el industrial y unas políticas coherentes desde los sectores públicos, que no den vaivenes con los cambios de gobierno o de legislatura. Por último, es imprescindible que la sociedad en su conjunto se vea implicada y participe en el desarrollo de las distintas iniciativas en bioeconomía.
- ¿Qué piensa usted cuando acude a un supermercado y le ofrecen frutas con piel envueltas en pieles artificiales de plástico y corcho? ¿Los consumidores estamos concienciados sobre el impacto de nuestras decisiones de compra cotidianas en el presente y futuro de nuestro planeta?
A nivel personal trato de reducir al máximo los envases y embalajes que no sean imprescindibles, así como los plásticos. La industria sigue las pautas de los consumidores y si la conciencia social por el medio ambiente se incrementa, reduciendo entre otros el uso innecesario de envases y plásticos, la industria seguirá. En gran medida iniciativas de este tipo dependen de cada uno de nosotros como individuos.
es necesario un sistema científico-técnico potente y dinámico que analice y de respuestas a los retos a los que nos enfrentamos como especie humana.
- A veces parece como si estuviéramos en un punto de no retorno para detener el cambio climático, ¿cree que llegaremos a un escenario apocalíptico, con un mundo en conflicto para acceder a recursos básicos?
Creo que no es conveniente hacer de agorero catastrofista, ni de optimista inconsciente. La evidencia científica actual es que el cambio climático en un fenómeno natural y cíclico pero que lo hemos acelerado nosotros los humanos. El cambio climático no lo podemos detener, pero si podemos limitar sus efectos, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero, haciendo un consumo más limitado y sensato de los recursos naturales, investigando en un mejor aprovechamiento del agua y de los fertilizantes, desarrollando nuevas plantas con una mayor resistencia a la sequía y a la acidez del suelo. La situación es muy preocupante teniendo en cuenta el aumento de población: más de 9000 millones de seres humanos en el año 2050; los retos de seguridad alimentaria que supone alimentar a todas esas personas; la disminución de recursos fósiles, etc. Me gustaría que nuestros políticos estuviesen también genuinamente preocupados y que desarrollasen iniciativas para afrontar la situación que se nos viene encima. Por eso es necesario un sistema científico-técnico potente y dinámico que analice y de respuestas a los retos a los que nos enfrentamos como especie humana.
- Uno de esos debates que parecen eternos es el del cambio del actual modelo energético hay otro más sostenible, basado en energías renovables. Algo que no entiende la población es por qué en España, donde si algo nos sobra son horas de sol, no se apuesta de manera más decidida por este cambio…
Pues mire usted, yo tampoco lo entiendo. Las políticas energéticas deberían ser una cuestión de estado, no de partido político. En países como Alemania y muchos otros lo son.
los que niegan el cambio climático, en la mayoría de los casos, lo hacen por cinismo e irresponsabilidad.
- Cuando éramos niños, imaginábamos que en 2018 ya conduciríamos coches voladores. La realidad es que no si quiera conducimos coches eléctricos, que siguen siendo una minoría frente a los que utilizan combustibles fósiles. La tecnología ya está lista, ¿a qué cree que se debe esta lentitud en la generalización de estos automóviles?
Efectivamente, y que iríamos hasta Júpiter y más allá. No hay más que recordar a Stanley Kubrick en su película 2001, una odisea del espacio. Sin embargo, las cosas han ido por otro camino. Hay un proverbio que dice que predecir el futuro es fácil, lo difícil es que se cumpla. La humanidad ha hecho en estos últimos cincuenta años progresos increíbles en medicina, en comunicación, en reducir el hambre en el mundo. Respecto a los coches voladores, quizá la pregunta que podríamos hacernos sería si son realmente necesarios hoy en día. En la actualidad los desplazamientos son muchas veces innecesarios con la ayuda de Internet, las video conferencias, etc. Muchas veces tendemos a visualizar el futuro como una proyección del pasado. Como decía Paul Valery: “El futuro ya no es lo que fue”. El futuro no está escrito en ningún sitio, lo iremos descubriendo día a día y tendremos que enfrentarnos a lo que nos encontremos. Como ha hecho la humanidad desde el principio de los tiempos.
- Por último, a pesar de las incontables evidencias científicas sobre los efectos del cambio climático, el negacionismo está incomprensiblemente extendido entre la población. ¿Qué opina sobre este fenómeno?
Efectivamente, la humanidad nunca ha estado tan evolucionada, tanto a nivel técnico como científico. Nunca ha habido menos analfabetismo que ahora. Nunca en la historia la educación ha llegado a sectores más amplios de la sociedad y sin embargo, desde hace una década más o menos estamos presenciando un resurgimiento de posiciones fuertemente anticientíficas: contra las vacunas, a favor de las llamadas terapias “alternativas” como la homeopatía y muchas otras que no solo no tienen ninguna evidencia científica, sino que pueden ser nefastas si se abandonan las terapias convencionales médicas. Este es un fenómeno sociológico muy complejo que merece una discusión mucho más profunda. En el caso de las terapias “alternativas” puede deberse a un deseo romántico de una vuelta a la naturaleza que cuidaría de nosotros. Sin embargo, en el caso de los negacionistas del cambio climático, pienso que en la mayoría de los casos es simplemente cinismo e irresponsabilidad, con objeto de seguir obteniendo los máximos beneficios mediante procesos industriales caducos e ineficientes.