A todos nos preocupa la calidad del aire que respiramos. Metales como el plomo, arsénico, mercurio y otras tantas sustancias nocivas para nuestra salud se encuentran presentes en un ambiente muchas veces contaminado del que apenas tenemos noticia.
Aunque los equipos profesionales recogen datos sobre el aire, es fundamental que nosotros, como ciudadanos individuales, tomemos conciencia de este problema.
‘Vigilantes del aire’ liderado por el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) del CSIC y la Fundación Ibercivis. Su objetivo no es otro que conocer el estado y la calidad del aire que respiramos. Para ello, se van a emplear plantas de fresas que harán las veces de mini estaciones mediambientales y que nos permitirán controlar la concentración de metales pesados.
Por eso ha nacido el proyectoUna fresa que esconde mucha información
Desde ‘Vigilantes del aire’, repartirán en distintas localidades 5.000 plantas de fresa que deben colocarse en los balcones de voluntarios y voluntarias. Las plantas son, a través de sus hojas directamente en contacto con el aire, estaciones de monitorización de la contaminación ambiental. A lo largo del tiempo se acumulan en sus hojas partículas que están presentes en el aire. Aplicando técnicas biomagnéticas podemos identificar qué compuestos están en las hojas y por tanto en el aire. Y haciendo un estudio agregado estudiar la concentración de contaminantes en el aire de España.
Las plantas se empezarán a repartir a partir de Octubre de 2019, en envases de 10,5 cms de diámetro. Mientras queden existencias en los distintos puntos de distribución, cualquier persona puede pasar a recoger su propia estación. En el caso de profesores, enseñando su carnet de docente podrán recoger hasta 25 macetas por persona.
“Normalmente para este propósito se utilizan tecnologías avanzadas, como dispositivos electrónicos, sensores automáticos o incluso apps en smartphones; sin embargo, en ‘Vigilantes del aire’ queremos plantear una alternativa más abierta y humana, apoyándonos en procesos tradicionales como regar una planta, podarla, o mandar una carta por correo postal”, indica la web del proyecto.
Los ciudadanos y ciudadanas participantes tendrán que cuidar de la planta y, antes de que acabe el año, enviar dos de sus hojas en un sobre pre-franqueado y una sencilla ficha técnica. El IPE-CSIC analizará las hojas recibidas, notificará a los voluntarios y voluntarias los resultados de las muestras y, en junio, hará público un informe con el mapa de la calidad del aire en España.
Mapear nuestro aire es cosa de todos
En su segunda edición, ‘Vigilantes del aire’ continuará mapeando regiones en las que ya hubo participación en la temporada anterior, como Barcelona (gracias a la colaboración de Ideas for Change), Granada (Fundación Descubre), Burgos(Universidad Verde) o Vitoria (Centro de Estudios Avanzados).
La intención del equipo es duplicar el número de regiones estudiadas, por lo que invita a todas las entidades con interés en participar, y que tengan capacidad de acoger un mínimo de 300 macetas y gestionar su reparto, a proponerse como embajadoras del proyecto.
El proyecto ya tiene acuerdos con entidades tan diversas como centros penitenciarios, residencias de ancianos, centros de día, escuelas o ayuntamientos de poblaciones rurales afectadas por la despoblación. ‘Vigilantes del aire’ es un proyecto cofinanciado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), adscrita al Ministerio de Ciencia e Innovación.