«Imagina un futuro donde plantar una semilla de la que nazca un automóvil«. Una frase así, pronunciada por cualquier otra persona, sería tildada simplemente de sinsentido. Sin embargo, su autor es Nicholas Negroponte y la dijo en el Wobi (World Business Forum) de Milán el pasado 8 de noviembre. El cofundador del Mit Media Lab (Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Boston) está convencido de que el futuro es la biotecnología.
El hombre que ve el futuro
Negroponte no es un visionario cualquiera, sino alguien que hizo realidad ideas que parecían sueños. Por ejemplo, es el inventor de la tele-conferencia (después de diseñar un programa para que presidente, vicepresidente y generales de Estados Unidos pudieran comunicar en caso de guerra nuclear), de un sistema de mapeo precursor de Google Street o de las pantallas táctiles.
Además, entre lo que salió del MIT Media Lab, se pueden citar el GPS, los werables, las prótesis robóticas, la optogenética, la e-ink que se utiliza en los libros electrónicos, hasta la tecnología para el Guitar Hero. «En el MIT hacen cosas que todavía no están en el mercado y que parecen ridículas”, reconoce Negroponte.
Cada una de sus afirmaciones es acompañada inevitablemente de escepticismo y risas. En sus conferencias, siempre lleva una copia de Newsweek de 1995, donde se decía: «El director del MIT Media Lab, cree que pronto compraremos libros y periódicos directamente en Internet. Claro que sí». En resumen, cuando Nicholas Negroponte, desde sus 74 años, habla de futuro, debe ser tomado en serio.
El Biotech es el nuevo digital
En Milán, el (entre otras cosas) fundador de la revista Wired, dijo: «Imaginemos plantar una semilla de la que nazca un coche. Probablemente no es irrazonable. Aunque es posible que no suceda en los próximos cinco o diez años». La interacción entre humano y ordenador siempre ha sido una prioridad del MIT y en los últimos diez años se han enfatizado áreas como la biomecatrónica, que investiga como la tecnología puede usarse para mejorar las capacidades físicas humanas.
El hombre del MIT que inventó el e-ink ahora está investigando cómo interactuar con las neuronas cerebrales. ¿A qué nos podría llevar todo esto? A los mecanismos mediante los cuales aprendemos los idiomas, por ejemplo, y podríamos llegar a tomar una píldora que nos permita dominar el francés.
Imagina lo inimaginable
El objetivo de Negroponte es hacer que la gente recuerde los absurdos que parecían conceptos que hoy son del todo normales. «Imagina un mundo sin CD. En los años sesenta eran imposibles de pensar». O también: «Imagina un mundo sin tiendas, sin oficinas, sin suburbios». Estamos llegando a ello justo en estos años. Y, finalmente, ”imagina un mundo sin naciones, formado solo por ciudades, con un solo idioma. Cosas que son difíciles de imaginar, suceden. Pregunté a mis alumnos del MIT quien quisiese comprar un automóvil. Nadie levantó la mano. En los años sesenta todo el mundo quería un coche, significaba libertad”.
Por increíble que parezca la visión de las ‘plantaciones de automóviles‘, Negroponte tiene una larga lista de ejemplos de fenómenos exitosos de los últimos años, que estuvieron en la cuna del MIT hace varias décadas. Uno de ellos tiene que ver con la movilidad.
En 1963, György Kepes, profesor del MIT, inventó un programa que, a través de un ordenador de la época, permitía conducir los coches desde una ubicación predeterminada a otra, simplemente escribiendo las coordenadas del punto de recogida y descarga.
El sistema, llamado CARS (Computer Aided Routing System), involucró de forma experimental unos cientos de vehículos en el área de Boston. Se trata de una tecnología que, al nivel de concepto, ya había sido probada en los años sesenta, pero tuvo que esperar la llegada de tecnologías como el GPS y los mapas satelitales para convertirse en un fenómeno empresarial como es hoy Uber.
Tal vez falte algo para poder sembrar en el jardín de casa el coche de nuestros sueños, pero, por si acaso, mejor empezar a hacerle sitio.
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