El 19 de septiembre Jeff Bezos anunció que Amazon ha comprado 100.000 furgonetas eléctricas de la marca Rivian. Esta compra se enmarca dentro de una estrategia, ‘The Climate Pledge’, en una marca muy criticada por su modelo de sostenibilidad actual. Pero esta compra masiva podría presionar a otras marcas a moverse, a la compra masiva de vehículos similares y la bajada de su coste. ¿Qué significan estas 100.000 furgonetas eléctricas?
La movilidad eléctrica crece de forma exponencial, pero tiene un problema. Elevar una base pequeña a cualquier exponente da como resultado un número pequeño. En España existen cerca de 63.000 vehículos eléctricos de los que 25.000 son turismos y 21.000 motos y ciclos, según el informe ‘Guía de movilidad eléctrica para las entidades locales’, del IDAE y la REE.
Los otros 17.000 vehículos eléctricos restantes se reparten entre furgonetas y otros vehículos de grandes dimensiones capaces de transportar carga. En España hay 29,7 millones de vehículos, según la DGT. Esto significa que solo el 0,21% de los vehículos son eléctricos. Estamos aún muy lejos de la descarbonización.
Pero ahora imaginemos lo que sería pasar de 63.000 a 163.000 vehículos. Si la apuesta de Bezos por la movilidad sostenible se realizase en España, pasaríamos a tener un 15% más de eléctricos para 2020 y un 158% más para 2030. Sería así porque la compra será escalonada.
Amazon recibirá 10.000 unidades hasta 2020 y la entrega de las 90.000 restantes se reparten a lo largo de la siguiente década. La idea tras el proyecto es adelantarse toda una década a las propuestas de descarbonización marcadas por la política internacional, y podría traer muchas consecuencias positivas.
Si Amazon lo hace, todos deberán hacerlo
Incluso presuponiendo lo peor, que todo esto se englobe dentro de una estrategia de marketing orientada al lavado de imagen (greenwashing) de una empresa a la que han pillado destruyendo productos nuevos solo porque salía más barato que devolverlos (la nueva estrategia a este respecto será donarlos), esta compra transformará la industria de la paquetería.
Casi todas las ciudades europeas de mediano y gran tamaño ya han creado zonas de bajas emisiones (ZBE). El portal Reglamento de Acceso Urbano recoge cientos de casos. Podemos ver algunos de ellas (no todas) en el siguiente mapa, interactivo aquí. Italia y Alemania están a la cabeza, con mucha diferencia. España se está quedando atrás, lo que afectará a nuestra calidad de vida.
Una de las últimas ciudades en sumarse ha sido Barcelona, que contará a 1 de enero de 2020 con un área 20 veces más grande que Madrid Central, en consonancia con ciudades como Londres. Spoiler: dentro de muy poco, quizá una década, las furgonetas térmicas no podrán acceder a muchos núcleos urbanos.
Traslademos por un momento la compra de estos 100.000 vehículos limpios a nuestro país. Empresas de paquetería como Seur, Correos Express, TNT, Nacex, MRW, y un largo etcétera verán notablemente disminuido su negocio y no podrán competir en igualdad de condiciones a menos que inviertan también en una flota eléctrica. Si Amazon lo hace, todos deberán hacerlo.
La bajada del precio de los vehículos eléctricos
El precio de compra sigue siendo una barrera importante para la adopción del vehículo eléctrico. Que su mantenimiento sea más asequible y el consumo a los 100 kilómetros caiga por debajo del euro no elimina su coste inicial. Este viene determinado por el precio de la batería y, por suerte, no deja de bajar.
El artículo ‘Accelerating US Leadership in Electric Vehicles’ señala la bajada gradual del coste por kWh. A más kWh, más kilómetros de autonomía. Se estima que si logra bajar de 150 $/kWh, entonces el vehículo eléctrico empezará a valer menos que el térmico. Y la clave de estas bajadas son las compras, como ya ocurriese en fotovoltaica.
Según la Ley de Swanson, un modelo teórico bastante acertado, los módulos solares bajan un 20% su precio cada vez que se duplica la capacidad de la industria fotovoltaica. Aunque no puede establecerse una relación directa con las baterías, estas se comportan de un modo similar. A más demanda y compras, más asequibles. Se estima que hacia 2023 o 2024 se alcanzará la paridad.
En 1977 cada kilovatio pico costaba 76,67 dólares. En 2015 su coste había bajado por debajo de los 30 centavos. Según estimaciones medias para 2018 presentadas en mayo de 2019 por la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) en su informe ‘El coste de la generación de energía renovable en 2018’, el coste por Wp pudo rondar los 8,5 centavos de dólar.
Las 100.000 furgonetas de Amazon pueden convertirse en una punta de flecha que obligue al resto de la industria a moverse. Con datos de 2018, representarían el 4,7% de todos los vehículos eléctricos del planeta y, si el resto de marcas no quieren quedarse atrás, estas miles de compras se traducirán en pocos años en varios millones. Pronto el precio del kWh se desplomará.
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Imágenes | Amazon Press Release, Reglamento de Acceso Urbano, Union of Concerned Scientists