“Cuando nos miramos en un espejo el rostro que vemos no es nuestro rostro sino que tiene intercambiados los lados derecho e izquierdo”, explica Beatriz Gato Rivera, investigadora del CSIC en el Instituto de Física Fundamental, para describir la antimateria como el “reverso” de la materia. Esta científica acaba de publicar el libro Antimateria, último título de la colección ¿Qué sabemos de?, en el que, entre otros datos interesantes, podemos leer que un solo gramo de antimateria, al entrar en contacto con la materia, generaría una deflagración equivalente a más de dos veces la bomba atómica que asoló Hiroshima en 1945.
La antimateria, el reverso de la materia, es uno de los aspectos más fascinantes de la física de partículas, siendo además la aniquilación materia-antimateria el proceso más energético que existe en el universo.
Un objeto de antimateria sería indistinguible, a juzgar por su aspecto, de uno de materia; de hecho, una estrella de antimateria, de existir, brillaría de manera idéntica que una estrella de materia, emitiendo la misma luz.
antimateria por todos lados
Vivimos rodeados por antimateria. Por ejemplo, en la superficie terrestre estamos sometidos a una lluvia incesante de partículas, en todas direcciones, tanto de materia como de antimateria, y se estima que un 10 por ciento de la luz visible que nos llega del Sol se debe a la aniquilación materia-antimateria que tiene lugar en su interior.
Otro ejemplo cercano es que “un plátano mediano emite, cada 24 horas, 15 positrones, aproximadamente, provenientes de los núcleos radiactivos de los átomos de Potasio-40”.
Antimateria aborda también cuestiones teóricas, como la pregunta de por qué si en el Big Bang se crearon idénticas cantidades de materia y antimateria no se aniquilaron totalmente entre sí. “Algo sucedió justo antes de la Gran Aniquilación para que se generara un ligerísimo excedente de partículas sobre antipartículas, el cual bastó para que el universo material pudiese tomar forma y llegar a existir tal como lo conocemos”, señala Gato Rivera.
antiplanetas habitados por civilizaciones
En cualquier caso, la autora advierte que “no es posible descartar que haya sobrevivido una pequeñísima cantidad de antimateria primordial [creada en el Big Bang] en nuestro universo observable, quizás un antiprotón por cada decena de millones de protones. Por ello no es impensable que pudieran existir estrellas e incluso galaxias pequeñas de antimateria, como predicen algunos modelos teóricos propuestos por diversos grupos de investigación,siempre que estuviesen suficientemente aisladas de la materia”.
En esas circunstancias, orbitando dichas antiestrellas no es inimaginable que existieran antiplanetas habitados por seres vivos e incluso civilizaciones tecnológicas.
“Eso sí, el único contacto amistoso posible (que conozcamos) entre nuestra civilización y esos hipotéticos extraterrestres de antimateria sería a través del intercambio de ondas electromagnéticas (señales luminosas, radio, vídeo, etc.)”, afirma la investigadora del CSIC.
¿antimateria como fuente de energía?
El libro se ocupa además de las aplicaciones médicas y tecnológicas de la antimateria, como la tomografía por emisión de positrones –escaneos PET–, que muestra en qué estado se encuentran los órganos y tejidos y sirve para localizar tumores, entre otras muchas funciones, o la utilización de positrones y antimuones en el ámbito de la ciencia y la tecnología de materiales.
Asimismo, explica que es imposible que podamos utilizar la aniquilación materia-antimateria para abastecernos de energía. “La razón es que con la tecnología actual solo es posible producir cantidades irrisorias de antimateria: si pudiéramos almacenar todos los antiprotones producidos en el CERN durante un año, su aniquilación con el mismo número de protones suministraría solo la energía necesaria para mantener encendida una bombilla de 100 W durante 30 segundos”, aclara la autora.
“Más aún, para obtener un solo gramo de antiprotones, a su ritmo actual de producción en el CERN, serían necesarios unos 60.000 millones de años, más de cuatro veces la edad del universo”, agrega.
la búsqueda de antiátomos
El libro Antimateria hace un breve repaso a la física de las partículas elementales y a los descubrimientos de las partículas de antimateria. También ofrece una introducción a los rayos cósmicos y a los aceleradores de partículas, que constituyen las fuentes principales de antimateria a las que tenemos acceso, aparte de algunas sustancias radiactivas naturales.
De este modo, Gato Rivera traza un recorrido desde el descubrimiento del positrón, realizado por Carl Anderson en 1932 mientras investigaba los rayos cósmicos, hasta la búsqueda actual de núcleos de antiátomos en el universo con el detector AMS-02 instalado en la Estación Espacial Internacional.
La autora, además, describe todos los experimentos que se realizan en el CERN para crear átomos de antimateria y analizarlos, con la finalidad de comprobar si se comportan exactamente como los átomos de materia, incluida su caída en el campo gravitatorio terrestre.
Fuente: CSIC