La crisis del coronavirus nos augura un futuro incierto en el que, probablemente, cambien muchas cosas. Ya son muchas las empresas que se están dotando de material para garantizar la seguridad de sus trabajadores. Cámaras térmicas, mamparas de metacrilato… pero ¿y si en un futuro no tan lejano cambiásemos los vaqueros por la ropa inteligente?
coronavirus, asegurar la salud de aquellos que nos rodean en caso de que estuviésemos infectados.
Esta tecnología podría utilizarse para conocer aspectos relacionados con nuestra salud, a saber, nuestra temperatura, frecuencia cardíaca y otros signos vitales. De esta forma, se podrían prevenir distintas enfermedades o, en el caso del¿Ropa inteligente para afrontar el futuro?
Un grupo de investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) lleva tiempo analizando las posibilidades de esta tecnología. En un nuevo artículo que han publicado en la revista Matter, podemos leer que se podría crear una nueva clase de fibras en rápida evolución que pueden detectar, comunicar, almacenar, procesar información, cambiar el color e incluso proporcionar energía.
También plantean la posibilidad de diseñar ropa inteligente que haga las veces de un ordenador (en este caso de tela) capaz de capturar y procesar la gran cantidad de datos liberados por nuestros cuerpos. Y por si esto fuera poco, la inteligencia artificial y el uso de algoritmos nos permitiría diseñar patrones de actividad específicos para obtener información sobre nuestra salud.
Para ello, la clave se encuentra según los investigadores transformar las telas a través de una nueva clase de materiales de fibra altamente tecnológicos y de rápida evolución que se parecen a las fibras tradicionales pero se comportan más como chips.
A pesar de que el campo de la ropa inteligente tiene aún mucho por descubrir, ya existen distintos ejemplos de ropa que, por ejemplo, es capaz de generar energía. Aún así, y según recogen los investigadores, sigue existiendo la necesidad de una fibra que pueda almacenar y procesar información y que sea capaz de ejecutar software para recopilar y analizar datos.
No sabemos cuándo llegará el momento de cambiar el chandal por la ropa inteligente pero, quién sabe. Desde luego, la tecnología no tiene intención de parar.