Hubo un tiempo en que los coches eléctricos solo eran un recuerdo del pasado (o el sueño futuro de unos cuantos locos). Y si hablábamos de carreras de coches eléctricos en un circuito, era solo para referirnos al Scalextric. Pero la industria de la movilidad eléctrica ha vuelto a la vida en la última década. Cada vez más fabricantes se suman a los vehículos impulsados por baterías.
Entre todos ellos, el nombre de Tesla ha acaparado más focos que ninguno. Dentro de pocos meses, el vehículo estrella de la compañía de Elon Musk demostrará todas sus posibilidades en una competición real (e impulsada desde España): la Electric Production Car Series.
La electricidad y la Fórmula 1
Corría el año 2011 cuando, en el seno de la Fédération Internationale de l’Automobile, más conocida como la FIA, se plantaba la semilla de crear la primera competición de coches eléctricos. Tres años más tarde, en China, arrancaba oficialmente la primera temporada de la ABB FIA Formula E Championship. Con el objetivo de convertirse en un campo de pruebas para la creciente industria del automóvil eléctrico, la competición siguió su curso y está inmersa en su cuarta temporada, que concluirá en el Gran Premio de Nueva York el 15 de julio.
En un ejemplo de colaboración industrial con pocos precedentes, el primer Fórmula 1 eléctrico, el Spark-Renault SRT_01E, fue diseñado por Spark Racing Technology, McLaren Electronic Systems, Williams Advanced Engineering, Dallara y Renault. Es el único coche que se usa en las carreras, aunque poco a poco nuevos fabricantes se han ido incorporando. A partir de la próxima temporada, BMW y Nissan contarán con sus vehículos en pista. Porsche y Mercedez-Benz lo harán a partir de 2019.
Además de la Fórmula 1, la FIA cuenta con otra serie de campeonatos en los que pone a prueba la electrificación de la movilidad y su uso en alta competición. Son, por ejemplo, el eco-rally de San Remo o el de la Comunidad Valenciana, o la carrera solar de Suzuka, en Japón. La máxima autoridad acaba de autorizar también la primera carrera que pondrá a prueba un coche que está en el mercado: el Tesla Model S P100D.
Así es la Electric Production Car Series
Todavía faltan algunos flecos por cerrar. Si nada se tuerce, la Electric Production Car Series (EPCS) arrancará en Jerez el 3 de noviembre. El calendario de la primera temporada incluye también grandes premios en los circuitos Paul Ricard (Francia), Nürburgring (Alemania), TT Circuit Assen (Países Bajos), Silverstone (Reino Unido) y Algarve Portimao (Portugal).
El formato recuerda a la competición NASCAR, en la que también compiten coches de serie. La EPCS se desarrollará en circuitos clásicos acostumbrados al rugir de los motores de combustibles fósiles. Cada gran premio se desarrollará en un fin de semana, con una sesión de pruebas de 20 minutos, una ronda de clasificación de media hora y dos carreras, una de día y otra al anochecer, de 60 minutos cada una.
La idea de la organización es contar con tres equipos europeos, tres norteamericanos, dos asiáticos y dos del resto del mundo. Cada uno tendrá dos pilotos sobre el asfalto. De momento, no hay casi nombres confirmados. Lo único que se sabe es que todos estarán al volante de un Tesla Model S P100D con algunos arreglos para competición.
Un poco menos de potencia, cero CO2
Los coches que compiten en Fórmula 1 son obras maestras de la ingeniería. Cuentan también con algunos de los motores más potentes diseñados en la historia. En los últimos años, se acercaron a los 1.000 caballos, aunque hoy los coches más potentes no sobrepasan los 900. Estos vehículos son también grandes consumidores de combustible. Aunque la FIA ha establecido limitaciones, necesitan una media de 75 litros por cada 100 kilómetros recorridos. Como resultado, emiten más de 240 kilogramos de CO2 por carrera y coche (aunque la cifra varía según el circuito).
Para comparar los monoplazas con el modelo de Tesla de la EPCS, mejor vamos al sistema métrico internacional. Los coches de Fórmula 1 cuentan con unos 650 kilovatios. El Model S P100D, tal como ha sido testado, con 585. El Tesla pasa de 0 a 100 kilómetros por hora en 2,1 segundos, ligeramente más rápido que los Fórmula 1. Eso sí, en velocidad punta no hay comparación. El récord de Fórmula 1 el año pasado lo estableció Sebastian Vettel con 370 km/h. El Model S en carrera no superará los 250. Eso sí, a cambio, emitirá 0 kilos de CO2 por carrera.
En cuanto a autonomía, los vehículos Tesla de la primera temporada de la EPCS podrán recorrer 90 kilómetros con la misma fuente de energía. Será una batería de litio de 100 kWh. El objetivo es que no tengan que cambiarla en ningún momento de la carrera.
Un escaparate de la revolución eléctrica
“Nuestro objetivo es llevar los últimos avances tecnológicos, no solo a los circuitos, sino a los hogares de los aficionados”. Para el español Mark Gemmell, fundador y CEO de Electric GT Holdings, es importante que la competición se convierta en un escaparate de la movilidad eléctrica. Al igual que la Fórmula 1 lleva el motor de combustión interna a su máxima expresión, la EPCS debe mostrar las potencialidades de los motores eléctricos.
Uno de los objetivos de la primera temporada es no solo atraer a nuevos fabricantes, sino emitir la competición en televisión en el mayor número de países posibles. Para ello, Electric GT Holdings se ha asociado con Mediapro. La productora se encargará de emitir la señal en todos los circuitos y distribuirla internacionalmente.
¿Y Elon Musk? De momento, discreto, con un par de menciones en Twitter y poco más. Aunque su nombre se relaciona, inevitablemente, con todo lo que rodea al campeonato. “Mi admiración por lo que están haciendo Elon Musk y Tesla Motors por la movilidad sostenible me llevó a considerar la posibilidad de crear un campeonato con el Model S como plataforma para la innovación tecnológica, el desarrollo sostenible y la desinversión en combustibles fósiles”, decía Mark Gemmell durante la presentación del proyecto en 2016. A partir de otoño, esa plataforma de asfalto se pondrá en marcha.
Imágenes | Electric GT