A los humanos se les da bien muchas actividades. Y, aunque pudiera sorprender, conducir no es una de ellas. Las personas se distraen, tienen días malos, se duermen al volante, discuten y se aburren, factores que hacen la conducción mucho menos segura. El coche autónomo, por otro lado, no tiene días malos, siempre está atento, aprende rápidamente y no puede distraerse.
Volkswagen se ha aliado con Microsoft para iniciar sus pruebas de conducción autónoma en Europa al tiempo que Orange y Applus+ IDIADA trabajan por construir nuevos entornos de homologación. ¿Se verán pronto modelos como nuTonomy (2016, Singapur), Waymo (2018, Phoenix) o Didi (??, 2019, Shanghai) en las autopistas europeas y españolas? ¿Disminuirán los accidentes?
Humanos, esa especie enfocada en distraerse
En 2015 se hizo muy famoso un estudio de Microsoft que la prensa recogió como que la capacidad de atención de los humanos era de ocho segundos. En realidad, lo que medía el experimento era el tiempo medio de permanencia en una página web. Si se buscan caídas de atención, quizá sea mejor leer los estudios de Johnstone y Percival en el aula, que demostraron cómo tras los 10 a 18 primeros minutos había una caída notable de atención que se recuperaba a los pocos minutos.
Esa caída de la atención puede ser aceptable para una clase de matemáticas, pero no para conducir. De hecho, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha listado muchas distracciones, alguna de ellas perfectamente ‘legales’, como pensar en la familia, el trabajo y la hipoteca mientras se conduce. Tener altos niveles de estrés también está ligado a distracciones, así como presenciar un accidente o fumar mientras se conduce.
También hay una cifra escandalosa: hablar con el manos libres durante más de tres minutos hace que los conductores no perciban el 40% de las señales, e implica una reducción injustificada de velocidad y un aumento del tiempo de reacción. Sin embargo, es legal y, además, frecuente. Por descontado, mirar el teléfono móvil también hace que las personas se distraigan (esto sí es ilegal), como también lo es estar cansado, fatigado, o tener sueño.
Algunas ventajas de los coches autónomos frente a la conducción humana
Los coches autónomos tienen ventajas indiscutibles frente a los conductores humanos. A saber:
- No se cansan.
- Son incapaces de ‘picarse’ o competir con otros conductores.
- No tienen días malos.
- Carecen de ángulos muertos.
- No necesitan descansar cada par de horas.
- Siempre están con un nivel de alerta máxima.
- No se quedan mirando un accidente.
- Las discusiones del asiento de atrás no les molestan.
- No fuman ni consumen otras drogas.
Y luego existen ventajas propias de las máquinas, como las derivadas del aprendizaje, que, sin duda, son importantes. Para que un humano aprenda a conducir es necesario un costoso periodo de formación de meses, más varios años después de la autoescuela para ir afinando. A diferencia de los coches autónomos, se trata de un tipo de aprendizaje no transmisible.
En cambio, cuando un vehículo de Tesla, Didi o nuTonomy comete un error (grave o no), el resto de la flota puede aprender del mismo. Se trata de un tipo de intercambio de información inviable para los seres humanos. Y uno que reduce el error con el tiempo.
¿Se equivocan menos los coches autónomos que los conductores?
De momento, la movilidad autónoma no es viable en su nivel 5 (automatización total), pero las mejoras son continuas.
En 2021 Waymo ha compartido algunos datos de sus vehículos autónomos. De los más de 9,65 millones recorridos entre 2019 y 2020, su flota de vehículos no ha sido culpable íntegro de ningún accidente, aunque sí había participado en 72 de ellos, de los cuales 68 habían sido culpa del conductor humano y el resto, una mezcla de ambos. ¿En cuántos accidentes participan los conductores humanos?
Según datos de la DGT de 1963, por cada 100 millones de kilómetros recorridos hubo 122 accidentes graves y 17,8 fallecidos. En 2003 y en países del entorno se había reducido hasta 1,12 fallecidos en Alemania, 3 fallecidos en Reino Unido y 1,48 fallecidos en Francia.
Por desgracia, en la actualidad no se miden los fallecidos por kilómetro recorrido, aunque se estima que en España hay unos 23 accidentes con 30 heridos no hospitalizados, 2 heridos hospitalizados y 0,4 fallecidos por cada 100 millones de kilómetros recorridos, calculados con base a los datos del Instituto Nacional de Estadística de kilómetros anuales por vehículo, número vehículos y tablas estadísticas de la DGT en 2018, último año con datos.
Aún está en pruebas y, sin embargo, la conducción autónoma tardó seis años en cobrarse su primer herido. Leve, por cierto. La culpa de aquel accidente, que hacía el número 14 en aquellos seis años de conducción y 2,7 millones de kilómetros, había sido de un humano.
En aquel 2015 la conducción autónoma aún se vio implicada en 518 accidentes por cada 100.000.000 kilómetros (evidentemente, no se habían recorrido tantos) pero sumaba solo una sola víctima leve. En 2020 la cifra bajaba hasta los 41 de estos ‘accidentes’ por cada 100 millones de kilómetros. Si parecen muchos es porque en ‘accidente’ Waymo también incluye situaciones en las que una colisión ha estado cerca o el coche no se ha comportado como debiera, algo que no incluye la DGT. Aún no se conocen víctimas mortales.
Con esta proyección ya se ha confirmado que los vehículos autónomos causan muchos menos fallecidos por kilómetro recorrido (de momento solo Waymo aporta datos fiables), trasladándose algunos como heridos leves al responder el coche mejor que los humanos. De hecho, según los datos compartidos, estos vehículos son bastante eficaces a la hora de evitar accidentes.
¿Qué hay de los atropellos de vehículos con cierto grado de autonomía?
En marzo de 2018 un vehículo con cierto grado de autonomía atropelló a una mujer en Tempe, Arizona (Estados Unidos). El evento se convertía en el primer atropello mortal por un vehículo autónomo y el eco de sus noticias reaparece de tanto en tanto en los medios.
Sin embargo, la justicia estadounidense acusó a la mujer al volante por homicidio involuntario, debido principalmente a que se había inhabilitado el software de reconocimiento de personas del vehículo y a que la conductora estaba mirando su móvil en el momento del incidente. En otras palabras, el coche no era el responsable.
No se conocen más fallecimientos por parte de estos vehículos, pero la NHTSA (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras) sí contabilizó 36.750 muertes en accidentes de tránsito en EEUU durante ese mismo 2018. Por desgracia, resulta muy difícil comparar los datos por kilómetro recorrido, dado que no hay estadísticas suficientes como para hacerlo.
¿Confiamos más en las máquinas que en los humanos?
A medida que las tareas se vuelven más complejas, las personas tienden más a elegir a una máquina para que las lleve a cabo. Así se desprende de un nuevo estudio de Bogert, Schecter y Watson publicado en ‘Nature’, que mide la influencia del asesoramiento de personas y máquinas sobre otras que han de tomar una decisión. ¿El resultado? Parece que se hace más caso a las máquinas.
Hace tres años hablábamos en Nobbot de un estudio de Deloitte sobre cómo la desconfianza frente al vehículo autónomo ha ido bajando a medida que pasan los años. El último dato al respecto (2020) indica que en China e India ha habido un aumento notable de esa desconfianza, aunque no llega a cubrir la confianza ganada en años previos. En líneas generales, confiamos cada año más.
En los próximos años, gracias a iniciativas como las de Applus+ IDIADA y a la automatización de los distintos niveles de conducción, es posible que se realicen los primeros viajes interurbanos (mucho más ‘sencillos’ desde el punto de vista de la ingeniería) en vehículos sin volante. Y se confiará en ellos a sabiendas de que no cometerán errores humanos.
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Excelente información