Hemos argumentado en alguna ocasión que intentar imaginar el futuro es dificil. Demasiadas variables a tener en cuenta como para hacer predicciones. Sin embargo, que resulte casi imposible acertar no quiere decir que no podamos disfrutar de imaginar el futuro. Aprovechando el lanzamiento de Futurama: Worlds of Tomorrow y el doble podcast relacionado y bautizado ya como Radiorama (se emite el 14 de septiembre de 2017), vamos a explorar el futuro con la serie Futurama.
Quizá Matt Groening tenía en mente la dificultad de acceder a lo que está por venir cuando ideó Futurama, la serie de televisión en la que un terrícola de 1999 llamado Philip J. Fry queda atrapado en una cámara criogénica (no, no existían las cámaras criogénicas en 1999) y despierta en el año 2999.
El nombre de la serie viene de la atracción llamada Futurama que la compañía General Motors instaló en la Exposición Mundial de Nueva York de 1939. En ella se mostraba el mundo del futuro mientras los espectadores eran desplazados por unos raíles. Con Futurama (la serie), ahora solo tenemos que coger el mando a distancia.
¿Hacia una Tierra unificada?
Futurama explora el futuro desde el presente, proyectando las torpezas y neuras humanas propias de nuestro tiempo sobre el año 3000. Los problemas del futuro, según esta serie de televisión, no serían muy diferentes de los actuales. Es más, son los mismos, y da la impresión de que en 1.000 años no hemos aprendido demasiado.
Abríamos el artículo con la bandera Libertina (Old Freebie en el inglés original) que muestra el planeta Tierra junto con las barras estadounidenses a un guiño con el presente. Ha habido varios intentos de dibujar la Tierra en una bandera con anterioridad, como el diseño de James Cadle, que no han triunfado:
En el futuro de Futurama, un planeta unificado quiere decir que ahora los malos están fuera. Sigue habiendo una población occidentalizada (que trata de occidentalizar al resto del Sistema Solar), un eje del mal, una religión que perseguir…
Groening lleva este concepto al límite con el personaje Zapp Brannigan, un militar del ejército terrícola, el guiño a la actualidad política:
«Desde que el hombre dejó por primera vez su cueva y conoció a otro individuo con distinto idioma y formas diferentes de ver las cosas, la raza humana ha tenido solo un sueño: matarlo para no tener que aprender su idioma ni su forma de ver las cosas»
Naves voladoras, un futuro un tanto sesentero que estamos rescatando
Con el espíritu de la exposición Futurama, en los años 50 del siglo pasadoo todos los futurólogos predecían vehículos voladores hacia los años 90, luego los 2000, luego en 2010. Futurama, ambientada en el año 3000, tiene no solo vehículos aerodeslizadores como los de Regreso al Futuro, sino naves espaciales. ¿Y nosotros?
Nosotros también. Hemos hablado en alguna ocasión de cómo distintas marca están investigando vehículos voladores como el Kitty Hawk Flyer o el DR-7. Arabia Saudí lleva años probando vehículos voladores unipersonales para desplazarse por la ciudad, aunque quizá el futuro esté en los tubos al vacío.
Tubos de vacío que conectan la ciudad
Es muy curioso cómo Futurama conecta el pasado con el futuro pasando por el presente. En 1870, un neoyorquino llamado Alfred Ely Beach diseñó una red neumática (propulsada por gas comprimido) bajo las calles de la ciudad para el transporte de personas:
En la serie Futurama, una red de tubos de vacío tanto aéreos como subterráneos conecta a los neoneoyorquinos (residenes de Nueva Nueva York).
En el presente, un tipo llamado Elon Musk quiere unir varias ciudades mediante una combinación entre neumática y electroimanes llamada Hyperloop, y está teniendo mucho éxito. Es más que probable que un sistema algo más compacto y pequeño sirva en el futuro para conectar diferentes secciones de una misma ciudad.
El cambio climático estará solucionado* hacia el año 3000
*No.
En la actualidad tenemos un grave problema mundial llamado cambio climático que, quizá, la tecnología nos ayude a solventar en parte. Junto al problema de la temperatura, está el de las enormes cantidades de recursos que usamos o de baja biodiversidad del suelo.
En la serie Futurama estos problemas no solo no parecen haberse solucionado. En algunos casos, han ido a peor, o los hemos llevado a otros planetas.
- Las naves voladoras usan energías limpias, pero los robots siguen funcionando con combustibles fósiles.
- Para evitar el calentamiento global, cada año se extrae hielo del cometa Halley y se lanza al océano. Algo tan lejos de la solución como algunas políticas actuales, en una evidente crítica a los sistemas modernos por parte de Groening.
- Llegado un punto, es necesario cambiar la órbita de la Tierra (no disponemos de una tecnología similar, ni se la espera), alejarla del Sol, y así enfriarla.
Sin duda, Futurama sabe explorar la dicotomía, y pese a la mala praxis de los terrícolas, se menciona en varias ocasiones que las latas de cerveza se fabrican con robots viejos, y los robots viejos con latas de cerveza en una alusión a la economía circular.
La realidad virtual y un Internet tangible
Dentro del universo de Futurama sigue existiendo Internet, las salas de chat, los juegos en línea y el envío de emails, pero con ello también el spam, los virus y los delitos por Internet.
En la serie, uno puede elegir navegar como un internauta del siglo XXI, haciendo uso de una pantalla, o bien puede conectarse un casco que le transporta a un Internet físico por el que puede desplazarse volando. Es interesante la visual retro que tiene el Internet de Futurama. Claro, que el futurismo retro siempre tiene tirón.
Ya en 1999 Futurama anunciaba al mundo el futuro de las gafas de realidad virtual (y realidad aumentada, con el EyePhone, un teléfono móvil para el ojo).
¿cómo será la sociedad del futuro?
Cuando Phillip J. Fry queda congelado y escapa al siglo XXX, se lleva con él todas todos los estereotipos desagradables de la sociedad americana. A pesar de ser buena persona, es ignorante e infantil hasta el extremo, holgazán, y se cuida poco. Es una joya. Lo divertido de la serie es que, cuando se descongela y empieza a interactuar con la gente, Fry se adapta a la perfección al entorno. Nada ha cambiado.
La tecnología ha facilitado nuevas oportunidades, tales como desplazarse con una mochila propulsora o ir de picnic a Marte, pero no ha cambiado la mente humana en demasía. Tenemos robots e inteligencias artificiales, por ejemplo, pero estos han llegado a tal punto de inteligencia que son tan humanos que nosotros, y no sirven de demasiada ayuda. Algunos, como ocurre con Bender, uno de los protagonistas, son hasta vagos. Además, los humanos nos hemos vuelto un poco robots.
Esto último es lo que temen algunas personas de la tecnología, que nos desconecte de los demás tal y como se menciona en Futurama. Otros, sin embargo, miran con más optimismo al futuro, y usan lo analizado en la serie como una lección sobre por dónde no deberíamos avanzar.
En cualquier caso, tanto si acertó como si no, Futurama constituye todo un icono y radiografía de la cultura moderna, con sus luces y sus sombras (y sus sombras, y sus sombras, debido a la crítica que sustenta la serie).
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