Una de las teorías científicas más misteriosas sobre el universo es la de que existe ‘algo’ conocido como ‘el gran atractor’ que lanza a nuestra galaxia a velocidad vertiginosa. ¿Cómo no nos damos cuenta de que avanzamos hacia un ‘muro’ a más de dos millones de kilómetros por hora?
Parece el argumento de una secuela de ‘Interestellar’, una de esas alocadas teorías científicas que no desentonarían en boca de algunos conspiranoicos. De hecho, la posible existencia de un ‘gran atractor’ desconcierta a muchos estudiosos. A continuación explicamos en qué consiste.
La base de la Teoría de la Relatividad de Einstein
Aunque cometiera algunos errores, muchas de las hipótesis argumentadas por Albert Einstein han terminado siendo validadas por la experimentación. En su ‘Teoría general de la relatividad’, desarrollaba cómo la gravedad se relaciona con el espacio y el tiempo. Esto, entre cuestiones más complejas, explica que nuestro universo se encuentre en movimiento constante.
Contradecía que el universo fuera tal y como se imaginaba hasta el momento, una esfera de volumen constante en la que las estrellas se deslizaban. Por el contrario, hablaríamos de un universo inestable, un concepto que podemos comprender como una cadena infinita en la cual la Luna gira en torno a la Tierra y la Tierra alrededor del Sol.
Continuando con esta singular danza sincronizada, el Sol giraría alrededor del punto central de la Vía Láctea, donde, además, existiría un agujero negro ‘supermasivo’. Pero, si nuestra querida galaxia también girase alrededor de algo, ¿qué podría ser? Quizá una de las concentraciones de galaxias más grandes de todo el universo.
El ‘gran atractor’ que todo lo engulle
A esta cosa, este ‘monstruo’ que va engullendo todo lo que le rodea, se le conoce en el mundo científico como el ‘gran atractor’ o ‘el muro’. Aunque aún no se sepa con exactitud a qué nos estamos refiriendo, al actuar desde una escala tan colosal, a nivel tanto de distancias como de periodos de tiempo, se supone que la gravedad sería la única fuerza que podría explicarlo.
Sea lo que sea, parece masivo y también implacable. Esta anomalía gravitatoria, capaz de arrastrar galaxias en un radio de hasta 300 millones de años luz, se ubicó en 1986. Fue situado en el supercúmulo de Laniakea por un grupo de astrofísicos conocido como ‘los siete samuráis’ y liderado por la científica Sandra Faber.
En aquella época, la situación de esta acumulación de materia tan gigantesca se estimó en dirección hacia las constelaciones de Norma y el Triángulo Austral, a una distancia de entre 150 y 250 millones de años luz. Este estudio cambió de manera radical la forma en la que se concebía la cosmología hasta el momento.
Una anomalía a velocidad absurda
Hay varios datos que arrojan una capa de misterio sobre este ‘gran atractor’. Por ejemplo, que nos movamos hacia él a una velocidad de más de dos millones de kilómetros por hora. Hablaríamos del doble de la velocidad de escape de la influencia gravitacional de la Vía Láctea, por lo que dificulta explicar una atracción hacia el centro del supercúmulo de Virgo.
¿Por qué no podemos estudiar ‘el muro’ con más detenimiento? Entre otras razones, por su situación cercana al plano de la Vía Láctea, en la ‘zona de evitamiento’ o ‘zona vacía’. Nubes de gas, polvo estelar y las propias galaxias complican su estudio a través de longitudes de onda visibles. Por suerte, las observaciones con rayos X y ondas de radio amplían las posibilidades.
Mientras que nuestro grupo local se condensa y se prevé una colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda en unos cinco mil millones de años, todo lo que conocemos como ‘cercano’ se dirigiría hacia el ‘gran atractor’. Este, más que una cosa, sería más bien un lugar, un producto natural de flujos puestos en marcha debido a la acumulación de materia en nuestro universo.
¿Nos absorberá el ‘gran atractor’?
Resta épica al relato, pero no es lo más probable. Explica el astrofísico Paul Sutter que, aunque su masa sea incalculable, el poder de atracción no se equipara a su fuerza de expansión. Antes de llegar a él, su energía oscura rasgaría el supercúmulo de Norma. No se descarta, eso sí, que esta ‘lucha’ entre gravedades pueda afectar al movimiento de la Vía Láctea.
El debate es muy interesante. Hay científicos que apuntan al efecto conocido como ‘sesgo de Malmquist’. En 2005, un estudio con rayos X sobre la ‘zona vacía’ pareció concluir que la masa real sería hasta diez veces inferior a la calculada en principio. Puede que estemos ante una acumulación de materia oscura o que la teoría actual sobre el movimiento y origen de esta masa sea incorrecta.
Sí parece claro que, en un universo extenso a niveles poco comprensibles, todo gira alrededor de algo. Quizás sea mejor, más que como un ‘final’, concebir al ‘gran atractor’ como otro eslabón en una cadena de superestructuras de tamaño masivo. Ojalá la tecnología nos permita seguir avanzando en el conocimiento de nuestro universo para resolver misterios tan intrigantes.
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Imágenes | Portada de Graham Holtshausen, interiores de Aman Pal y Stefan Widua, todas en Unsplash.