Se estima que los gatos son los responsables del 25 % de la pérdida de biodiversidad asociada a las personas, así como del mismo porcentaje de extinciones contemporáneas. Y no ayuda que desde los consistorios y las leyes sobre bienestar animal se realice una aproximación no científica al respecto.
Los gatos son criaturas preciosas. Resultan bonitos y, además, son un fantástico animal de compañía. Aunque su domesticación milenaria y compañía ubicua afectan a nuestra percepción sobre su realidad ecológica y tiene impactos devastadores en la biodiversidad.
¿Por qué el gato es un superdepredador?
Los gatos domésticos en libertad (free-ranging domestic cats) son aquellos que viven a tiempo parcial con personas y que son alimentados por estas, pero que pueden salir de las viviendas. Están considerados superdepredadores. De hecho, todo gato en buenas condiciones de salud se convierte en un superdepredador al no tener «depredadores naturales”. Lo mismo pasa con las colonias felinas alimentadas.
El impacto de estos animales en la biodiversidad local es devastador, sobre todo en entornos isleños, donde los felinos han extinguido el 14 % de los pájaros, mamíferos y reptiles presentes en la Lista Roja de la Unión para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
En las Islas Canarias los gatos son la mayor amenaza a la biodiversidad, como se lee en esta publicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Algo parecido pasa en Australia. A los gatos sin dueño alimentados por la gente se les considera los más destructivos desde el punto de vista ecológico en todo el planeta.
Las colonias de gatos aún cazan
“A pesar de estos efectos nocivos, las políticas para el manejo de las poblaciones de gatos en libertad y la regulación de los comportamientos de propiedad de mascotas están dictadas por cuestiones de bienestar animal en lugar de impactos ecológicos”, señala un relevante estudio sobre los gatos domésticos en libertad en Estados Unidos. ¿Qué ocurre con las colonias felinas?
Las colonias de gatos salvajes o callejeros reciben en países como el nuestro un trato ético especial. Esta “inclusión de los animales en los círculos morales [humanos] está sujeta a importantes sesgos, con preferencia por los vertebrados carismáticos, familiares y bellos”. También recibe el nombre no amistoso de ‘peluchismo’, que se da incluso en el ámbito institucional.
Un ejemplo de este sesgo está presente en el aún borrador del ‘Anteproyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los animales’, que considera que una ‘gestión ética’ para la biodiversidad consiste en “captura, esterilización y suelta o reubicación de los gatos” que integran las colonias felinas. Sin considerar el grave daño medioambiental, conocido desde hace más de una década.
Este anteproyecto no considera el daño que estos felinos superdepredadores realizan sobre el entorno. El problema está en no juzgar como ‘plaga’ a los gatos con superpoblación, además de una falta de aceptación de la realidad y prejuicios que se dan también en ayuntamientos. Algunas de las últimas polémicas debido a la falta de consideraciones científicas y ecológicas es la instalación por parte de Alcantarilla (Murcia), Colmenar Viejo (Comunidad de Madrid), Huércal de Almería (Almería) y Barakaldo (País Vasco) de casetas para colonias felinas.
Estos consistorios consideran que los roedores, las aves, los insectos y pequeños reptiles son plagas, pero no los gatos. Esto supone ignorar la realidad ecológica de la región, donde, a menudo, los gatos son especies invasoras. Tampoco tiene en cuenta una realidad conocida desde hace años: los gatos alimentados por humanos siguen arrasando con la biodiversidad local y cazando. Cazan como parte del juego, sin comerse las presas.
¿Qué podemos hacer para evitar la pérdida de biodiversidad?
La comunidad científica es unánime respecto a la superpoblación de gatos y el riesgo de superdepredación que supone. “Promover biotas homogéneas y empobrecidas dominadas por un puñado de especies privilegiadas” es un riesgo para el ecosistema y para la salud humana. La pregunta es: ¿qué se puede hacer?
- El gato, siempre en casa. Puede parecer obvio, pero los superdepredadores que amenazan la fauna local han de conservarse en interiores. Y es importante empezar a ver los gatos como nicho ecológico sin predadores naturales.
- Alternativas a ‘atrapar, esterilizar, liberar’. La solución ‘trap, neuter, release’ (TNR, por sus siglas en inglés) ha marcado la política de los gatos callejeros durante décadas. No cabe duda que la esterilización es una medida relevante en la reducción de las colonias felinas, pero no resuelve el problema a corto y medio plazo. Un gato esterilizado seguirá cazando, incluso si lo alimentan.
- ‘Atrapar, esterilizar, adoptar o contener’. Al igual que ocurre con el resto de animales invasores, que no pueden ser liberados por el daño ecológico que generan, los gatos pueden ser adoptados por familias interesadas. También es posible disponer de algún espacio aislado del entorno en el que pasaran toda su vida con cuidados, como los zoológicos.
- Introducción de animales predadores. La introducción de depredadores de mayor tamaño, como el lobo en España, podría ayudar a reducir la presencia de gatos en entornos naturales. Por motivos evidentes, esto no es una solución en ciudades.
Los gatos son mascotas muy queridas. No es para menos. Hacen compañía, son preciosos y nos dejan con una cantidad casi infinita de vídeos en redes sociales. Sin embargo, eso no los hace menos superdepredadores. El que reciban un trato preferente y acientífico en las políticas medioambientales supone una pérdida de biodiversidad que dejará huella.
En Nobbot | IA para que tu gato no le hinque el diente a esa rata y encima te la deje a los pies de la cama
Imágenes | PxHere, Emre, Niels Hartvig
Está afirmación va a la par y en los mismos términos al propio ser humano.. el gato es un compañero del humano puesto que conforme se estudian asentamientos, entierros y contra más primitivos su presencia al igual que el perro cobra mss importancia en esas sociedades.. ellos en ciertas epocas evitaban plagas de ratas y nuestra interelación era excelente salvo la irrupción de los ridìculos prejuicios contra ellos en la edad media( como punto de partida de dichos prejuicios) de origen religioso. Depredar? Y nosotros? Siglos y siglos? No será más bien todo producto de nuestros infinitos desequilibrios? Y el desamparo en el que demasiados de ellos están.