La capacidad de criopreservar el cuerpo después de la muerte cumplió 50 años en 2017. El 12 de enero de 1967, James Bedford, de 73 años, profesor de Psicología en la Universidad de California, fue hibernado y aún sigue conservándose.Este tipo de hibernación, también llamado suspensión criónica, es la práctica de congelar el cuerpo de un individuo recién fallecido. Con la esperanza de que en el futuro pueda volver a la vida.
La técnica es controvertida. Hasta la fecha, nadie puede predecir si será posible revivir los cuerpos hibernados. La criopreservación se basa en tres convicciones que, sin embargo, nunca han sido confirmadas por la ciencia. Primero, que la memoria y la personalidad de un individuo permanecen intactas dentro de la estructura del cerebro, incluso cuando se interrumpe su actividad. Luego que los procesos de crioconservación no afectan de ninguna manera a las estructuras cerebrales responsables de la memoria y la personalidad. Y que en el futuro será posible restaurar la actividad de los cerebros criopreservados.
Lo cierto es que varias muestras biológicas han sido criopreservadas y revividas. Insectos, ciertos tipos de anguilas, muchos tipos de tejido y embriones humanos, y algunos órganos de mamíferos. Sin embargo, la ciencia sigue siendo muy escéptica. Hacer que algunas células vuelvan a la vida es una cosa, lograrlo con un organismo entero es otra muy diferente.
No obstante, hasta la fecha, 337 personas en todo el mundo han decidido confiar sus cuerpos a la hibernación. Y miles de personas han presentado demanda para someterse al mismo tratamiento. La tecnología criónica consiste en reducir la temperatura corporal de las personas declaradas legalmente muertas, hasta alcanzar la temperatura del nitrógeno líquido. La técnica debe iniciarse media hora después del fallecimiento. Una persona mantenida en tales condiciones se considera un ‘paciente criopreservado’ y no realmente muerto.
Cómo funciona la criopreservación
El proceso comienza en la sala de reanimación del hospital donde se encuentra el paciente moribundo. Después de declararse la muerte legal, intervienen técnicos que restauran mecánicamente la ventilación a los pulmones y el flujo de sangre al cerebro. Entonces, el cuerpo se sumerge en agua helada para ser transportado a un centro de criogénesis. Aquí, la solución crioprotectora se inyecta por vía intravenosa para evitar que congelen los tejidos. Luego, el cuerpo se sumerge en nitrógeno líquido y se lleva primero a una temperatura de -125 grados centígrados y luego a -196 grados.
Como en la serie ‘Futurama’, también es posible hibernar solo la cabeza. Una práctica llamada neuroconservación, que consiste en conservar solo el cerebro, dentro del cráneo. En este caso, la esperanza es que en el futuro se puedan desarrollar nuevos cuerpos en los que almacenar el cerebro hibernado. La cabeza se corta a la altura de la séptima vértebra cervical y se introduce en un recipiente que es sumergido a -196 °.
Actualmente, solo existen tres centros en el mundo donde este tratamiento se puede realizar en humanos. Son Alcor, en Arizona, el Instituto Cryonics, cerca de Detroit, y CryoRus, nacido en 2006 en Rusia. Todos tienen largas listas de espera. Sin embargo, hay agencias de todo el mundo que ofrecen servicios de transporte del cuerpo. Eso sí, no es para todos. En los Estados Unidos, el coste de la hibernación del cuerpo es de entre 160.000 y 200.000 dólares. Y de 80.000 si solo se congela la cabeza. En Rusia, la conservación del cuerpo cuesta 26.000 dólares, mientras que se necesitan alrededor de 18.000 para la cabeza.
Hibernación para salvar vidas
La criopreservación de los seres vivos no está permitida, incluso en casos de enfermedad terminal o víctimas de grandes sufrimientos. Sin embargo, los expertos en esta técnica argumentan que sería preferible criopreservar a un paciente antes de que la enfermedad pueda causar daños que le lleven a la muerte. En los últimos años, se están explorando las posibilidades que ofrece la hibernación para operar a pacientes en condiciones muy graves.
El término exacto para esta práctica es «animación suspendida». Y es diferente de la criopreservación. En este caso, los vasos sanguíneos se llenan con una solución que enfría el cuerpo y bloquea su metabolismo. Se opera al paciente y luego se le vuelve a calentar. Hasta ahora solo se había hecho en animales. Pero los especialistas del Centro Médico de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, a finales de 2019, probaron por primera vez la técnica en pacientes que de otra manera habrían muerto. Los resultados se anunciarán a finales de 2020.
Todo el proceso se conoce bajo el acrónimo EPR, Emergency Preservation and Resuscitation. La técnica se puede utilizar en personas que sufran un paro cardíaco o una lesión grave con pérdida de sangre abundante. En tal caso, los médicos tienen pocos minutos para intervenir y una baja probabilidad de salvar al paciente. El EPR enfría el cuerpo, llevándolo a temperaturas entre 10 ° y 15 ° C, con una solución salina helada que se inyecta en los vasos sanguíneos, reemplazando por completo la sangre. Así, la actividad del cerebro se suspende y el cuerpo puede ser operado en aproximadamente dos horas de tiempo. Una vez completada la operación, el paciente vuelve a la temperatura natural, la sangre regresa y se practica la reanimación.
Y para viajar en el espacio
La hibernación es también una de las posibilidades que se están considerando para hacer posible la exploración espacial. La idea no es nueva para la ciencia ficción y ni siquiera para la ciencia. La NASA, por ejemplo, ha financiado varios proyectos al respecto. La empresa que se encarga de ello se llama Spaceworks Enterprises y tiene su sede en Atlanta, Georgia.
Su presidente, John A. Bradford, explicó a la revista ‘Quartz‘ que comprender cómo hibernar a las personas podría ser muy útil para viajar a otros planetas. No solo para aguantar las largas distancias y el tiempo necesario. Entre otras cosas también porque reduciría la cantidad de alimentos, agua y oxígeno necesarios y el tamaño de las naves espaciales. Y con ello los costes de combustible.
Spaceworks está estudiando la hipotermia terapéutica, un procedimiento médico que ya se usa en hospitales de todo el mundo para pacientes en graves condiciones. A diferencia del EPR, en este caso la temperatura corporal se reduce solo hasta 32-34 ° C. Esto disminuye la frecuencia cardíaca y la presión arterial en un mecanismo parecido a la hibernación animal. Normalmente, los pacientes sometidos a hipotermia terapéutica se mantienen en este estado durante un máximo de dos a cuatro días. Bradford, sin embargo, quiere encontrar formas de hacerlo posible y sin consecuencias durante varios meses. El tiempo necesario para llegar a Marte u otros planetas aún más lejanos.
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