Transportable, almacenable y completamente sostenible al no emitir dióxido de carbono. Así es el hidrógeno verde llamado también hidrógeno renovable, que se obtiene a partir de las energías renovables y el agua.
El incremento de la demanda energética no cesa. Mientras, la reciente celebración de la COP26 pone de manifiesto que el camino para atajar la problemática del cambio climático todavía no ha llegado a su fin. Pese a ello, el compromiso con las energías limpias es cada vez mayor y una de las alternativas es el hidrógeno renovable. Como apunta Nacho Bautista, CEO de la plataforma Fundeen: “Tras la COVID-19 hay cierto consenso internacional sobre la importancia de impulsar energías renovables en detrimento de las fósiles como palanca para la recuperación económica. De hecho, gran parte de los fondos Next Generation de la Unión Europea irán para proyectos de energía renovable que requieren de un subsidio para ser viables. El hidrógeno verde es uno de estos casos».
¿QUÉ ES EL HIDRÓGENO VERDE?
Cuando hablamos de hidrógeno verde, «la principal diferencia con el resto de energías limpias es su flexibilidad», matiza Bautista. Esta fuente se obtiene a partir del proceso químico de la electrólisis, que es la separación de los elementos que forman el agua (hidrógeno y oxígeno). Asimismo, se utiliza la electricidad generada a partir de fuentes limpias. «Esto quiere decir que cuando una planta solar fotovoltaica o eólica esté produciendo electricidad que no se necesita, podría usar esta para generar hidrógeno. También para almacenarlo e, incluso, transportarlo» manifiesta el CEO de Fundeen. Y añade: «Realmente, se trata de una solución más para el almacenamiento de energía renovable. Su principal problema radica precisamente en que no es posible gestionar cuando se genera energía y cuando no».
¿PARA QUÉ SE UTILIZA?
Sobre sobre todo en la fabricación de combustibles convencionales y sintéticos. Además, en unos años podría dar el salto al sector de la automoción. El objetivo es impulsar el transporte sostenible junto a los vehículos eléctricos que representaron el 10,5% del total de las ventas el año pasado, según la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E). A este respecto, el hidrógeno renovable proporcionaría grandes autonomías, recargas más rápidas y coches más ligeros. De igual forma, se habla del transporte marítimo y la aviación comercial de la mano de los proyectos Cryoplane e Hycarus. Ambos cuentan con el respaldo de la Unión Europea.
LOS VALLES DE HIDRÓGENO VERDE
Aunque en España casi no se produce hidrógeno -no es competitivo en comparación con las energías fósiles-, los fondos para la recuperación de Europa antes mencionados están llamados a jugar un papel clave. Dentro de este contexto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya reiteró hace un año la voluntad del ejecutivo para trabajar en la llamada Hoja de Ruta del Hidrógeno Renovable destinando más de 1500 millones que procederán del citado fondo de aquí al 2023.
De hecho, las grandes empresas de nuestro país que operan en el sector gasístico y eléctrico (Enagas, Endesa, Iberdola y Naturgy) trabajan ya en distintos proyectos y usos. Uno de ellos permitiría que esta renovable se convirtiese en el eje vertebral de los llamados valles de hidrógeno verde. «Se trata de crear comunidades en las que se unen la producción y el transporte de hidrógeno con diversos usos finales como la movilidad o su utilización como materia prima industrial para el desarrollo de una nueva economía de hidrógeno», señala Bautista.
El Valle del Hidrógeno Renovable de la Comunidad de Madrid, aún en fase de estudio, está previsto que se ubique en el Corredor de Henares. Sus impulsores han previsto producir 8500 toneladas de hidrógeno renovable al año. Además, quieren evitar la emisión de 132 000 toneladas de dióxido de carbono. Esto no solo ayudará a que la región reduzca las emisiones generadas por el sector de la industria y el transporte. También mejorará la calidad del aire. Por su parte, el Corredor Vasco del Hidrógeno se aborda como iniciativa que persigue la descarbonización de los sectores industrial, residencial, de movilidad y energético. Mientras, la idea del Green Hidrógeno Cantabria es edificar una planta de generación de hidrógeno renovable en la comidad autónoma que incluya una cadena de almacenaje, distribución y aplicación en las distintas esferas industriales como opción alternativa a los actuales combustibles fósiles.
BENEFICIOS Y DESAFÍOS
Los primeros pasos ya están dados, pero todavía quedan algunos desafíos por vencer como el coste económico. «A día de hoy, el hidrógeno renovable es de dos a tres veces más caro que el hidrógeno azul. Si bien es cierto que un estudio reciente de la Agencia Internacional de Energía Renovable asegura que el hidrógeno producido con electricidad renovable podría competir en costes con alternativas de combustibles fósiles para 2030. Esto se debe principalmente a tres razones: una caída de los costos de la energía solar y eólica, un mejor rendimiento y unas economías de escala para los electrolizadores», afirma Bautista.
¿Sus ventajas? Es inagotable, transportable, almacenable y sostenible en un 100 %, ya que durante el proceso de electrolosis no se generan emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera porque solo se produce vapor de agua.
ECONOMÍA, EMPLEO y formación
El hidrógeno verde no solo representa una alternativa para frenar el cambio climático. O impulsar un modelo de transición energética eficiente. La economía y el empleo se ven favorecidas también. Para España, algunos datos apuntan a que la inyección económica de aquí a 2030 oscilaría entre los 15 000 y 20 000 millones de euros. Los proyectos previstos generarían, por su parte, una importante bolsa de empleo. La formación es clave y portales como el de Emagister proponen ya diferentes másteres en torno al hidrógeno verde.
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