Sundar Pichai, CEO de Alphabet y Google cree que las empresas no pueden simplemente crear nuevas tecnologías y dejar que las fuerzas del mercado decidan cómo utilizarlas. Por ello, considera que hay que regular la inteligencia artificial.
Pichai cree que La UE y los Estados Unidos ya están comenzando a desarrollar algunas propuestas de regulación y la coordinación a nivel internacional será fundamental para que las normas sean efectivas en todo el mundo. «Para alcanzar este objetivo se necesita un acuerdo sobre los valores fundamentales con el que asegurarnos de que las tecnologías se aprovechen bien y estén disponibles para todos», explica en un artículo publicado en Financial Times.
inteligencia artificial y «deep fakes»
El ejecutivo se muestra preocupado por fenómenos relacionados con usos negativos de la inteligencia artificial, desde «deep fakes» hasta usos nefastos del reconocimiento facial. Por ello, Pichai afirma no tener la menor duda de que la inteligencia artificial necesita ser regulada. «Es algo demasiado importante para no intervenir. La única pregunta es cómo hacerlo», señala.
Más allá de los principios que las propias empresas incorporen a su forma de actuar, Sundar Pichai cree que las normas que dicten los Estados también jugarán un papel importante. «No tenemos que empezar desde cero. Las normas existentes, como el Reglamento general europeo de protección de datos, ya representan una sólida base de trabajo».
«Un buen marco regulatorio tiene en cuenta la seguridad, la explicabilidad, la equidad y la responsabilidad para garantizar que desarrollemos las herramientas adecuadas de la manera correcta. Una regulación sensata también debe adoptar un enfoque proporcionado, equilibrando los posibles daños, especialmente en áreas de alto riesgo, con las oportunidades sociales», explica.
¿cómo regular?
Ante la certeza de que hay que regular la inteligencia artificial, Pichai cree que la única pregunta a la que hay que responder es a cómo hacerlo.
En este sentido, cree que la regulación puede proporcionar una pauta general, al tiempo que permite una implementación personalizada en diferentes sectores. «Para algunos usos, como los dispositivos médicos regulados que incluyen monitores cardíacos asistidos por IA, los marcos existentes representan un buen punto de partida. Para usos más novedosos, como los vehículos autónomos, las autoridades deberán crear una normativa adecuada que tenga en cuenta todos los costes y beneficios que se derivan».
La IA tiene el potencial de mejorar miles de millones de vidas, y el mayor riesgo puede ser que no lo haga. «Si nos aseguramos que la IA sea desarrollada de manera responsable y en beneficio de todos, podremos inspirar a las generaciones futuras, para que estén tan convencidas como yo del poder de la tecnología», concluye Pichai