Desde hace tiempo se escucha aquí y allá el concepto de ciencia abierta. Al parecer, es el modelo de ciencia del futuro, y su objetivo es llevar los avances científicos en investigación a todos los ciudadanos de manera totalmente gratuita.
Pero, sobre todo, persigue que otros investigadores se beneficien del trabajo de sus compañeros. Hasta ahora muchas líneas de investigación están congeladas o discurren lentas por falta de datos. Esta es la ciencia abierta, y así va a solucionar problemas científicos actuales.
¿Qué es eso de la ciencia abierta?
En el ensayo Ciencia abierta, ¿qué es, por qué se hace y cómo se hace? se dice que son un conjunto de acciones para conseguir los procesos científicos más transparentes y sus resultados más accesibles.
El objetivo es lograr que los estudios científicos sean reproducidos más allá de la revisión por pares. En la actualidad, un único estudio no implica que sus resultados sean correctos, pero, cuando otro equipo ha conseguido los mismos resultados, entonces ese estudio gana peso. Gana veracidad.
El método científico necesita resultados replicables. La manera más fiable de conseguir esto es que los laboratorios compartan de manera abierta, gratuita y pública todos los datos usados en su experimento, el método que se siguió para lograr el resultado, y las conclusiones del mismo.
No deja de ser una ciencia basada en el aprendizaje colaborativo en lugar del aprendizaje competitivo.
El grave problema de la ciencia cerrada
En la actualidad muchos hablan de la existencia de un grave problema de credibilidad científica. Los motivos son varios, pero todos tienen el origen en la ciencia cerrada. Por culpa de esta barrera se ha generado la llamada reproducibility crisis, una crisis por falta de ensayos contrastados.
Las empresas que no permiten reproducir sus experimentos
Algunas compañías buscan resultados interesados que avalen sus productos o servicios. Para que otros equipos no puedan reproducir estos resultados y destapar un posible engaño, se nutren de dos estrategias:
- No ceder ningún dato del experimento.
- Impedir que otros laboratorios experimenten con sus productos aludiendo a la protección intelectual de los mismos.
Esto hace que los resultados no sean reproducibles y no se pueda contrastar la información. Por tanto, las falsas conclusiones que llegan a la opinión pública la sume en la desinformación.
Los laboratorios que no abren sus procesos o datos
No todo son malvadas corporaciones. De hecho, son las menos. Hay dos problemas con el comportamiento de algunos científicos que son tachados como mezquinos e infantiles y que copan este embudo científico de conocimiento.
Científicos que no quieren que les copien impiden que otros laboratorios accedan a sus estudios. Se escudan en que mostrar su know-how podría hacer que perdiesen proyectos futuros. Aunque es cierto que hay un grave problema de financiación, es una postura que retrasa cualquier intento de avance científico. O lo hace extremadamente lento.
Luego está el problema del ego. No es algo nuevo, ya que la ciencia siempre se ha nutrido de un «yo tengo razón y usted no, y se lo demostraré en mi próximo libro» que todavía rechina en nuestras universidades.
En un intento de llamar a la razón, Angela Attwood, de la Universidad de Bristol, afirmó que «la evidencia científica no se basa en confiar en la autoridad de quien hizo el descubrimiento. Más bien, la credibilidad se acumula a través de la replicación independiente de las pruebas».
Pero claro, dígaselo usted a la Autoridad, director con honores de tal o cual departamento de la ilustrísima universidad de aquel lugar.
¿Por qué la ciencia abierta será la ciencia del futuro?
Isaac Newton, citando a Bernardo de Chartres (XII), dejó claro que «si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes». Una frase que sentó las bases de nuestra ciencia moderna, ya que todo conocimiento generado hoy día se apoya en el conocimiento que nos precedió.
Pongamos como ejemplo cualquier experimento en que podamos pensar. ¿Qué es más rápido, que dos laboratorios lo realicen por completo uno detrás de otro, o que el segundo laboratorio parta del trabajo del primero? Es de cajón, la velocidad a la que avanza el conocimiento científico depende de cómo se comparta la información.
Y el mejor modo de hacerlo es usando Internet para liberar al 100% los experimentos y sus datos, generando una verdadera ciencia abierta. Pero también ciencia inclusiva, ya que el ciudadano actual está más interesado que nunca en aprender y en ayudar al conocimiento a desarrollarse.
No es difícil entender el por qué. La ciencia es la responsable de un bienestar social que nuestros antepasados nunca han tenido, y hoy día es fácil seguir la trazabilidad desde el laboratorio hasta la mejora social.
Por este y otros motivos (como un aumento de la alfabetización científica), nunca antes habían sido tan demandados los divulgadores que nos enseñen lo aprendido o los futurólogos que nos ayuden a imaginar lo que aprenderemos.
Así como nunca antes tantas personas habían deseado ser parte del proceso científico. La ciencia no solo estará abierta para la ciudadanía, también será creada por ella. Es la llamada ciencia ciudadana, una de las mejores herramientas científicas que ha dado nuestro siglo en materia de colaboración.
Por supuesto, no será fácil «abrir la ciencia». Hay muchas trabas en nuestro modelo de generación de conocimiento. Demasiados intereses económicos que generan ruido mediático e infoxicación, y muy poco interés político en el avance de la ciencia altruista.
Sin embargo, cada vez son más frecuentes las plataformas de datos abiertos y los modelos abiertos de innovación. Cada vez hay más laboratorios que abren sus puertas a otros agentes y ciudadanos que aprenden e investigan por su cuenta para aumentar el conocimiento de todos. Porque el conocimiento es de todos.
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