Aún quedan años para el desarrollo del metaverso y, por el camino, hay grandes retos tecnológicos, regulatorios e, incluso psicológicos que afrontar. Así lo cree Laura Raya, directora de posgrados y proyectos de I+D+I sobre Realidad Virtual y Computación Gráfica en la escuela U-TAD.
Meta, el concepto del metaverso no ha dejado de adquirir popularidad y despertar interés en la población, en los medios de comunicación y en las empresas. Sin embargo, aún queda mucho por conocer e investigar sobre este nuevo fenómeno.
Desde que Mark Zuckerberg cambiara el nombre de Facebook aEL METAVeRSO: UN GEMELO DIGITAL DEL MUNDO REAL
Laura Raya, que participó recientemente en un encuentro organizado por DigitalEs, define el metaverso como un entorno digital donde el ser humano puede replicar dinámicas sociales, económicas e industriales. “Es como un gemelo digital, es decir, es una simulación verídica de lo que pasa en el mundo real”.
Asimismo, considera que el metaverso será un espacio muy parecido a Internet, pero en el que podremos disfrutar de una mayor capacidad de interacción y una sensación de presencia más real de la que nos ofrece en la actualidad la Red. “El metaverso, dentro de unos años, se convertirá en ese Internet en 3D en el que el usuario podrá hacer uso de los servicios que ya ofrece la red, pero sintiéndose presente, tanto física como psicológicamente”, explica Raya.
¿Pero qué distingue al metaverso? Laura Raya señala las tres reglas elementales que debe de tener un mundo virtual para ser considerado metaverso:
- Interactividad: el metaverso se caracteriza por ser un mundo virtual interactivo en el que el usuario puede influir sobre los objetos y los otros usuarios que se encuentren en él.
- Corporeidad: para poder hacer uso del metaverso como usuarios necesitamos una identidad virtual o un avatar que nos permita sentirnos presentes, interactuar y relacionarnos dentro de él.
- Persistencia: debemos de tener presente que, aunque nosotros volvamos al mundo real y abandonemos el metaverso, este no se detendrá, es decir, seguirá funcionando a nivel social, industrial, económico y laboral.
ciudadanos digitales EN EL METAVERSO
En la actualidad, disponemos de mucha información acerca del metaverso que nos hace preguntarnos si existe o no. Raya es clara en este aspecto y explica que “el metaverso, a día de hoy no existe. Se tardará ente 5 y 10 años en construirlo, pero sí que existen dinámicas sociales muy parecidas”.
Laura Raya cree que, en el desarrollo del metaverso, la realidad virtual tendrá un papel fundamental. “La relación que se va a establecer entre el usuario y el metaverso va a ser una relación inmersiva. Para que el usuario se sienta presente en él será necesaria la realidad virtual, que actuará como interfaz entre ambos”. Siempre y cuando esté bien diseñada, la realidad virtual va a permitir al usuario experimentar la sensación perceptual de sentirse presente en ese mundo virtual.
“Cuando jugamos a un videojuego o vemos una película somos capaces de sentir empatía por un personaje, podemos sentir miedo y reaccionar a un estímulo físicamente, pero no nos estamos sintiendo presentes. Con la realidad virtual sí sucede y podemos responder de forma física y mental de una manera muy similar a como lo haríamos en el mundo real”, afirma Raya.
La evolución del metaverso nos convertirá también en ciudadanos digitales, lo que significa que debemos de estar respaldados por ciertas normativas y regulaciones que protejan nuestros derechos dentro de este mundo virtual.
“Esta necesidad de protección legal dentro del metaverso -añade Raya- se debe a que, en él, aunque estemos representados por un avatar, respondemos, de manera psíquica y física, de una forma muy similar a como lo hacemos en el mundo real”.
Con respecto a esto, afirma que todavía existe mucha incertidumbre legal y queda mucho por hacer. Sin embargo, espera que esta problemática anime a los gobiernos a plantear proyectos estatales para regular el metaverso y los gemelos digitales personales.
¿Y si no existe a día de hoy, cómo probarlo?
A pesar de que el metaverso, en su forma más compleja, aún no existe, sí que tenemos a nuestra disposición espacios virtuales colaborativos (CVS) en los que podemos replicar algunas dinámicas sociales, parecidas a las que nos ofrecerá este espacio virtual en el futuro.
“En estas réplicas no podremos comprar, ni invertir ni tampoco personalizar nuestro avatar. Sin embargo, sí podemos entender cómo nos vamos a sentir psicológicamente relacionándonos con otros avatares, asistiendo a eventos, reuniones o conciertos en mundos virtuales muy similares a los que nos ofrecerá el metaverso”, afirma Raya.
“No hay que correr, el metaverso no tiene que estar mañana. Hay que disfrutar del camino formándonos y viviendo experiencias virtuales que nos preparen para lo que viene”, concluye Raya.
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