El universo es la inmensidad. Es tan grande que desafía nuestra propia concepción de las cosas grandes. Se expande más allá de los límites de nuestra mente. Lo sabemos, porque desde sus confines nos llegan señales en forma de luz y otras partículas. Pero, también, porque hemos enviado un puñado de sondas hacia los límites del sistema solar. La última en acercarse, la misión New Horizons (Nuevos Horizontes) de la NASA, nos ha contado también la historia de planetas que ya no son planetas y de un inmenso muñeco de nieve helado en los confines del sistema.
La misión New Horizons es conocida por su acercamiento a Plutón. Nos descubrió un mundo frío, pero muy activo, salpicado de volcanes de hasta siete kilómetros de altura. Sin embargo, esta sonda hace tiempo que dejó los dominios del planeta enano para adentrarse en los misterios del cinturón de Kuiper. Mientras le quede energía, seguirá avanzando, recabando datos sobre los orígenes del Sol y sus planetas. Antes de convertirse en un pedazo de basura espacial, se dará la vuelta y tomará una última imagen de la Tierra desde la distancia, un minúsculo punto azul a 7500 millones de kilómetros de distancia.
Índice
¿En qué consiste la misión New Horizons de la NASA?
Cuando el 16 de enero de 2006, la misión Nuevos Horizontes despegó desde la base de Cabo Cañaveral, en Estados Unidos, Plutón todavía era un planeta. Sin embargo, el debate en el seno de la Unión Astronómica Internacional (UAI) estaba ya en marcha. La decisión era inminente. Poco después, el 24 de agosto, la UAI lo hizo público: el astro descubierto por Clyde Tombaugh en 1930 no reunía todo lo que hacía falta para ser considerado un planeta. El sistema solar se quedaba con ocho grandes astros (y su estrella) y la organización inauguraba una nueva categoría de cuerpo celeste para Plutón: planeta enano.
Esto no varió el rumbo de la misión New Horizons. El objetivo siempre había sido llegar hasta Plutón, un mundo del que hasta entonces apenas se sabía nada, y aventurarse más allá, explorando las reliquias del sistema solar, los escombros de su formación, en el cinturón de Kuiper. Estos son los objetivos marcados inicialmente para la misión:
- Mapear la composición superficial de Plutón y Caronte, la gran luna del planeta enano, de la mitad de su tamaño.
- Caracterizar la geología y la morfología de ambos.
- Recoger datos sobre la atmósfera de Plutón y buscar indicios de una atmósfera alrededor de Caronte.
- Trazar un mapa de las temperaturas superficiales de los dos astros.
- Buscar anillos u otros satélites alrededor de Plutón.
- Repetir todas estas investigaciones con al menos uno de los objetos del cinturón de Kuiper (y más, si era posible).
Tras el despegue, la sonda tardó un año en llegar a Júpiter. Allí cogió impulso (no sin antes tomar un montón de fotos, como la que está sobre estas líneas). Después siguió su viaje pasando cerca de Neptuno y sus lunas y cruzando la inmensidad hasta que, en 2014, empezó a enviar los primeros datos de Plutón y Caronte. Sus instrumentos fueron, por ejemplo, los primeros en captar con precisión que la luna no giraba alrededor del planeta enano. En realidad, ambos daban vueltas alrededor de un punto de gravedad en medio de ambos.
La Nuevos Horizontes siguió aproximándose al sistema hasta que en 2015 completó su vuelo más cercano, haciendo fotos y tomando datos que a día de hoy siguen siendo analizados por científicos de todo el mundo. Después, siguió su camino escapándose del Sol. ¿Y dónde está ahora? En 2021 se convirtió en la quinta nave humana en alejarse a más de 7500 millones de kilómetros de nuestra estrella (50 unidades astronómicas), tras las legendarias Voyagers 1 y 2 y sus predecesoras, Pioneers 10 y 11.
Mientras escribimos estas líneas, la New Horizons viaja ya a más de 8200 millones de kilómetros del Sol. Sigue la trayectoria perfecta para abandonar el sistema solar, pero es muy probable que nunca lo haga. Y Voyager 1, la sonda que hasta ahora ha viajado más lejos de la Tierra, mantendrá su récord. Ahora mismo está a 158 unidades astronómicas (UA) del Sol (23 700 millones de kilómetros), por lo que New Horizons nunca la alcanzará. Su vida útil terminará en algún momento de la próxima década, en función de cuánto dure su pila, un generador termoeléctrico de radioisótopos. Si viviese hasta 2038, alcanzaría el hito de las 100 UA de distancia.
Hitos de la misión Nuevos Horizontes
La misión New Horizons es la más emblemática del programa New Frontiers (Nuevas Fronteras) de la NASA, del que también forman parte Juno (una sonda que está explorando Júpiter), OSIRIS-REx (con destino al asteroide Bennu, donde recogerá muestras) y Dragonfly, un dron laboratorio que aterrizará dentro de unos años en Titán, el mayor satélite de Saturno. Pero volvamos a New Horizons: estos son sus hitos astronómicos ordenados cronológicamente.
El encuentro con Plutón
Aunque fue haciendo ciencia por el camino, el primer gran objetivo de New Horizons fue Plutón. En julio de 2015 se acercó a solo 12 000 kilómetros de la superficie del planeta enano. Tomó fotografías que mostraban dos hemisferios muy diferentes del planeta, uno mucho más activo que otro. Además, descubrió que tanto Plutón como Caronte tienen importantes reservas de agua helada. El planeta tiene también glaciares de nitrógeno congelado y una atmósfera muy activa que, sorpresa, es de color azul.
Arrokoth: un muñeco de nieve espacial
Tras abandonar Plutón, la sonda puso rumbo hacia el interior del cinturón de Kuiper. Aunque pueda parecer por el nombre que es una región espesamente poblada de asteroides, en realidad es una zona bastante desconocida y vacía en la que orbitan todo tipo de cuerpos que, en los orígenes del sistema solar, no lograron aglutinarse para formar algún astro de grandes dimensiones, al igual que sucede con el cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter. Además de Plutón, en este cinturón hay al menos otros dos planetas enanos, Haumea y Makemake.
De entre todos los objetos posibles, los científicos de la NASA decidieron que la sonda se aproximase a Arrokoth, apodado Ultima Thule (un término que en la Edad Media se usaba para referirse a cualquier lugar más allá de las fronteras del mundo conocido). Arrokoth es un astro pequeño, de un diámetro de aproximadamente 33 kilómetros, que se cree que se formó como resultado de la unión de dos asteroides más pequeños que no llegaron a fusionarse por completo. Como resultado, parece una especie de muñeco de nieve galáctico. La máxima aproximación de New Horizons se produjo en enero de 2019.
Otras observaciones y planes futuros
En su periplo a través del cinturón de Kuiper, la sonda también ha recabado datos de otros objetos transneptunianos como Arawn, Quaoar y el planeta enano Haumea. Además, ha tomado imágenes detalladas de dos estrellas cercanas al sistema solar, Proxima Centauri y Wolf 359. Por ahora, parece que a la New Horizons le quedan baterías para mucho más. Es probable que todavía haga un vuelo de acercamiento a otro objeto del cinturón. Pero todavía no se sabe a cuál. Los posibles candidatos están siendo estudiados a través del telescopio Subaru de Japón.
Si aguanta lo suficiente, en la próxima década entrará en un territorio solo antes observado por la Voyager 1. Podrá recabar datos sobre la heliosfera, la región espacial que se encuentra bajo la influencia del viento solar y su campo magnético. Eso sí, a la Voyager ya nunca la alcanzará, aunque sí ha tenido tiempo para sacarle una fotografía desde la distancia.
Imágenes | NASA/New Horizons, Plutón, Plutón y Caronte, JPL/Júpiter, Arrokoth