Los alumnos del Rincon High School de Tucson (Arizona, Estados Unidos) decidieron poner a prueba el clima de su ciudad plantando zanahorias en pleno verano. Su ubicación, entre varias montañas del desierto de Sonora, uno de los más grandes y calurosos del mundo, hizo pensar a muchos que el plan era inviable.
Sin embargo, la cosecha dio sus frutos. Los alumnos aprovecharon la sombra que dan los paneles fotovoltaicos instalados en su escuela para plantar las hortalizas, que crecen en climas más fríos. De otro modo, se hubiesen achicharrado bajo el ardiente sol del desierto.
Hoy, uno de cada diez colegios públicos de Estados Unidos cuenta con paneles solares que, además de facilitar experimentos como este, generan energía gratuita, renovable y no contaminante. Muchas de estas escuelas están en barrios de bajos ingresos, por lo que aprovechan el ahorro económico para reducir los costes del alumnado y de la comunidad.
Escuelas más sostenibles
En 2015, varias escuelas públicas del país comenzaron un plan para aprovechar la energía solar. Siete años después, el 9 % de los centros de la nación (unas 8400 K-12 schools, aquellas que abarcan la educación primaria y la secundaria) cuenta con paneles solares en sus instalaciones. Como resultado, más de seis millones de estudiantes están matriculados en escuelas en las que gran parte o la totalidad de la energía que se utiliza es renovable.
Los 1644 megavatios instalados en estas escuelas generan la energía necesaria para alimentar 300 000 viviendas cada año y evitan la emisión de 1,56 toneladas anuales de dióxido de carbono (CO?, uno de los principales gases de efecto invernadero que causan el cambio climático).
Son datos del informe ‘Brighter Future: A Study on Solar in U.S. K-12 Schools’ elaborado por Generation180, una organización sin ánimo de lucro que inspira a pasar a la acción y a apoyar la transición hacia las energías no contaminantes. Entre otras actividades, la organización analiza la adopción de energía solar en las escuelas K-12 de Estados Unidos.
“Con casi 50 millones de estudiantes que asisten a más de 130 000 escuelas K-12, el sector educativo en Estados Unidos juega un papel significativo en el abordaje de la crisis climática y en la transición hacia un futuro de energía cien por cien limpia”, explican en su informe. De acuerdo con sus estimaciones, alimentar todas las escuelas K-12 de Estados Unidos con energía solar evitaría la emisión de 60 millones toneladas de CO? cada año. Sería equivalente a cerrar 16 plantas eléctricas de carbón.
Un apoyo económico para los más vulnerables
A pesar de que el acceso a la financiación es una de las principales dificultades para instalar paneles solares en los colegios, el informe de Generation180 señala que muchos centros de zonas poco favorecidas han tenido la capacidad de hacerlo. En la actualidad, el 40 % de los más de seis millones de jóvenes que estudian en escuelas con energía solar provienen de familias con pocos ingresos.
Con el dinero que se ahorran en electricidad, los colegios pagan desde material escolar para los estudiantes hasta parte de los salarios de los profesores. En algunos casos, se han creado proyectos que benefician a toda la comunidad. Por ejemplo, el North Community High School de Mineápolis (Minesota) ofrece a familias desfavorecidas la posibilidad de acceder a la energía que genera.
En la actualidad, 65 viviendas cuentan ya con acceso a su propio panel solar gracias a la iniciativa. “Esto es muy importante y empoderante para las comunidades que a menudo se quedan atrás de muchas maneras”, señaló Kristel Porter, director ejecutivo de Minnesota Renewable Now.
Ahorro energético y jardines a la sombra
Para cuando llegó el final del otoño en Tucson, los estudiantes recogieron su cosecha de zanahorias y demostraron que los paneles solares también valen para originar un microclima diferente del que marca el desierto. La escuela cuenta con un jardín que aprovecha las conocidas como prácticas agrovoltaicas, aquellas que usan la tierra para el beneficio mutuo de la energía solar y agricultura.
En este caso, los paneles dan sombra a las plantas para que crezcan a pesar de las altas temperaturas. Además, la propia vegetación genera un ambiente más húmedo que contribuye al enfriamiento de los paneles y favorece que operen de manera más eficiente. Otro ejemplo de práctica agrovoltaica, señalan en el informe de Generation180, es criar ovejas y otros animales de pastoreo en campos con instalaciones de energía solar. Se encargan de la hierba baja y evitan que termine cubriendo los paneles.
Gracias a su jardín, los estudiantes del Rincon High School tienen también la posibilidad de colaborar con la Universidad de Arizona realizando investigaciones. Además de probar nuevos cultivos, han comparado las temperaturas de los jardines con las de otras zonas de la escuela, han estudiado cómo la forma de los paneles puede afectar a las plantaciones y han analizado si el agua de lluvia recolectada por estos es mejor o peor para regar.
“Las escuelas tienen la misión de preparar a los estudiantes para un futuro brillante«, señalan desde Generation180. Al cambiar a fuentes de energía limpias, enseñan a nuestros jóvenes y comunidades cómo lograr un clima estable y un planeta saludable”.
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Imágenes | Generation180, Kelly Sykkema